Mirta Acuña de Baravalle

Mirta Acuña de Baravalle
Mirta Acuña de Baravalle
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Nacimiento 1915
Bandera de Argentina Argentina
Nacionalidad argentina
Ocupación Activista
Hijos Ana María Baravalle

Mirta Acuña de Baravalle (n. 1915) es una activista de derechos humanos en la Argentina, una de las doce fundadoras de las asociaciones Madres de Plaza de Mayo y Abuelas de Plaza de Mayo.

Contenido

Biografía

El 28 de agosto de 1976, durante la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) fue secuestrada-desaparecida su hija Ana María Baravalle, quien se encontraba embarazada, junto a su yerno Julio César Galizzi.

Madres de Plaza de Mayo

Durante varios meses buscó a sus familiares sola y sin apoyo. A comienzos de 1977 integró el primer grupo de madres y familiares que se comenzaron a reunir en la Plaza de Mayo, que luego fue conocido como Madres de Plaza de Mayo y de la cual fue una de sus catorce fundadoras.[1]

A principios del 77 fui a la Casa de Gobierno, a entrevistarme, porque supuestamente nos iban a dar información. Ahí nos quedamos esperando a que alguien nos informase, pero nadie lo hizo. Y seguimos yendo. Una mañana estábamos cinco personas frente a la Casa de Gobierno y llegaron cinco soldados con sus Itacas a pedirnos que nos retiráramos, así que nos fuimos a la Plaza, donde hay un banco circular. Nos sentamos en el banco tres mujeres, una de ellas puso una bolsita en el suelo, sacó un tejido y se puso a tejer, como diciendo: “Aquí estamos tranquilamente tomando el sol”. Era Azucena (Villaflor de Vincenti). Fue ella la que nos convocó para ir a la Plaza, porque era el único lugar dónde había una posibilidad de ser escuchadas. El primer jueves éramos catorce pero después, lamentablemente, los secuestros empezaron a ser tan sistemáticos que cada vez éramos más.[1]

En octubre de 1977 recibió la invitación de Alicia Zubasnabar de De la Cuadra, "Licha", también participante de las rondas de las Madres, para formar un grupo especial de abuelas buscando a sus nietos desaparecidos. Fue también una de las doce mujeres fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo.

En 1986, por discrepancias internas Madres de Plaza de Mayo se fracturó. Mirta Acuña integró el sector llamado Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Abuelas de Plaza de Mayo

El golpe de estado del 24 de marzo de 1976 estableció un régimen terrorista que tuvo como eje la desaparición forzada de los opositores y la imposición de un clima de terror destinado a evitar cualquier reclamo; el sólo hecho de preguntar por el paradero de un familiar detenido-desaparecido era riesgoso y podía resultar a su vez en la detención-desaparición.[2] En ese momento la situación de indefensión e impotencia de los familiares de las personas desaparecidas era extrema, ya que ninguna democracia del mundo, ni la Iglesia Católica, de gran influencia en el país, o las organizaciones internacionales humanitarias, estaba dispuesta a condenar las atrocidades cometidas por el régimen militar y, por el contrario, en algunos casos cooperaban con la represión ilegal. Tampoco era posible recurrir al sistema judicial, ya que los jueces argentinos rechazaban sistemáticamente los recursos de hábeas corpus.[3]

En esas condiciones un grupo de madres, padres y familiares de los desaparecidos iniciaron un movimiento de resistencia no violenta, que se volvería histórico. La propuesta surgió de Azucena Villaflor, luego desaparecida y asesinada por la dictadura:

Tenemos que ir directamente a la Plaza de Mayo y quedarnos allí hasta que nos den una respuesta.[4]

El 30 de abril de 1977 comenzaron a marchar cada jueves alrededor de la Pirámide de Mayo, en la plaza del mismo nombre, situada frente a la casa de gobierno. Para llamar la atención las mujeres decidieron cubrirse el cabello con un pañal de tela blanco.[5] [6] El grupo recibió rápidamente el nombre de Madres de Plaza de Mayo y por su sola presencia comenzó a ejercer presión nacional e internacional sobre el destino de las personas que desaparecían en la Argentina. Inicialmente el régimen militar intentó explicar la presencia de esas personas caminando alrededor de la pirámide, sosteniendo que se trataba de "locas".[7] Entre estas madres-abuelas se encontraba Alicia Zubasnabar de De la Cuadra, "Licha", quien había comenzado a participar en las rondas en septiembre de 1977, junto con su esposo y Hebe de Bonafini.[8]

Por ese entonces María Isabel Chorobik de Mariani había comenzado a buscar a otras madres de desaparecidos que, como ella, también estuvieran buscando a sus nietos. Mariani había sido impulsada a agruparse con otras abuelas por Lidia Pegenaute, una abogada que se desempeñaba como asesora de menores en los tribunales de La Plata, donde aquella intentaba infructuosamente encontrar alguna solución para su caso. La Dra. Peganaute, fue una de los casos excepcionales de funcionarios del poder judicial, que colaboraron genuinamente con los familiares de desaparecidos.[9] En el segundo semestre de 1977 Mariani fue a buscar a De la Cuadra a su casa de La Plata:

El día que conocí a Alicia ella estaba con un salto de cama rosado y ordenaba su casa. Empezamos a charlar y perdimos la noción del tiempo. Ese día empecé a descubrir lo que realmente estaba pasando y a entender que la búsqueda debía hacerse de otra manera, que no había un solo niño desaparecido sino por lo menos dos. Y si habían dos, ¡cuántos más podrían ser? Por primera vez tuve la horrorosa sensación de que no encontrábamos a los niños porque no nos los querían entregar.[10]

Ese día María Isabel Mariani y Alicia de De la Cuadra tomaron la decisión de agruparse como abuelas y ésta convocó a aquellas que conocía de las rondas de los jueves en Plaza de Mayo.[11]

Licha (Alicia de De la Cuadra) buscó a las otras abuelas que ya conocía de la Plaza de Mayo, nos reunimos y decidimos empezar a trabajar juntas. Éramos 12 en ese momento. A mi me asombró verlas con tanta serenidad; yo era un guiñapo, un llanto continuo, las veía a ellas tan serenas y decía ’tengo que ser como ellas’. Primero nos dimos a conocer como «Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos». Pero fuimos creciendo, la gente empezó a conocernos y a llamarnos las "Abuelas de Plaza de Mayo". (Chicha Mariani)[11]

Las doce madres-abuelas fundadoras fueron: María Isabel Chorobik de Mariani, Beatriz H. C. Aicardi de Neuhaus, Eva Márquez de Castillo Barrios, Alicia Zubasnabar de De la Cuadra, Vilma Delinda Sesarego de Gutiérrez, Mirta Acuña de Baravalle, Haydee Vallino de Lemos, Leontina Puebla de Pérez, Delia Giovanola de Califano, Raquel Radio de Marizcurrena, Clara Jurado y María Eugenia Casinelli de García Irureta Goyena.[6] Licha Zubasnabar fue su primera presidenta. Inicialmente adoptaron el nombre de Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos pero en 1980 terminaron organizándose legalmente con la denominación por la que ya eran públicamente reconocidas, Abuelas de Plaza de Mayo.

Este subgrupo de Las Madres comprendió que la situación de los niños secuestrados por las fuerzas de seguridad, era diferente de la de sus padres y que se precisaban estrategias y metodologías específicas para recuperarlos. "Buscar a sus nietos sin olvidar a sus hijos", fue la consigna que las agrupó.[12]

Durante la dictadura militar y a pesar de los riesgos, las Abuelas de Plaza de Mayo iniciaron una tarea detectivesca para localizar a sus nietos, sin abandonar la búsqueda de sus hijos, a la vez que emprendieron una acción de sensibilización nacional e internacional acerca de los niños desaparecidos y el robo de bebés.

Una vez recuperada la democracia el 10 de diciembre de 1983 las Abuelas promovieron la utilización de los últimos adelantos genéticos para establecer un sistema de identificación de los nietos apropiados, sin antecedentes en el mundo y presionaron para que el Estado enjuiciara a los responsables de los secuestros de los niños, considerándolo como parte de un plan represivo.

Pensamiento

Entre más reconocimiento, no digo reconciliación ni perdón, porque perdón no puede haber nunca, jamás, por lo menos nosotras, nuestra generación, especialmente las madres. Yo no digo los hermanos, pero las madres jamás vamos a reconciliarnos con quienes llevaron a ese cono de sombras a nuestros hijos, porque en todo caso para decir reconciliación o perdón tienen que ser ellos los que perdonan, lo que no están, los desaparecidos. No nosotras, yo puedo perdonar por lo que me hicieron a mi, porque me hicieron sufrir, porque estoy sufriendo, pero yo jamás voy a poder perdonar lo que le hicieron a mi hija, a mi yerno, a mi nieto, y a toda esa generación, a toda esa gente que una sabe como sufrieron.
Venganza jamás, y una siempre lo dice. No hemos pedido venganza, solamente justicia; mientras en la sociedad quieran instalar la reconciliación, desde mi punto de vista, desde lo que yo siento, quizás vaya a haber reconciliación después de varias generaciones, porque en la generación nuestra imposible; Hay una generación que no esta, están los hermanos y el dolor de ellos es infinito, les llevaron a sus hermanos, les falta parte de ellos como un núcleo familiar, falta un ser querido y ahí hay un agujero.
Después de la generación de nuestros hijos, están nuestros nietos y nuestros nietos como pueden reconciliarse con quienes sometieron a sus padres a ese tormento, y después están los bisnietos; entonces tanto de una parte afectada como de la otra, digamos de la dictadura, de todos los infames que laboraron ese exterminio, será a través del paso de los tiempos, que se vaya perdiendo ese enfrentamiento, pero ahora no lo creo posible.[13]

Referencias

  1. a b Álvarez Feáns, Aloia. «Entrevista con una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo. Mirta Acuña de Baravalle: 'Hoy y siempre, hay que luchar por la justicia'». Revista Pueblos, Madrid, 30 de junio de 2005. Consultado el 8 de diciembre de 2007.
  2. María Arce, Andrea Basconi, Florencia Bianco. «'Desaparecieron hace 30 años, pero aún espero a Alice y Léonie'». Clarín, 18 de noviembre de 2007. Consultado el 10 de enero de 2008. «En esos años mucha gente moría por firmar ese papel (hábeas corpus)»; Horacio Méndez Carreras, abogado de los ciudadanos franceses desaparecidos en la Argentina entre 1976 y 1983..
  3. Calloni, Stella. «Desclasifican en Argentina habeas corpus tramitados en la dictadura». La Jornada, 10 de abril de 2006. Consultado el 10 de enero de 2008.
  4. Madres de Plaza de Mayo Linea Fundadora. «La rebelión de las Madres. Reseña». Madres de Plaza de Mayo Linea Fundadora, 6 de julio de 2006. Consultado el 10 de enero de 2008.
  5. La Razón. «Hace 30 años las Madres daban su primera ronda en la Plaza». La Razón, 30 de abril de 2007. Consultado el 10 de enero de 2008.
  6. a b Nosiglia, Julio E. (1985). «Capítulo 2». Botín de guerra. Buenos Aires: Cooperativa Tierra Fértil. 
  7. Bousquet, Jean Pierre (1980). Las locas de Plaza de Mayo. Buenos Aires: El Cid Editor. ISBN. 
  8. Semana Profesional. «Ciudadana ilustre de Corrientes: la abuela de Plaza de Mayo Alicia Zubasnabar de la Cuadra». Semana Profesional, 5 de diciembre de 2005. Consultado el 10 de enero de 2008.
  9. Nosiglia, p. 36
  10. Dillon, Marta (2002). «Historia de los Organismos de Derechos Humanos. 25 años de Resistencia». [Historia de los Organismos de Derechos Humanos - 25 años de Resistencia Abuelas de Plaza de Mayo]. Buenos Aires: Comisión Provincial por la Memoria. 
  11. a b Mariani, "Chicha". «'No me puedo permitir morirme, tengo que encontrar a mi nieta'». Plataforma Argentina, 2006. Consultado el 10 de enero de 2008.
  12. Barnes de Carlotto, Estela. «Abuelas de Plaza de Mayo». ARI, Bloque Legislativo de Tierra del Fuego, 2000. Consultado el 10 de enero de 2008.
  13. Radio Internacional. «Entrevista con Mirta Acuña de Baravalle». Radio Internacional Feminista, marzo 2007. Consultado el 11 de enero de 2008.

Véase también

Fuentes


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