Espiritismo

Espiritismo

El espiritismo, también llamado doctrina espiritista, es una doctrina nacida en Francia a mediados del siglo XIX. Está basada en los libros publicados por el escritor francés Allán Kardec (1804-1869). El espiritismo se autodefine como «“ciencia” que trata la naturaleza, origen y destino de los espíritus, así como sus relaciones con el mundo corporal. Como “filosofía”, comprende todas las consecuencias morales que dimanan de esas mismas relaciones».[1]

La doctrina espiritista tiene seguidores en varios países alrededor del mundo.

Contenido

Acepción del término «espiritismo»

El término «espiritismo» (del francés spiritisme, de spirit: ‘espíritu’; e isme: ‘doctrina’) surgió como un neologismo (o más precisamente un porte-manteau), creado por el francés Allán Kardec para nombrar específicamente la doctrina de los espíritus, el cuerpo de ideas recopiladas por él en El libro de los espíritus (1857).[2]

Muchos espiritistas hispanohablantes prefieren nombrar la doctrina y a sí mismos con la palabra portuguesa espírita.[3]

Diferencias entre el espiritismo francés y el inglés

Vale la pena considerar también que el spiritisme francés y el spiritism inglés formaron instituciones independientes, aunque prácticamente iguales en sus principios y ambos términos se traducen al español indistintamente como espiritismo.[4] En la actualidad el spiritism inglés es totalmente indistinguible del spiritisme francés.

Sin embargo, la utilización del término, cuya raíz es común a diversas naciones occidentales de origen latino o anglosajón, hizo que él fuese incorporado rápidamente al uso cotidiano para designar todo lo que tenía relación con la comunicación con los espíritus. Así por espiritismo, hoy se identifica a las varias doctrinas religiosas y filosóficas que creen en la sobrevivencia del espíritu (alma) después de la muerte del cuerpo físico, y, principalmente, en la posibilidad de comunicarse con ellos, causal o deliberadamente, por evocaciones o de forma natural.

De este modo la palabra se utiliza para referirse a dos conceptos, el espiritismo como contacto con los espíritus, y como doctrina que estudia el origen, destino y naturaleza de los espíritus.

Fundamentos principales

Los principios fundamentos del espiritismo contenidos en sus obras fundamentales son:[2] [5]

  • La existencia y unicidad de Dios
  • La existencia de los espíritus: el ser humano es un espíritu ligado a un cuerpo (mediante una conexión denominada periespíritu). Los espiritistas definen con el término alma al espíritu cuando esta ligado a un cuerpo (es decir cuando esta encarnado). El espíritu es un ser inteligente, individual (antes y después de la muerte) e inmortal.
  • Comunicabilidad de los espíritus (mediumnidad): La posibilidad de comunicar con los espíritus encarnados (vivos) y desencarnados (muertos) mediante la mediumnidad.
  • La ley de causa y efecto: es el mecanismo de retribución ética universal a todos los espíritus, según la cual nuestra condición actual es el resultado de nuestros actos pasados. Es un concepto prestado del hinduismo (llamado en sánscrito karma).
    • La reencarnación: es el proceso natural que permite encarnar sucesivas veces con la función de permitir el perfeccionamiento de los espíritus. Implica la evolución o progreso de los espíritus en un proceso análogo y complementario de la evolución biológica. Es un concepto prestado del hinduismo.
    • No existe el cielo ni el infierno eternos: la felicidad o infelicidad relativas después de la muerte las determina el estado moral y psicológico del individuo. Este concepto fue prestado del hinduismo.[6]
  • La pluralidad de mundos habitados. La Tierra no sería el único planeta con vida en el universo. Cada planeta funcionaría como un purgatorio donde las almas viven para pagar el karma del pasado. Es un concepto prestado del hinduismo.
  • La noción de que los espíritus son responsables de sus actos durante toda su existencia.

Además de esto se pueden aceptar como características secundarias:[5]

  • El concepto de creación igualitaria de todos los espíritus, «simples e ignorantes» en su origen, y destinados invariablemente a la perfección, con aptitudes idénticas para el bien o para el mal, dado el libre albedrío. (Este concepto derriba la creencia en ángeles o demonios como seres creados aparte y condenados eternamente al bien o al mal)[7]
  • Jesús es considerado por los espiritistas como un modelo y guía moral para la humanidad.[8] El espiritismo no acepta el dogma de la Santísima Trinidad, considera que Jesús es un espíritu al igual que los hombres, pero en un estado evolutivo muy superior.
  • La moral de Cristo, contenida en el Evangelio, es el camino para la evolución segura de todos los hombres, y su práctica es la solución para todos los problemas humanos y es el objetivo a ser alcanzado por toda la humanidad.

Según los espiritistas, la relación humana con lo espiritual no necesita ninguna mediación institucional. Una espiritualidad natural es suficiente y es más apropiada para la realización humana.

El espiritismo carece de rituales, culto, templos o sacerdotes, por lo que los espiritistas no lo consideran una religión.

Caracteres de las reuniones espiritistas[5] [9]

  • Ausencia de jerarquía sacerdotal. No hay ningún hombre que sea intermediario entre Dios y los hombres.
  • Total ausencia de culto a imágenes, altares, etc.
  • Ausencia de cualquier ritual o sacramento: bautismo, casamiento, etc.
  • Incentivo al respeto y tolerancia de todas las religiones. Muchos espiritistas lo consideran su «segunda religión».
  • La práctica espiritista es gratuita y sin ánimo de lucro.

Obras básicas[10]

Los historiadores Henri Sausse,[11] Francisco Thiesen y Zêus Wantuil,[4] [12] coinciden en el hecho de que Allán Kardec no fue el autor intelectual de la mayor parte de lo contenido en las obras básicas. Él recibió en 1855 de Carlotti y de un grupo de seguidores, 50 cuadernos conteniendo relatos de experiencias y comunicaciones diversas, obtenidas a través de diversos médiums, de almas que se decían personas muertas. Allán Kardec analizó, ordenó y completó, con la información concordante obtenida de los espíritus «a través de diversos médiums, desconocidos entre sí, y en distintas partes del mundo»,[2] organizando estos trabajos en 5 obras, consideradas básicas para el espiritismo.

Los espiritistas reconocen a Allán Kardec como el codificador de la doctrina espiritista, no como el creador de la misma. Los espiritistas consideran que los autores de la mayor parte de los textos espiritistas no han sido los médiums, sino los propios espíritus de personas muertas (que los espiritistas llaman «personas desencarnadas»).

Las 5 obras básicas, conocidas como «Pentateuco kardequista» son:

«El libro de los espíritus»

Primera edición: 18 de abril de 1857

En su primera página se lee: «Contiene: los principios de la doctrina espírita. Sobre la inmortalidad del alma, la naturaleza de los espíritus y sus relaciones con los hombres, las leyes morales, la vida presente, la vida futura y el porvenir de la humanidad, según la enseñanza dada por los espíritus superiores con la ayuda de diversos médiums. Recopilada y puesta en orden por Allán Kardec».[2]

Este libro se ordena en forma de preguntas y respuestas abarcando los más diversos temas con sus 1019 preguntas.

«El libro de los médiums»

Primera edición: enero de 1861

En su portada se establece su contenido: «Guía de los médiums y de los evocadores. Contiene la enseñanza de los espíritus sobre la teoría de todos los géneros de manifestaciones, los medios de comunicarse con el mundo invisible, el desarrollo de la mediumnidad, las dificultades y los escollos que se pueden encontrar en la practica del espiritismo. Continuación de El libro de los espíritus; por Allán Kardec».[13]

Esta obra trata de las manifestaciones espiritistas y de los médiums, por tanto, de la parte fenoménica del espiritismo, y lo caracteriza como «ciencia» de observación que analiza las relaciones entre el mundo corpóreo y el mundo invisible o espiritual.

«El Evangelio según el espiritismo»

Primera edición: abril de 1864

«Contiene la explicación de las máximas morales de Cristo, su concordancia con el espiritismo y su aplicación a las diversas posiciones de la vida».[14]

En su contratapa de la edición moderna (2001) se lee: «Esta obra define la esencia religiosa de la doctrina espírita, como verdadero cristianismo, restaurado por la interpretación que los espíritus dieron a los textos evangélicos. Ella muestra el poder del amor en las más diversas situaciones de la vida, cuando dejamos que ese sentimiento divino guíe nuestras manos y nuestros pasos, para servir al prójimo, resultando de ello que todo se equilibre a nuestro alrededor».

«El cielo y el infierno»

Título original: El cielo y el infierno o la justicia divina según el espiritismo Primera edición: agosto de 1865

«Contiene: El examen comparado de las doctrinas sobre el transito de la vida corporal a la vida espiritual, las penas y las recompensas futuras, los ángeles y los demonios, las penas eternas, etc., seguido de numerosos ejemplos sobre la situación real del alma durante y después de la muerte. Además entre otros como la revista espírita y algunos otros literarios en su doctrina espiritista».[6]

¿Cuál es el destino del hombre después de la muerte física? ¿Cuáles serían las causas del temor a la muerte? ¿Existe el Cielo y el Infierno? ¿Merece crédito la antigua creencia en los ángeles y demonios? ¿Cómo procede la justicia divina? Estas y otras cuestiones relacionadas son debidamente esclarecidas, en la primera parte de esta obra, a la luz de la lógica y de las enseñanzas de los espíritus. En la segunda parte, titulada «Ejemplos Kardec» registra numerosas comunicaciones de espíritus: clasificados por categorías, tales como: felices, sufridores, arrepentidos, endurecidos y suicidas- que ejemplifican la doctrina expuesta anteriormente.

«La Génesis»

Título original: La génesis, los milagros y las profecías según el espiritismo.
(El artículo femenino «la» se utiliza para diferenciarlo del Génesis bíblico).

Primera edición: enero de 1868.

Trata asuntos como: Dios y la visón de los hombres sobre su existencia y naturaleza, la Providencia divina, el bien y el mal, el espacio y el tiempo, la formación de los mundos, la génesis orgánica y la génesis espiritual, los milagros y su explicación, la superioridad de la naturaleza de Jesús y la desaparición de su cuerpo, y muchos otros asuntos.[15]

Historia

Antecedentes

Desde la Antigüedad la humanidad ha creído posible comunicarse con los espíritus de los muertos. En la Grecia antigua, se daba por cierto que los difuntos habitaban en el Hades y era posible entrar en contacto con ellos mediante rituales mágicos. En La Odisea, de Homero, Odiseo llega al Hades y lleva a cabo un ritual, según lo indicado por la hechicera Circe, con lo cual logra hablar con el espíritu de su padre y con los de sus compañeros muertos en Troya. Asimismo, los chamanes de los pueblos originarios de Asia y Oceanía afirmaban tener la capacidad de comunicarse con los espíritus de los difuntos.

Durante la Edad Media, se mantuvo la creencia de que los espíritus regresaban regularmente al mundo de los vivos y se multiplicaron los cuentos de fantasmas. En Hamlet, el dramaturgo William Shakespeare presenta al fantasma del rey asesinado demandando venganza al protagonista, su hijo. Ese tipo de aparición estaba registrada en muchos relatos anteriores a la época de Shakespeare, pero no consta que hubiera una práctica propiamente espiritista para establecer la comunicación con los muertos.

El espiritismo en el siglo XIX

Durante el siglo XIX se suscitó en Estados Unidos una creciente oleada de fenómenos mediúmnicos que luego extendió sus prácticas y conocimientos a varios países europeos. En el año 1848, se reportó en la localidad neoyorkina de Hydesville, Estados Unidos, el primer caso de un fenómeno poltergeist.

En 1854, en París, Francia, el espiritista Allán Kardec se abocó al estudio de este tipo de fenómenos paranormales, en particular, las manifestaciones de las llamadas «mesas giratorias». Las explicaciones de las causas de estos fenómenos, al igual que el sistema filosófico derivado de aquellas, sentó las bases del espiritismo.

Sus investigaciones derivaron en la publicación en 1857 de El libro de los espíritus. Este volumen supone el comienzo del movimiento espiritista contemporáneo. En los años que siguen, Kardec publicó numerosos libros, como El libro de los médiums (1861), El evangelio según el espiritismo (1864), El Cielo y el Infierno o la justicia divina según el espiritismo (1865) y Génesis, los milagros y las profecías según el espiritismo (1868). En 1858 fundó la Revista Espírita, de la que fue director hasta 1869 (año de su muerte).

Muchas personas de renombre de Europa y los Estados Unidos gradualmente abrazaron el espiritismo como una explicación lógica de la realidad, incluso de temas relacionados con la trascendencia, como Dios y la vida después de la muerte. Miles de sociedades espiritistas fueron creadas en ambos continentes, y en algunos países como España, la disciplina Espiritismo fue candidata a integrar los programas regulares de segunda enseñanza y de las facultades de ciencias, y de filosofía y letras.

El espiritismo en los siglos XX y XXI

Con el despertar a la revolución industrial el hombre en occidente deja a un lado la espiritualidad por el imediatismo de la industria,al correr de los años y el sentimiento de vació interior,retoma el rumbo que le marca su consciencia la de un dios inmanente

En América Latina, el espiritismo se expande en una corriente que intenta mantenerse fiel al proyecto inicial de Kardec y otra de carácter netamente religioso.

La primera corriente, con foco en Argentina, postula al espiritismo como ciencia-filosofía-moral. La segunda corriente, con base en Brasil, es de grandes dimensiones y postula al espiritismo como ciencia-filosofía-religión, sobre la base del catolicismo y el roustangismo.

Si bien ambas corrientes comparten el mismo nombre «espiritismo», sus desarrollos, proyectos y razonamientos divergen sustancialmente hasta el punto de constituir dos espacios diversos y, en lo esencial, contradictorios.

Críticas

Espiritismo como pseudociencia

El espiritismo es considerado una pseudociencia o superstición en los ámbitos científicos y escépticos. El físico y epistemólogo Mario Bunge (1919–), en su libro Investigación científica (1969), lo incluye en su listado de pseudociencias por no cumplir con los requisitos básicos de la metodología científica. Por otra parte, el ilusionista James Randi ofrece un premio de un millón de dólares a cualquiera que logre demostrar fehacientemente la existencia de aunque sea un fenómeno o poderes paranormales —incluyendo el tipo de manifestaciones de los que se ocupa el espiritismo— pero el premio está desierto desde que se ofreció.

Randi describe al escritor escocés sir Arthur Conan Doyle (célebre por sus historias sobre el detective Sherlock Holmes) como «un poco esnob». Y opina que su aceptación del espiritismo —que Randi considera «increíblemente ingenua»— legitimó a esta creencia como religión.

La Iglesia católica, asimismo, ha condenado en repetidas ocasiones y con extrema dureza a la doctrina espiritista, aunque cree que los espiritistas realmente tienen contacto con los muertos.[16]


El espiritismo en la cultura popular

Muchas personas han tenido contacto con prácticas que intentan el contacto con los muertos a través de prácticas adivinatorias como el juego de la copa o la tabla uishá. Algunos espiritistas ortodoxos, sin embargo, afirman que este tipo de técnicas no forman parte del cuerpo doctrinal del espiritismo.

Espiritistas célebres

  • Victor Hugo (1802-1885): escritor francés.
  • Allán Kardec (1804-1869): escritor francés.
  • Charles Dickens (1812-1870): escritor británico.
  • Alfred Russel Wallace (1823-1913): investigador británico.
  • William Crookes (1832-1919): investigador británico.
  • Daniel Dunglas Home (1833-1889).
  • Amalia Domingo Soler (1835-1909): escritora y médium española.
  • Margaret (1836-1893) y Kate Fox (1837–1892): médiums canadienses.
  • Camille Flammarion (1842-1925): investigador francés.
  • León Denis (1846-1927): investigador francés.
  • Florence Cook (1848-?): médium londinense.
  • Oliver Lodge (1851-1940): investigador.
  • Eusapia Paladino (1854-1918): médium italiana.
  • Arthur Conan Doyle (1859-1930): escritor británico.
  • Ernesto Bozzano (1862-1943): investigador italiano.
  • Francisco I. Madero (1873-1913): médium escribiente, y presidente de Mexico.
  • Chico Xavier (1910-2002): médium brasilero.

Véase también

Referencias

  1. Allán Kardec: Qué es el espiritismo (preámbulo).
  2. a b c d El libro de los espíritus. Instituto de Difucion [sic, por Difusión] Espirita [sic, por Espírita]. 2001. ISBN 85-7341-288-7. 
  3. La palabra espírita no es una palabra del idioma español, según una búsqueda en el Diccionario de la lengua española.
  4. a b Zêus Wantuil: As mesas girantes e o espiritismo. Río de Janeiro: Federación Espírita Brasilera, 1994.
  5. a b c Hu Rivas, Luis (2006). Doctrina espírita para principiantes. Consejo Espírita Internacional. ISBN 85-98161-15-2. 
  6. a b El Cielo y el Infierno o la justicia divina según el espiritismo. Instituto de Difusión Espirita [sic, por Espírita]. 2001. ISBN 85-7341-188-0. 
  7. Allán Kardec: El libro de los espíritus (libro segundo, capítulo 1). IDE, 2001. ISBN 85-7341-288-7
  8. Allán Kardec: El libro de los espíritus (libro 3, capítulo 1, pregunta 625). Sin datos: IDE, 2001, ISBN 85-7341-288-7
  9. Consejo Espirita [sic, por Espírita] Internacional (2005). «Conozca el espiritismo». Consultado el 5 de abril de 2009.
  10. Federación Espírita Uruguaya. «Obras básicas». Consultado el 5 de abril de 2009.
  11. Biografía de Allan Kardec. Victor Hugo. 1952. ISBN 980-6204-00-X, 9789806204003. 
  12. Allán Kardec. Federação Espírita Brasileira, Departamento Editorial. 1979. volumen 1 ISBN 85-7328-188-X, volumen 2 ISBN 85-7328-052-2, volumen 3 ISBN 85-7328-160-X. 
  13. Allán Kardec: El libro de los médiums. Instituto de Difusión Espírita, 2001.
  14. El Evangelio según el espiritismo. Instituto de Difusión Espírita. 2001. ISBN 85-7341-301-8. 
  15. Allán Kardec: La génesis, los milagros y las profecías según el espiritismo. Río de Janeiro: Instituto de Difusión Espírita, 2001.
  16. DE HERRERA Y DE LA IGLESIA, José Martín (arzobispo de Santiago de Cuba): El espiritismo - Carta pastoral contra adivinadores, agüeros, pitonisas, encantadores y nigrománticos [1881, Editora de Juan José Antequera Luengo]. Sevilla (España): Facediciones, 2010.

Enlaces externos


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