Amazona (mitología)

Amazona (mitología)

Amazona (mitología)

Para otros usos de este término, véase Amazona.
Amazona preparándose para la batalla, por Pierre-Eugène-Emile Hébert (1882, Galería Nacional de Arte de Washington).

Las amazonas (en griego antiguo Ἀμαζόνες) son en las mitologías clásica y griega una antigua nación formada por mujeres guerreras, posiblemente con base histórica. Heródoto las situaba en una región fronteriza con Escitia en Sarmacia. Fueron reinas amazonas notables Pentesilea, que participó en la Guerra de Troya, y su hermana Hipólita, cuyo cinturón mágico fue objeto de uno de los doce trabajos de Hércules. Las amazonas solían representarse en el arte clásico batallando con guerreros griegos en amazonomaquias.

En la historiografía griega y romana hay diversos relatos de asaltos de amazonas en Asia Menor. Las amazonas fueron asociadas con varios pueblos históricos durante la antigüedad tardía. A principios de la Edad Moderna el término pasó a aludir a las mujeres guerreras en general.

Contenido

Etimología

El término deriva probablemente de un etónimo iraní, *ha-mazan-, ‘guerreros’.[cita requerida] Una palabra relacionada probablemente sea la glosa de Hesiquio ἁμαζακάραν· πολεμεῖν. Πέρσαι (hamazakaran, ‘hacer la guerra [persa]’, que incluye la raíz indo-iraní kar-, ‘hacer’, presente también en kar-ma).[cita requerida]


Entre los griegos clásicos, la palabra recibía una etimología popular según la cual procedía del etimológica que decía que las amazonas se cortaban o quemaban el pecho derecho, para poder ser capaces de usar el arco con más libertad y arrojar lanzas sin la limitación y obstrucción física.[1] No hay indicios de esta práctica en obras de arte, en las que las amazonas siempre son representadas con ambos pechos, aunque con el derecho frecuentemente cubierto.

En la mitología griega

Amazonomaquia (lucha entre griegos y Amazonas), relieve de un sarcófago (c. 180), hallado en Tesalónica (1836).

Se decía que las amazonas habían vivido en Ponto (actual Turquía) cerca de la costa del mar Euxino (mar Negro), donde formaban un reino independiente bajo el gobierno de una reina llamada Hipólita (‘la que deja sueltos sus caballos’).[2] Se suponía que habían fundado muchas ciudades, entre ellas Esmirna, Éfeso, Sinope y Pafos. Según el dramaturgo Esquilo, en un pasado lejano habían vivido en Escitia, en el Palus Maeotis (‘Lago Mareotis’, el mar de Azov), pero luego se trasladaron a Temiscira, al Termodonte (el río Terme, al norte de Turquía). Heródoto las llamó Andróctonas (‘asesinas de varones’), y afirmaba que lengua escita eran llamadas Oiorpata, que según él tenía este significado.

En algunas versiones del mito, ningún varón tenía permiso para mantener relaciones sexuales o residir en el país de las amazonas, pero una vez al año, para evitar la extinción de su raza, éstas visitaban a los gargarios, una tribu vecina. Los niños varones que resultaban de estas visitas era sacrificados, enviados de vuelta con sus padres o abandonados a su suerte; las niñas se quedaban con ellas, eran criadas por sus madres y adiestradas en las labores del campo, la caza y el arte de la guerra.[3]

En la Ilíada, se nombra a las amazonas como Antianiras (‘las que luchan como varones’).

Las amazonas aparecen en el arte griego del período arcaico y relacionadas con varias leyendas griegas. Invadieron Licia pero fueron derrotadas por Belerofonte, que había sido enviado a luchar contra ellas por Yóbates, el rey de este país, con la esperanza de que encontrase la muerte a manos de las amazonas.[4] La tumba de Mirina se menciona en la Ilíada, e interpretaciones posteriores la hicieron una amazona: según Diodoro,[5] la reina Mirina las llevó a la victoria contra los atlantes y los gorgones.

Atacaron a los frigios, que fueron ayudados por Príamo, por entonces un hombre joven.[6] A pesar de esto, en su vejez, hacia el final de la Guerra de Troya, sus antiguas oponentes se pusieron de su lado contra los griegos bajo el mando de su reina Pentesilea «tracia de nacimiento»,[7] quien fue muerta por Aquiles en la Etiópida.[8]

Uno de los trabajos impuestos a Heracles por Euristeo fue conseguir la posesión del cinturón de la reina amazona Hipólita.[9] Le acompañó su amigo Teseo, quien raptó a la princesa Antíope, hermana de Hipólita, un incidente que llevó a la invasión del Ática en represalia, donde Antíope pereció luchando junto a Teseo. En algunas versiones, sin embargo, Teseo se casaba con Hipólita y en otras lo hacía con Antíope, quien no moría. La batalla entre los atenienses y las amazonas se conmemora con frecuencia en un género artístico completo, la amazonomaquia, en bajorrelieves de mármol como el del Partenón o las esculturas como las del mausoleo de Halicarnaso.

También se decía que las amazonas emprendieron una expedición militar contra la isla de Leuce, en la embocadura del Danubio, donde las cenizas de Aquiles habían sido depositadas por Tetis. El fantasma del héroe muerto se apareció aterrorizando a los caballos, que tiraron y pisotearon a las invasoras, obligándolas a retirarse. Se dice que Pompeyo las encontró en el ejército de Mitrídates.

Talestris, reina de las amazonas, visita a Alejandro (1696).

Se oye sobre ellas en la época de Alejandro Magno, cuando algunos de sus biógrafos mencionan que la reina amazona Talestris le visitó y fue madre con él. Sin embargo, otros biógrafos cuestionan esta afirmación, incluyendo al ampliamente considerado fuente secundaria Plutarco. En sus escritos, éste menciona un momento en el que el segundo comandante naval de Alejandro, Onesícrito, estaba leyendo el pasaje sobre la amazona de su historia de Alejandro al rey Lisímaco de Tracia, que participó en la expedición original: el rey le sonrió y dijo «¿Y dónde estaba yo, entonces?»

La caracterización por parte del escritor romano Virgilio de la doncella guerrera volsca Camila en la Eneida toma mucho prestado del mito de las amazonas.

Listas

Hay varias relaciones contradictorias de nombres de las amazonas.

Quinto de Esmirna enumera las guerreras asistentes de Pentesilea: «Clonia estaba allí, Polemusa, Derinoe, Evandra, y Antandra, y Bremusa, Hipótoa, Harmótoa la de ojos oscuros, Alcibia, Derimaquea, Antíbrota, Termodosa disfrutando con la lanza.»[7]

Los nombres de amazonas mencionadas por autores clásicos[cita requerida] incluyen:

  • Ainia, enemiga de Aquiles y una de las doce amazonas que acompañaron a Pentesilea a la Guerra de Troya. Su nombre significa ‘rapidez’.[cita requerida]
  • Antianira, que sucedió a Pentesilea como reina de las amazonas. Es conocida por ordenar que sus siervos masculinos fueran mutilados y castrados «pues los lisiados son mejores en el amor».[cita requerida]
  • Antíbrota, una de las doce seguidoras de Pentesilea según Quinto de Esmirna.[7]
  • Antíope.
  • Asteria, la sexta amazona a la que mató Heracles.[cita requerida]
  • Cleta, una de las doce seguidoras de Pentesilea. Su barco fue alejado de su curso por el viento y llegó a Italia, donde fundó la ciudad de Clete.
  • Helena, hija de Títiro. Luchó con Aquiles y murió tras ser gravemente herida por él.
  • Hipólita, la reina amazona que poseía un cinturón mágico que le había dado su padre, Ares.
  • Melanipa, hermana de Hipólita. Heracles la secuestró y exigió el cinturón de Hipólita a cambio de su libertad. Ésta accedió y Heracles la liberó.
  • Mirina.
  • Otrera, consorte de Ares y madre de Hipólita y Pentesilea.
  • Pentesilea.
  • Talestris, una reina de las amazonas en el Roman d'Alexandre.
  • Tebe.

Culto heroico

De acuerdo con fuentes antiguas (el Teseo de Plutarco y Pausanias), las tumbas de amazonas podían encontrarse frecuentemente por todo lo que entonces se conocía como mundo griego. Algunas se hallan en Megara, Atenas, Queronea, Calcis, Escotusa en Tesalia y Cinoscéfalos, habiendo también estatuas de las amazonas por toda Grecia. Tanto en Calcis como en Atenas Plutarco cuenta que había un amazoneum o altar de las amazonas, lo que implicaba la presencia tanto de tumbas como de un culto. El día anterior a las Teseas se ofrecían en Atenas sacrificios anuales a las amazonas. En época histórica las doncellas griegas de Éfeso ejecutaban una danza circular anual con armas y escudos, que había sido establecida por Hipólita y sus amazonas. Inicialmente había erigido estatuas de madera de Artemisa, un bretas.[10]

En el arte

Dos gladiadoras con sus nombres: AMAZONIA y AQUILEA.

En las obras de arte, los combates entre amazonas y griegos se sitúan al mismo nivel y suelen ser asociados con los combates de griegos y centauros. La creencia en su existencia, sin embargo, habiendo estado alguna vez aceptada e introducida en la poesía y el arte nacionales, hizo necesario rodearlas tanto como fuera posible con la apariencia de seres no sobrenaturales. Sus ocupaciones eran la caza y la guerra, sus armas el arco, la lanza, el hacha, un escudo partido con la forma aproximada de una medialuna llamado pelta, y en el arte más antiguo un casco, cuyo modelo anterior a la cultura griega fue aparentemente la diosa Atenea. En el arte posterior se acercaron al modelo de Artemisa, que llevaba un vestido fino, sujeto por arriba para mayor rapidez, mientras que en vasijas pintadas posteriores su vestido es con frecuencia peculiarmente persa, es decir, pantalones ajustados y un sombrero alto llamado cidaris. Solían montar a caballo, aunque a veces iban a pie. La batalla entre Teseo y las Amazonas es un tema favorito en los frisos de los templos (por ejemplo, los relieves del friso del Templo de Apolo en Basas, actualmente en el Museo Británico) y en relieves de vasijas y sarcófagos. En Atenas se representaba en el escudo de la estatua de Atenea Partenos y en murales en el Teseion y en el Stoa Poikile. También había tres tipos de estatuas de amazonas estándar.

Véase también: Amazonomaquia y Tipos de estatuas de amazonas

En la historiografía

Heródoto contaba que los sármatas era descendientes de las amazonas y los escitas, y que sus mujeres observaban sus antiguas costumbres maternales, «cazando frecuentemente a caballo con sus esposas, acudiendo al campo de batalla y llevando la misma ropa que los hombres». Más aún, decía, «ninguna mujer se casaba hasta haber matado a un hombre en batalla». En la historia relatada por Heródoto, un grupo de amazonas cruzaron el lago Meótida (mar de Azov) hasta Escitia cerca de la región de los acantilados (actual sureste de Crimea). Tras aprender la lengua escita, accedieron a casarse con los hombres escitas, con la condición de que no les exigirían seguir la costumbres de sus mujeres. Según Heródoto, esta banda se trasladó hacia el noreste, asentándose más allá del Tanais (río Don), y se convirtieron en los ancestros de los sármatas, que lucharon luego con los escitas contra Darío el Grande en el siglo V a. C.

Hipócrates las describe así: «No tienen pechos derechos ... pues cuando aún son bebés sus madres ponen al rojo un instrumento de bronce fabricado para este único fin y lo aplican al pecho derecho para cauterizarlo, de forma que su crecimiento se detiene, y toda su fuerza y volumen se desvía al hombro y el brazo derechos.» (Véase quema de pecho, una costumbre actual en la que el crecimiento del pecho se detiene deliberadamente.)

Las amazonas jugaron un papel en la historiografía romana. César recordó al Senado la conquista de grandes partes de Asia por parte de Semíramis y las amazonas. Asaltos amazonas con éxito contra Licia y Cilicia contrarrestaron la eficaz resistencia de la caballería lidia contra los invasores.[11] Pompeyo Trogo prestó una atención especialmente detallada a las amazonas. La historia de éstas como procedentes de una colonia capadocia de dos princesa escitas, Ylinos y Scolopetos, se debe a él.

Diodoro relata la historia de Hércules derrotando a las amazonas en Temiscira. Filóstrato las ubica en los montes Tauro, Amiano al este del Tanais, como vecinas de los alanos, y Procopio en el Cáucaso.

Aunque Estrabón se muestra escéptico sobre su historicidad, en general las amazonas siguieron considerándose históricas durante la antigüedad tardía. Varios Padres de la Iglesia hablan de ellas como personas reales. Solino abraza la versión de Plinio. Bajo Aureliano, las mujeres godas capturadas eran identificadas como amazonas.[12] La versión de Justino fue influyente, y fue usado como fuente por Orosio, que fue leído durante la Edad Media europea. Los autores medievales continuaron así la tradición de ubicar a las amazonas en el norte, situándolas Adán de Bremen en el mar Báltico y Pablo el Diácono en el corazón de Germania.[13]

Literatura renacentista

Las amazonas siguieron siendo discutidas por los autores del Renacimiento europeo, y en era de los descubrimientos fueron ubicadas en regiones más remotas aún. El explorador español Francisco de Orellana afirmó que había luchado en el río Marañón en Sudamérica con mujeres guerreras que desde la orilla le disparaba dardos de cerbatanas y flechas. La tradición dice que a partir de entonces el río fue llamado Amazonas o río de las Amazonas.[14] Las amazonas también figuran en los relatos de Cristóbal Colón y William de Raleigh.[15]

Los autores medievales y renacentistas acreditaban a las amazonas la invención del hacha de guerra. Esto está probablemente relacionado con el sagaris, un arma parecida a un hacha asociada tanto con las amazonas como con las tribus escitas por los autores griegos (ver también kurgan de Aleksandrovo). Paulus Hector Mair expresa su sorpresa acerca de que tales «armas hombrunas» hubieran sido inventadas por una «tribu de mujeres», pero acepta la atribución por respeto a la autoridad de Juan Aventino.

En el Orlando furioso de Ariosto figura un país de mujeres guerreras, gobernado por la reina Orontea. La épica describe un origen muy parecido al del mito griego, en el que las mujeres, abandonadas por un banda de guerreros y amantes infieles, se congregaron para formar un país en el que los hombres fueron severamente reducidos para evitar que retomaran el poder.

Base histórica

El combate de las amazonas de Rubens, c. 1619 (Alte Pinakothek, Múnich).

El clasicista Peter Walcot hablaba por la mayoría de los mitógrafos cuando escribió: «Dondequiera que los griegos ubicasen a las amazonas, ya fuera en algún lugar del mar Negro en el lejano norte, o en la Libia del distante sur, siempre era allende los confines del mundo civilizado. Las amazonas existen fuera del ámbito de la experiencia humana normal.»[16]

A pesar de todo, hay varias propuestas para un núcleo histórico de las amazonas de la historiografía griega, siendo los candidatos más obvios la Escitia y Sarmacia históricas, en línea con el relato de Heródoto, si bien algunos autores prefieren una comparación con las culturas de Asia Menor o incluso la Creta minoica.

La especulación de que la idea de las amazonas contiene una base real se basa más recientemente en hallazgos arqueológicos de enterramientos, indicativos de la posibilidad de que algunas mujeres sármatas pudieron haber participado en batallas. Estos hallazgos llevaron a los investigadores a sugerir que la leyenda de las amazonas en la mitología griega podría haber sido «inspiradas por guerreras reales»,[17] aunque esta opinión sigue siendo minoritaria entre los historiadores clásicos.

Escitia

Amazona montada con traje escitio, en una vasija de figuras rojas ática, c. 420 a. C.

Las evidencias arqueológicas parecen confirmar la existencia de guerreras, dado el papel activo de las mujeres sármatas en las operaciones militares y la vida social. Los enterramientos de mujeres sármatas armadas suponen cerca del 25% de los enterramientos militares del grupo, y solían ser enterradas con arcos.[17]

La arqueóloga rusa Vera Kovalevskaya señala que cuando los hombres escitas estaban fuera luchando o cazando, las mujeres nómadas tendrían que haber podido defenderse a sí mismas, a su ganado y a los pastos. Durante la época en la que los escitas avanzaron en Asia y lograron la casi hegemonía en el noreste, hubo un periodo de veintiocho años en el que los hombres habrían estado fuera en campaña. Durante este tiempo las mujeres no solo habrían tenido que defenderse, sino reproducirse, y esto bien podría ser el origen de que las amazonas se emparejaban una vez al año con sus vecinos, si Heródoto realmente basó esto en un hecho real.[17] Antes de que la arqueología moderna descubriese algunos de los enterramientos escitas de doncellas guerreras sepultadas bajo kurganos en el macizo de Altai y Sarmacia,[18] [19] dando por fin forma concreta a los relatos griegos de amazonas a caballo, el origen de la historia de las amazonas ha sido objeto de especulación entre investigadores clásicos. En la Encyclopaedia Britannica de 1911 dicha especulación se expresaba así:

Mientras algunos consideran a las amazonas un pueblo puramente mítico, otros les suponen un fundamento histórico. Las deidades a las que prestaban culto eran Ares (que sistemáticamente se les asigna como un dios de la guerra, y como un dios de los tracios y generalmente de origen nórdico) y Artemisa, no la diosa griega normal así llamada, sino la deidad asiática equivalente en algunos aspectos. Se conjetura que las Amazonas eran originalmente las sacerdotisas y sirvientes del templo (hierodulae) de esta diosa, y que la amputación del pecho correspondía con la automutilación del dios Atis y los galos, los sacerdotes romanos de Rea Cibeles. Otra teoría es que, a medida que se extendía el conocimiento de la geografía, los viajeros volvían contando historias de tribus gobernadas únicamente por mujeres que asumían las obligaciones que en los demás lugares se consideraban exclusivas del hombre, a quien se aseguraba los derechos de nobleza y herencia, y que tenía el control supremo de todos los asuntos. De ahí surgió la creencia en las amazonas como una nación de mujeres guerreras, organizada y gobernada totalmente por mujeres. Según J. Vürtheim (De Ajacis origine, 1907), las amazonas eran de origen griego [...] Se ha sugerido que el hecho de que la conquista de las amazonas se atribuya a dos famosos héroes de la mitología griega, Heracles y Teseo [...] demuestra que eran una ilustración mítica de los peligros que acechaban a los griegos en las costas de Asia Menor; quizás más bien puede pensarse que las amazonas representaban el conflicto entre la cultura griega de las colonias del Euxino y el barbarismo de los habitantes nativos.

Creta minoica

Partida de las amazonas, por Claude Deruet (1620).

Cuando la arqueología minoica estaba aún en su infancia, surgió a pesar de todo una teoría, expuesta en un ensayo sobre las amazonas contribuido por Lewis Richard Farnell y John Myres al libro Anthropology and the Classics de Robert R. Marett,[20] que ubicada sus posibles orígenes en la civilización minoica, prestando atención a las similitudes pasadas por alto entre ambas culturas. De acuerdo con Myres, las costumbres interpretadas gracias a las evidencias proporcionadas por supuestos cultos de amazonas parecen haber sido muy parecidas e incluso pueden haberse originado en la cultura minoica.[21]

Representaciones modernas

Se ha advertido que hasta el siglo XX, las amazonas han sido representadas típicamente en la literatura como un adversario extranjero que amenazaba la masculinidad de los héroes. Como tales, una meta clásica de los héroes ha sido derrotarlas y humillarlas como forma de reafirmar la superioridad masculina.

Ya el siglo XX, las amazonas fueron representadas con creciente simpatía. Actualmente, la representación típica de estos personajes es como una comunidad aislada de poderosas y bellas guerreras, teniendo los héroes masculinos el reto de ganarse su respeto para convertirlas en valiosos aliados. El ejemplo moderno más famoso de una amazona es la superheroína Wonder Woman. Las amazonas también aparecen con frecuencia en las series de televisión Xena: la princesa guerrera y Hércules: Los viajes legendarios.

Véase también

  • Anexo:Guerreras en el folclore
  • Anexo:Cronología de las mujeres en la guerra
  • Valquiria
  • Skjaldmö (‘doncella escudera’)
  • Temis
  • Artemisa
  • Liburnos (gobernados por mujeres según Escílax)
  • Virago
  • Matriarcado
  • Terra Feminarum
  • Sitones
  • Princesa guerrera
  • Anexo:Mitos asociados con amor homosexual

Notas

  1. «Amazons». Oxford English Dictionary (1989). 2.ª ed. Oxford University Press.
  2. Esta región es conocida por haber estado ocupada en la Edad del Bronce Tardío por un grupo transhumante conocido por los hititas como kaŝka. Aunque no fueron conocidos directamente por los griegos, los arqueólogos modernos han determinado que terminaron derrotado a sus enemigos, los hititas, sobre el año 1200 a. C. No dejaron inscripciones.
  3. Estrabón xi.503.
  4. Homero, Ilíada vi.186.
  5. Diodoro Sículo, ii.45–6, iii.52–5.
  6. Homero, Ilíada iii.189.
  7. a b c Quinto de Esmirna i.
  8. Justino ii.4; Virgilio, Eneida i.490.
  9. Apolodoro ii.5.
  10. Pausanias i.
  11. Estrabón v.504; Nicolás de Damasco.
  12. Claudiano.
  13. Ukert, Friedrich August (1847). Die Amazonen, pp. 63. OCLC 254532701.
  14. También se afirma que este nombre procede del término indio amassona (‘destructor de barcos’), que se aplica la ola gigante que recorre el río, conocida como pororoca.[cita requerida]
  15. Ukert (1847), pág. 35.
  16. Walcot, Peter (abril de 1984). «Greek Attitudes towards Women: The Mythological Evidence» Greece & Rome. Vol. 31. n.º 1. pp. 42.
  17. a b c Wilde, Lyn Webster. «Did the Amazons really exist?» (en inglés). Diotima. Consultado el 17 de octubre de 2008.
  18. Davis-Kimball, Jeannine (enero-febrero de 1997). «Warrior Women of Eurasia» Archaeology Magazine. Vol. 50. n.º 1. Consultado el 18 de octubre de 2008.
  19. En una reciente excavación de yacimientos sármatas por parte de Jeannine Davis-Kimball,[cita requerida] fue hallada una tumba en la que estaban enterradas mujeres guerreras.
  20. Farnell, L. R.; Myres, J. L. (1908). «Herodotus and anthropology», Anthropology and the Classics, pp. 138 y sig.
  21. Myres (1908), pág. 153 y sig.

Bibliografía

  • Mordtmann, Andreas David (1862). Die Amazonen. Ein Beitrag zur unbefangenen Prüfung und Würdigung der ältesten Ueberlieferungen. Hannover: Hahn. OCLC 24725853.
  • Stricker, Wilhelm (1868). Die Amazonen in Sage und Geschichte. Berlín: Lüderitz. OCLC 245743948.
  • Klügmann, Adolf (1875). Die Amazonen in der attischen literatur und kunst. Eine archaeologische abhandlung. Stuttgart: W. Spemann. OCLC 5001324.
  • Krause, Hermann Leopold (1893). Die Amazonensage, kritisch untersucht und gedeutet. Berlín: R. Heinrich. OCLC 251468376.
  • Bergmann, Frédéric Guillaume (1853). Les amazones dans l'histoire et dans la fable. Colmar. OCLC 237193686.
  • Lacour, Paul (1901). Les femmes dans l'histoire. Les amazones. París: Perrin. OCLC 9063057.
  • Grote, George (1846–1856). History of Greece, pp. vol. I, cap. 11. OCLC 186802668.
  • Von Bothmer, Dietrich (1957). Amazons in Greek art. Oxford: Clarendon Press. OCLC 736280.
  • Blok, Josine H. (1995). The early Amazons: modern and ancient perspectives on a persistent myth. Leiden: Brill. ISBN 9789004100770.
  • Lexicon iconographicum mythologiae classicae (1981). Zúrich: Artemis, vol. I, s. v. «Amazones». ISBN 978-3-7608-8751-7.
  • Artículos en la Realencyclopadie de Pauly-Wissowa y en el Lexikon der Mythologie de W. H. Roscher.

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