Batalla de Málaga

Batalla de Málaga
Para la batalla de 1704, véase Batalla de Vélez-Málaga.
Batalla de Málaga
Parte de la Guerra Civil Española
Carretera Málaga 1937.jpg
Civiles malagueños huyendo por la carretera costera.
Fecha 3 al 8 de febrero de 1937
Lugar Málaga capital y provincia.
Resultado Victoria de los sublevados
Cambios territoriales La Provincia de Málaga es conquistada por los sublevados.
Beligerantes
Flag of Spain 1931 1939.svg República Española Bandera del bando nacional 1936-1938.svg Fuerzas Sublevadas
Flag of Italy (1861-1946).svg Italia (CTV)
Comandantes
Flag of Spain 1931 1939.svg José Villalba Rubio
Flag of Spain 1931 1939.svg Manuel Hernández Arteaga
Bandera del bando nacional 1936-1938.svg Gonzalo Queipo de Llano
Bandera del bando nacional 1936-1938.svg Duque de Sevilla
Bandera del bando nacional 1936-1938.svg Antonio Muñoz Jiménez
Bandera del bando nacional 1936-1938.svg Agustín Muñoz Grandes
Flag of Italy (1861-1946).svg Mario Roatta
Fuerzas en combate
Ejército del Sur
(republicano)

• 40.000 milicianos
• 16 piezas de artillería
• Escasas municiones[1]
Ejército del Sur
(sublevado)

• 15.000 regulares
• Abundante artillería
Corpo Truppe Volontarie
• 10.000 soldados
• Abundante artillería y carros blindados[2]
Aviación Legionaria
• 100 aviones
Armada nacional
• 3 cruceros
Bajas
• 5000-7000 muertos
• 4000 fusilados.[3]
Españolas: Mínimas
Italianas: 74 muertos,
221 heridos,
2 desaparecidos

La batalla de Málaga fue una ofensiva de principios de 1937 lanzada por una fuerza combinada del bando sublevado y los italianos del Corpo Truppe Volontarie para arrebatar el control de la provincia de Málaga a los republicanos durante la Guerra Civil Española. La participación de regulares marroquíes y tanques italianos del recién llegado CTV llevó a la retirada de los republicanos y la capitulación de Málaga en menos de una semana. La caída de la ciudad produjo uno de los mayores éxodos de civiles en la Guerra Civil, eclipsado por la posterior Masacre de la carretera Málaga-Almería.

Contenido

Antecedentes

La situación de Málaga

La ciudad de Málaga y buena parte de su provincia se habían mantenido en el bando republicano desde el inicio de la Guerra Civil, aunque las milicias y comités obreros se habían hecho con el control de la zona. Ya durante la República, Málaga se había caracterizado por la fuerza del movimiento obrero, en especial de la CNT y del Partido Comunista de España, que consiguió el primer diputado de su historia por ésta provincia: Cayetano Bolívar. Una vez que los sublevados lograron levantar el sitio de Granada, Málaga y su provincia quedaron en un casi total aislamiento. Así desde el 18 de agosto de 1936, Málaga se convirtió en una especie de península republicana en zona nacional, unida a su zona por un estrecho pasillo, que invitaba a ser estrangulado. Su posesión, desde luego, aportaba grandes beneficios al territorio nacional controlado por los sublevados: Málaga era un puerto importante en el Mediterráneo, con 150.000 habitantes (siendo la segunda ciudad más grande de la zona andaluza). Su conquista acortaría la línea del frente en 150 kilómetros y desalojaría la amenaza que aún persistía sobre la ciudad de Granada. Por otro lado, no sólo privaría a la armada republicana de una punta de lanza sobre el estrecho sino que dotaría a los nacionales de un excelente puerto en pleno Mediterráneo, sobretodo al facilitar las comunicaciones del sur de España con Marruecos y con Mallorca.

Fuerzas presentes

Bando republicano

Las tropas republicanas en Málaga distaban mucho de ser un ejército organizado, en medio de una mezcolanza de milicias de distintos partidos y sindicatos. El jefe republicano de la zona era el coronel Villalba, que había sido recientemente trasladado a la plaza andaluza desde Cataluña; Contaba con el consejo de un coronel ruso, a quien llamaban Kremen aunque existía una nula colaboración entre ellos, como tampoco las había entre Villaba y Martínez Monge (que no era otro que su superior y jefe del Ejército de Andalucía) y también con el jefe del Alto Estado Mayor en Valencia, Martínez Cabrera.[4] Cayetano Bolívar (diputado comunista por Málaga) intercambió múltiples cartas con Largo Caballero, presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra, e incluso viajó a Valencia para pedir refuerzos. Ante las múltiples peticiones, Largo Caballero (según el testimonio de Dolores Ibárruri) habría respondido con la frase ni un fusil ni un cartucho más para Málaga.[5] Las tropas de Villalba se elevaban a unos 30.000-40.000 hombres (otras fuentes reducen la cifra a 20.000), en una mezcla de milicianos de distintos partidos y sindicatos, mal armados, sin entrenamiento alguno y totalmente indisciplinados.[6] También había algunos guardias de asalto y escasa tropa entrenada. Por si esto no fuera poco, contaban solo con 8000 fusiles y 16 piezas de artillería. A pesar de todo, las milicias se mostraban confiadas y contaban con el apoyo de los campesinos de la provincia[7]

Bando sublevado

Las fuerzas sublevadas empezaron a concentrarse a principios de Enero de 1937. Al Norte se situaron las fuerzas mecanizadas de los camisas negras italianos que habían empezada a reunirse bajo el mando de Roatta: Constiuían 9 batallones en total, algo más de 10.000 hombres. Muchos de estos hombres eran soldados de la Marcha sobre Roma de 1922 aunque la gran mayoría de ellos, si bien legalmente eran voluntarios, pocos estaban allí de verdadera voluntad. Contaban con el apoyo de la fuerza aérea legionaria italiana (unos 100 aviones) y con el inestimable apoyo de la Agrupación de carros de asalto y autos blindados. Se encontraba aquí el germen del posterior Corpo Truppe Volontarie (CTV).[8] Por otro lado se encontraban las fuerzas de los españoles sublevados, distribuidas en 3 puntos: las fuerzas al mando del Francisco Borbón y de la Torre (Duque de Sevilla) se encontraban situadas junto a Estepona, en el extremo occidental de la provincia; otro grupo se encuentra en Ronda; Y finalmente otro importante grupo se encontraba en el frente de Granada, en el extremo oriental. Todas estas fuerzas contaba, además, con apoyo suplementario de artillería, caballería y aviación, además de tabores de regulares marroquíes. Queipo de Llano, primero desde su base en Sevilla y luego a bordo de los cruceros de la flota sublevada, quedó como comandante en jefe de toda la operación.[9]

Operaciones bélicas

Operaciones preventivas

El 17 de enero empezó una ofensiva nacionalista en la zona, dirigida por Queipo de Llano (que ostentaba el mando del ejército del sur sublevado). El coronel Duque de Sevilla, un primo del ex-rey, tenía el mando directo de las tropas. Empezó por ocupar la parte occidental del territorio republicano (que incluía hasta Marbella) en los tres primeros días. A continuación las tropas de la guarnición de Granada, al mando del coronel Muñoz, avanzaron para apoderarse de Alhama y los territorios circundantes, al norte de Málaga. Estos dos ataques y otros preliminares se llevaron a cabo sin encontrar la más mínima resistencia por parte de los grupos milicianos presentes en la zona.[10] Aunque los refugiados de los territorios recién perdidos afluían a la ciudad y dormían sobre las losas de la catedral, el mando republicano de Málaga no sospechó que aquellos acontecimientos anunciaran una campaña general ni tomó medidas al respecto; Lo cierto es que tampoco tenían hombres y artillería suficientes como para poder reforzar las pobres defensas de la zona. Y tampoco el gobierno de Valencia podría haber enviado refuerzos y artillería, ya que la carretera costera estaba cortada a su paso por Motril debido a unas inundaciones[11]

Asalto sobre Málaga

Asalto sobre Málaga.

El 3 de febrero comenzó el ataque definitivo contra Málaga. Tres batallones, dirigidos por el Duque de Sevilla, avanzaron desde el sector de Ronda, encontrándose esta vez una furiosa resistencia; Por su parte, la mañana del 5 de febrero los camisas negras iniciaron su avance desde el norte de la ciudad. En Málaga capital cundió el pánico, en parte por el miedo a quedar sitiados; Villaba no pudo infundir un espíritu de lucha a los hombres de Málaga, y su temperamento convencional no le permitía creer que una población civil pudiera combatir hasta la muerte. En aquellas circunstancias, tras la ruptura inicial del frente, el avance de los sublevados e italianos continuó por las carreteras con regularidad rítmica, sin encontrar demasiada resistencia ante el pánico generalizado. La mañana del 6 de febrero, los italianos llegaron a las cumbres de Ventas de Zafarraya, desde dominaban cualquier posible retirada por la Carretera de Almería.[12]

A pesar de todo la resistencia se endureció, siendo alcanzado Roatta por uno de los pocos disparos realizados con decisión entre los inexpertos milicianos, aún siendo una herida tan leve que siguió al mando. Ante la gravedad de la situación, Villalba ordenó la evacuación ya que creyó que había llegado el último momento. Sin embargo, los nacionalistas no cortaron la carretera de retirada; No deseaban enfrentarse con la lucha desesperada a la que, inevitablemente, se habría visto lanzada una ciudad sitiada. Finalmente, el 7 de febrero por la tarde, los italianos llegaron a los suburbios de Málaga; Al día siguiente, con los españoles a las órdenes del Duque de Sevilla, entraron en la ciudad desolada. El centro urbano había sido fuertemente bombardeado y durante los primeros días de la guerra los anarquistas y demás grupos radicales habían arrasado el elegante barrio (de la alta burguesía malagueña) de La Caleta, con lo que la ciudad presentaba un aspecto dantesco.[13] La campaña continuó, si bien quedaba todavía un largo pasillo vacío fuerzas organizadas que pudieran hacer oposición al avance italo-español; Ya el 6 de febrero los italianos habían alcanzado Vélez-Málaga pero no bajaron hasta la costa ni tampoco cortaron la carretera.[14]

Por otro lado, la marina nacionalista (destacando los cruceros pesados Canarias y Baleares prestaba el fuego de sus baterías; 33 cazas Fiat y 34 bombarderos y cazabombarderos dominaban el cielo. Con este poderío aeronaval fue posible el acoso de las largas columnas de civiles y milicianos que huían hacía Almería, provocando una gran masacre. La desbandada a lo largo de la carretera continuó hasta que el 14 de febrero llegaron desde Valencia la 6ª Brigada Mixta y parte de la XIII Brigada Internacional, que se establecieron en Albuñol, donde quedó estabilizado el frente bélico hasta que terminó la guerra.[15] El intento de defensa aérea de este éxodo fue el último combate en el que participó la Escuadrilla España, bajo dirección de André Malraux, y a pesar de tener numerosas bajas lograron obtener algunos éxitos, aunque las operaciones en Málaga ya habían terminado para mediados del mes de Febrero.[16] Queipo de Llano quedó muy irritado cuando Franco le impuso restricciones para que no continuase su avance hacia Almería; Esta decisión constituyó un grave error ya que podría haber conquistado el resto de Andalucía Oriental, Almería incluida, sin haber encontrado mucha resistencia.[17]

Masacre de la carretera de la costa

La toma de Málaga por el bando sublevado también tuvo otra grave consecuencia. Ante los primeros movimientos franquistas hacia Málaga, en la capital cundió el pánico ante la represión, por lo que muchos civiles y milicianos optaron por huir por la carretera de Almería. Ésta no había sido cortada, si bien estaba a merced de los bombardeos desde tierra, mar y aire.[18] Se calcula que fueron decenas de miles los que intentaron huir, aunque el camino era extremadamente difícil tanto por los bombardeos como por el hecho de que la carretera se encontraba en pésimas condiciones a la altura de Motril. Gran parte de la población de la ciudad, temiendo las represalias, huyó por carretera hacia Almería, siendo bombardeados por mar y aire por las fuerzas ocupantes, que causaron miles de muertos entre la población civil. Estos graves acontecimientos son conocidos como la masacre de la carretera Málaga-Almería y fueron dados a conocer al mundo por el testimonio del doctor Norman Bethune, que acudió con su unidad de transfusiones a socorrer a los refugiados.[19] Constituye una de las mayores masacres civiles de la guerra al tiempo que una de las más desconocidas si la comparamos con el éxodo de civiles que estaban por venir, como en de los Pirineos (en 1939) o el más reciente de todos, por efecto de la Campaña de Guipúzcoa (en Septiembre de 1936). Los cálculos sobre la cantidad de huidos de Málaga son confusos y difíciles. Se calcula que fueron entre 15.000 y 150.000 personas. La acción del ejército franquista sobre los huidos por la carretera de Almería provocó entre 3.000 y 5.000 muertos, la gran mayoría civiles.[20]

Represión franquista en Málaga

A continuación de la toma de Málaga tuvo lugar la represión más feroz ocurrida en España desde la toma de Badajoz. Dicha represión se desencadenó por el recuerdo de los 2500 muertos bajo la República durante los primeros meses de la guerra: de la destrucción de iglesias y el saqueo de casas particulares. En la ciudad quedaron miles de simpatizantes republicanos y militantes de izquierda: algunos de ellos fueron fusilados de inmediato, y el resto fueron encarcelados, pero por poco tiempo. Un testigo ocular afirmó que, en la primera semana después de la caída de ciudad, mataron a 4000 personas.[21] A día de hoy se sabe que la cifra no es en nada exagerada y que incluso podría ser mucho mayor, si bien ya hay confirmadas más de 3700 personas en las fosas de los cementerios de Málaga capital.[3] Desde luego, muchos fueron fusilados sin juicio previo, en las playas, y otras tras un breve juicio a cargo del consejo de guerra recién establecido.[22] A la vez, hubo escenas dantescas en los cementerios por el profanamiento de tumbas republicanas por parte de falangistas y beatas; Las personalidades que habían huido por la carretera de Almería no fueron un problema, pues las represalias también alcanzaban a sus familiares que se habían quedado en la ciudad. Uno de los fiscales de Málaga encargados de los juicios sumarísimos era por entonces un joven abogado, Carlos Arias Navarro,[23] que había pasado seis meses en la cárcel de la ciudad, y que entonces iniciaba una carrera política que finalmente le introduciría en las altas esferas del poder, ya en el tardofranquismo.[24]

Consecuencias

La victoria de los sublevados, con la ayuda italiana del Corpo Truppe Volontarie fue completa ante la debilidad republicana; Además, era muy difícil la defensa de una ciudad que militarmente estaba rodeada por la España franquista. Los sublevados consiguieron hacer desaparecer el pasillo que comunicaba Málaga con el demás territorio republicano y entonces el ejército sublevado se hizo con la ciudad. La caída de Málaga fue un golpe para la España republicana aunque no tuvo más consecuencias para la zona republicana durante el resto de la guerra. Si las tendría la enorme represión desatada contra los republicanos y militantes de izquierda que permanecieron en la ciudad. Los que pudieron huir por la carretera costera tampoco evitaron completamente la muerte, ya que la aviación y la marina de los sublevados se dedicaron a bombardear dicha carretera, produciendo otra gran masacre.

Por otro lado, la fácil y completa victoria de las tropas del CTV constituyó todo un triunfo resonante para el mundo y, especialmente, para Mussolini; La idea de poderío del cuerpo expedicionario fue una vana ilusión, pues las posibilidades militares de los republicanos en Málaga eran inexistentes. Lo cierto es que adolecía de graves carencias que un mes más tarde se pondrían de manifiesto durante la Batalla de Guadalajara.

Referencias

  1. Hugh Thomas, pág. 634
  2. Hugh Thomas, pág. 632
  3. a b Diario Sur. ««Sabemos nombres y apellidos de 3.600 fusilados en Málaga»». Consultado el 19-10-2010.
  4. Hugh Thomas, pág. 634
  5. Hugh Thomas (1977). Historia de la guerra civil española. Barcelona: Grijalbo. pp. 634. ISBN 84-226-0874-X.  citando Guerra y revolución en España 1936-1939, de Dolores Ibárruri
  6. Hugh Thomas, pág. 634
  7. Martínez Bande.La campaña de Andalucía, pág. 146.
  8. Hugh Thomas, pág. 632
  9. Hugh Thomas, pág. 632.
  10. Hugh Thomas, pág. 632
  11. La campaña de Andalucía. Martínez Bande.
  12. Manuel Tuñón de Lara: La Guerra Civil Española 50 años después, pág. 225
  13. Hugh Thomas, pág. 631
  14. Hugh Thomas, pág. 635
  15. Manuel Tuñón de Lara: La Guerra Civil Española 50 años después, pág. 225
  16. Hugh Thomas, pág. 635
  17. Hugh Thomas, pág. 637
  18. ADN: La masacre de la carretera Málaga-Almería de 1937
  19. El País «El solidario Norman Bethune» Consultado el 15 de febrero de 2010
  20. CNT: Monumento en memoria de las Víctimas de la Caravana de la Muerte
  21. Hugh Thomas, pág. 635
  22. Hugh Thomas, pág. 636
  23. Debido a sus actuaciones en los juicios sumarísimos, después acabaría siendo conocido como El Carnicero de Málaga
  24. Hugh Thomas, pág. 636

Bibliografía

  • Franz Borkenau. El reñidero español. Ibérica de Ediciones y Publicaciones. Madrid. 1977. ISBN 84-85361-01-6
  • Hugh Thomas. La Guerra Civil Española. Nueva York: Harper & Brothers, 1961.

Enlaces externos


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