Guerra de la frontera de Sudáfrica

Guerra de la frontera de Sudáfrica
Guerra de la frontera de Sudáfrica
Parte de Guerra Fría, Colonialismo y Guerra Civil Angoleña
Super Puma H-BRL.jpg
Sudáfrica comenzó a tratar el conflicto con helicópteros para la lucha antiguerrillera, pero la contienda terminó convirtiéndose en la mayor guerra del África subsahariana.
En la imagen, un helicóptero Aérospatiale Puma de Hong Kong similar a los empleados por Sudáfrica.

Fecha 1965-1988
Lugar Namibia, Angola, Zambia
Resultado Victoria de la SWAPO, derrota de Sudáfrica e independencia de Namibia.
Beligerantes
Flag of South Africa 1928-1994.svg Sudáfrica
Flag of Unita.jpg UNITA
Flag of South-West Africa People's Organisation.svg SWAPO

Flag of Angola.svg Angola
Flag of Cuba.svg Cuba

Bajas
Flag of South Africa 1928-1994.svg 2.300

Flag of Unita.jpg Desconocidas

Flag of South-West Africa People's Organisation.svg Desconocidas

Flag of Angola.svg Desconocidas
Flag of Cuba.svg 2.100[1]

La Guerra de la frontera de Sudáfrica es la manera como se traduce la expresión inglesa South African Border War y que en fuentes oficiales sudafricanas postapartheid corresponde a la llamada Guerra de la frontera con Angola.[2] Sin embargo quizá el nombre más apropiado sea el recogido por James Cimet en su enciclopedia de conflicto, donde la llama Guerra por la liberación nacional de Namibia.[3]

Fue uno de los conflictos más largos de África y uno de los más grandes, tanto en número de efectivos como de carros de combate, artillería autopropulsada, vehículos blindados y aviones empleados por ambos bandos.

Los acontecimientos de esta guerra se dieron entre 1965 y 1988 entre, por una parte, tropas sudafricanas, del grupo angoleño UNITA, contra los namibios miembros de la SWAPO, soldados de Angola y asesores enviados por Cuba. En ella participaron indirectamente Estados Unidos, Israel, Gran Bretaña, Francia, Alemania e Irán (antes de la Revolución islámica) de parte de Sudáfrica y la URSS al lado de los cubanos, angoleños y etíopes que luchaban junto a la SWAPO. Por otra parte, la guerra reclutó un número indeterminado de mercenarios occidentales, también del lado sudafricano y de la UNITA.

Las tropas sudafricanas no combatieron explícitamente junto a la UNITA, sino que fueron un apoyo del Ejército sudafricano a éstos insurgentes dentro de Angola. La UNITA no combatía directamente a las SWAPO.

La guerra concluyó con la independencia de Namibia y un periodo de paz entre las naciones del sur de África, que fueron firmando la paz con los distintos grupos guerrilleros financiados por el régimen racista sudafricano. A más largo plazo, contribuyó a la reforma legal en Sudáfrica y el fin del Apartheid, con la salida de este país del aislamiento internacional al que se vió sometido.

Contenido

Namibia y Sudáfrica

Artículo principal: Historia de Namibia
Bandera de África del Suroeste Alemana. Este territorio se le fue concedido a la Unión Sudafricana sólo en régimen de administración.

La posición estratégica de Namibia en la ruta hacia la India, unida a los ricos caladeros encontrados por los portugueses pusieron a este país dentro de las ambiciones europeas. Británicos, pero sobre todo alemanes, comenzaron a levantar algunas infraestructuras y ciudades para sus colonos, lo que después hizo que Alemania reclamara ciertos "derechos" sobre ese territorio y abriera las puertas a una brutal colonización, que a su vez dio lugar a un genocidio reconocido por el propio gobierno alemán sobre el pueblo herero. Pese a todo esto, algunos namibios lucharon junto a los alemanes en África durante la Primera Guerra Mundial.

El sentimiento namibio durante las guerras mundiales

Ubicación de Namibia

Durante la Primera Guerra Mundial, las naciones europeas no respetaron los distintos pactos que tenían entre ellas de no llevar la contienda a territorios africanos, para no romper la imagen de los blancos unidos y todopoderosos frente a los negros.[4] La conquista de Namibia por los países de la Triple Entente podría contribuir económicamente al Imperio Británico primero y a la Unión Sudafricana después, con las riquezas de su extenso litoral, sus recursos minerales en forma de diamantes, siendo uno de los motores de su progreso tras la independencia,[5] y de yacimientos de uranio, metal que se revelaría de gran importancia cuando Sudáfrica decidió entrar en la carrera nuclear a finales de los años setenta.

En dicha guerra, los alemanes lograron desviar gran número de fuerzas de la Entente hacia esa parte de África con muy pocos efectivos metropolitanos, pese a no obtener unos resultados tan destacados como las colonias germánicas en el Océano Índico. El África del Sudoeste Alemana fue ocupada por tropas venidas principalmente de la actual Sudáfrica, razón por la cual la Sociedad de Naciones decidió reconocer al país como territorio administrado por la Unión Sudafricana cuando ésta se declaró independiente. Pero la Unión Sudafricana nunca reconoció el estatuto de territorio independiente y la trató como la quinta provincia.[6] Menos aún fue admitido aquel estatuto por los propios africanos del suroeste, quienes en su mayoría no se sentían sudafricanos.

El sentimiento de animadversión creció especialmente cuando Pretoria comenzó a implantar el régimen del Apartheid. Resultó especialmente humillante para los namibios, y en general para toda la población negra sudafricana, su política de bantustanes, territorios independientes sólo de manera nominal pero que permitía a Sudáfrica tratar a la población de los mismos cuando iban cada día a trabajar fuera del territorio y no reconocerles ningún derecho[7] Según Alí A Mazrui la población negra bajo el régimen del apartheid fue la más humillada y despreciada de toda África.[8]

Durante la Segunda Guerra Mundial, muchos africanos combatieron junto a los europeos en varios continentes, demostrando y demostrándose poder enfrentarse a cualquier ejército; al mismo tiempo fueron conscientes de la debilidad de sus respectivas metrópolis. Esto terminó de consolidar el sentimiento independentista africano. Sin embargo, la posibilidad de organizar un alzamiento contra el país más poderoso del continente era lejana, teniendo en cuenta sobre todo la carencia de un territorio en donde situar bases, entrenar a posibles combatientes y planear incursiones.

La independencia de Ghana

Hasta 1957 sólo países norteafricanos habían logrado la independencia; pero en ese año Ghana la alcanzó y su presidente, Kwame Nkrumah, pronunció unas palabras destinadas a su pueblo y al de los demás países africanos que aún estaban bajo poder europeo:[9]

De ahora en adelante, hay un nuevo africano en el mundo y ese nuevo africano está preparado para librar su propia batalla y demostrar, después de todo, que el hombre negro es capaz de ocuparse de sus propios asuntos.

Estas palabras de Nkrumah estaban en consonancia con el sentir general de los africanos colonizados, y ello se haría real en los años sucesivos con las luchas que comenzaron en gran parte de las colonias y que obtuvieron la independencia.

En 1964, y tras varias acciones de insurrección, atentados y represiones violentas, Zambia se separó definitivamente del Reino Unido. Pese a contar con muy pocos kilómetros de frontera con la entonces llamada África del Suroeste y a estar situada esta frontera en un extremo de la estrecha franja norteña de Caprivi, Zambia constituía un refugio seguro para los namibios deseosos de obtener la independencia.

África dentro de la teoría del dominó

Artículo principal: Teoría del Dominó

África fue el último continente del mundo que se libró del colonialismo europeo. La mayoría de sus países la consiguieron sólo hasta después de 1960;[10] antes de esa fecha sólo seis naciones (Ghana, Guinea, Libia, Marruecos, Sudán y Túnez) habían logrado su emancipación durante los años cincuenta y antes sólo tres (Egipto, Etiopía y Liberia) eran independientes. De esta última lista se exceptúa la propia Sudáfrica, un caso especial por haber obtenido la independencia del colonialismo británico en 1910, pero continuando la dominación política por parte de la minoría blanca. Por lo tanto los países africanos vieron la luz como países independientes durante el contexto de la Guerra Fría. Era entonces lógico que un continente tan grande y tan rico en recursos naturales no tardara en ser objeto de las disputas y las ambiciones de las dos superpotencias del momento.

Aun así, las naciones africanas nacieron con cierta intención neutral respecto al conflicto de bloques y todos los países africanos participaron en la Conferencia de Argel de naciones no alineadas con una notable excepción: Sudáfrica. Sin embargo, la intención de ser neutral trató siempre de ser vencida primero por los antiguos colonizadores que deseaban cierta relación en su favor cuando no de neocolonialismos que trataron de alejar a los países africanos de posibles alineaciones con el Bloque del Este. Por otro lado, los países de este último bloque ofrecieron ayuda o aceptaron ayudar a estas jóvenes naciones como sucedió con Cuba la cual envió asesores a Guinea Ecuatorial,[11] mientras la URSS terminó prestando apoyo a naciones como Mozambique, Etiopía y Somalia.

La URSS, China y sus aliados

Brezhnev buscaba en África puertos para su marina de guerra.

Los dos estados socialistas más grandes y bastiones ideológicos de las tesis enfrentadas del comunismo, la Unión Soviética y la República Popular China, «cortejaron» a casi todos los nuevos estados que nacían. Ejemplo notable lo constituyó el Zaire. En el New York Times se publicó una caricatura en 1960 que mostraba al presidente del recién independizado Zaire portando una maleta que muy amablemente se ofrecen a llevarle tanto Nikita Jrushchov como Mao Zedong;.[10] Esta era la visión de las naciones capitalistas, porque el hijo de Nikita, Sergei Jrushchov, que emigró posteriormente a los Estados Unidos, afirmó que muchas de estas naciones acudían a la URSS, como el caso de Cuba, y que, al contrario de lo que se piensa, los gobernantes soviéticos eran conscientes de su debilidad frente a Estados Unidos, especialmente en la faceta nuclear[12] por lo que la estrategia soviética era más bien liberarse de su aislamiento y su cerco nuclear, pues Estados Unidos tenía permanentemente bombarderos nucleares en el aire a una hora del centro soviético, misiles Thor en Gran Bretaña, misiles Júpiter en Italia y Turquía y, a mediados de los años sesenta, submarinos nucleares con misiles balísticos.

El interés en captar aliados en el Océano Índico y en el Océano Atlántico resultaba especialmente visible en el caso soviético, que conservaba desde tiempos del zar Pedro el Grande la idea de obtener un mar cálido desde el que pudiera operar su flota todo el año. Debe tenerse presente que su gran litoral puede ofrecer buenos puertos, como la península de Kamchatka, el mar Báltico o el mar Blanco. Sin embargo, dichas costas están cubierta por el hielo buena parte del año y los puertos en el mar Negro pueden ser fácilmente bloqueados en los dos estrechos que los cierran.

Las costas de África y América del Sur constituían dos estupendas posibilidades de dotar a la flota soviética de fondeaderos seguros y siempre accesibles, donde aprovisionarse en caso de un nuevo conflicto mundial y no perder su gran armada en océanos donde debería recurrir a viejos métodos corsarios para poder subsistir. Además, cada nuevo aliado podría aportar materias como zinc o el uranio, privando a su enemigo de todas esas posibilidades.

Sin embargo, no todas las razones eran puramente geoestratégicas. En los años sesenta del siglo XX, la lucha por la descolonización forjó y también atrajo a grandes líderes, como el vietnamita Vo Nguyen Giap o el propio Che Guevara, que había luchado en el Zaire años antes.

Estados Unidos y sus aliados

La administración Johnson quería evitar la expansión del comunismo también en esa parte del mundo.

Por su parte, Estados Unidos no tenía el problema de los puertos, pero para autores como Jonathan Schell, las distintas administraciones estadounidenses estaban muy preocupadas con que pudiera producirse la misma situación de Múnich, en la cual el régimen nazi había aumentado cada vez más su agresividad al no hacerse nada después de la ocupación de Renania, ni después de la anexión de Austria, ni de los Sudetes, ni de Checoslovaquia.[13] En los años sesenta se encontraban frente a un enemigo que había demostrado su expansionismo en Europa Central y del Este tras la Segunda Guerra Mundial. Así los distintos gobiernos estadounidense realizaron acciones como ayudar a construir los muros marroquíes para detener al Frente Polisario o con el apoyo a «payasos cleptómanos, con ribetes de psicopatía», en palabras de Arturo Arnalte,[14] como Mobutu Sese Seko y su dictadura zaireña.

Sin embargo, la sensación generalizada era que los nuevos países tenían cierta inclinación hacia el comunismo; por tanto, enviar dinero y agasajar a los dictadores no era suficiente para contener esta ideología que, creían, se extendería por doquier. Tanto para las administraciones de Eisenhower como para las de Kennedy y Lyndon Johnson, se requerían más acciones, incluso de forma directa, para conservar a las antiguas colonias de su lado o derrocar a los regímenes enemigos ya implantados.

Sudáfrica constituía uno de las pocas naciones estrictamente anticomunistas del continente, y estaba dispuesta a financiar guerrillas e invadir con su ejército países vecinos si era necesario. Por lo tanto, Pretoria debía ser apoyada, al menos de forma indirecta, porque contribuir con un régimen tan descaradamente racista no sería bien visto por la opinión pública estadounidense (hasta 1956, en el sur estadounidense los ciudadanos negros debían ceder su sitio a los blancos en los transportes públicos, y hasta 1965 los negros en ese país no obtendrían el derecho al voto).

Pese a que el novelista Frederick Forsyth, conocedor de África y su problemática, pone en uno de los personajes de sus novelas la frase de que Sudáfrica estaba excluida de los planes de defensa occidental,[15] lo cierto es que no sólo Estados Unidos apoyó económica, técnica y diplomáticamente a Pretoria: Reino Unido, Francia,[16] Israel,[17] Alemania e incluso el Irán anterior a la Revolución islámica[6] contribuyeron con vetos en la ONU, entregas de armamento y asesoramiento técnico para modernizar y fabricar su propio arsenal bélico. Especialmente relevante fue el apoyo de los gobiernos capitalistas a su programa nuclear y de armas atómicas, llevado a cabo gracias en parte a la colaboración con Israel y por lo tanto con el consentimiento de Estados Unidos.[18]

Comienza la guerra

En 1965 una grupo de guerrilleros se infiltran en África del Suroeste desde Zambia y atacan las posesiones sudafricanas próximas.

Al año siguiente se funda la SWAPO, movimiento político que ondea la bandera de la independencia para Namibia, una independencia que sólo podía realizarse, en su opinión, por la fuerza;[19] para lograr este fin fundó como brazo armado el PLAN (People’s Liberation Army of Namibia: ejército popular de liberación de Namibia). La SWAPO y su ejército es reconocido implícitamente por la Comunidad Internacional formando, ese mismo año, el Consejo de la ONU para el África del Suroeste integrado por once miembros. Este Consejo no apoya militarmente a los guerrilleros, pero sí proporciona educación y otras ayudas no militares, además de constituir todo un espaldarazo moral para SWAPO.

El 26 de agosto de 1966 la SWAPO como tal y la policía sudafricana apoyada por helicópteros militares entablan su primer enfrentamiento en Ongulumbashe. Había comenzado la Guerra de la Frontera.

El Partido Nacional sudafricano, uno de los más racistas del elenco político del país, siendo primer ministro Hendrik Verwoerd, considerado el creador del Apartheid, encarga a su policía sofocar los ataques y brotes de violencia provocados por los venidos de Zambia. Los métodos de las fuerzas de seguridad sudafricanas eran sangrientos; por ejemplo, la policía no utilizaba escudos, ni porras, ni ningún otro material antidisturbios; sólo disponían de armas de fuego; quizá como un pretendido ejemplo de superioridad racial blanca;[7] pero también una forma de obligar a los agentes a sofocar los desórdenes a tiros, realizando una represión tan contundente como sanguinaria. Organizaciones proderechos humanos como Amnistía Internacional denunciarían esta práctica que terminaría empujando a los funcionarios del orden a emplear rápidamente métodos letales; porque, según Amnistía Internacional, si un policía sólo cuenta con una pistola frente a un grupo de civiles, utilizará la pistola.

Verwoerd fue asesinado en septiembre de ese año y lo sustituyó Balthazar Johannes Vorster, quien fuera ministro de justicia del anterior Primer Ministro y confesado simpatizante del régimen nazi[20] quien continuó profundizando durante la segregación racial.

En aquellos momentos la SWAPO no podía pensar en obtener mejores emplazamientos desde los que penetrar a Namibia. La parte fronteriza con Zambia (Franja de Caprivi) es estrecha y alejada de los principales núcleos de población, como de la propia capital, Windhoek. La mejor opción era atacar desde Angola; pero la colaboración entre Sudáfrica y Portugal privaba a los guerrilleros de intentar emplazar bases de operaciones en esa colonia. Pese a esas limitaciones, SWAPO siguió realizando incursiones y acciones para ganarse la voluntad de los namibios. En este capítulo cosechó varios éxitos y la población fue decantándose más por ellos y la independencia, que por la permanencia en Sudáfrica; país que continuaba apartándolos de los blancos, arrebatándoles las mejores tierras y marginándolos en bantustanes. Este decantamiento aumentaba el apoyo moral recibido por los miembros de SWAPO que sabían no poder ganar militarmente la Guerra, pero sí políticamente.[21] En parte por esto se dan algunos pasos hacia un reconocimiento de la identidad nacional, así en 1968 la provincia se bautiza con el nombre de Namibia, pero son de carácter más simbólico que práctico.

En el terreno militar y pese a la rudeza de sus métodos, pronto quedó clara la incapacidad de la fuerzas de seguridad para controlar la situación y enfrentarse a un movimiento que ya era un movimiento guerrillero, no de alborotadores o asesinos de granjeros blancos. A principios de los 70 intervienen las Fuerzas de Defensa de Sudáfrica o SADF (de sus siglas en inglés South Africa Defense Force) con todo su potente armamento comprado a países occidentales o de fabricación propia. Es este último punto donde radicaba la gran fortaleza de Sudáfrica. Según la visión del movimiento Afrikáans los cinco millones de blancos que viven en el país, especialmente los descendientes de holandeses, levantaron infraestructuras de transporte, médicas, energéticas, mineras y de producción solo igualadas si cabe por Argelia.[8] Además cuenta con una población sumamente instruida y que mantenía buenas relaciones con los países occidentales por razones de piel, idioma e ideología. Con estas bazas más una renta y un PNB que duplica a la de sus vecinos, Sudáfrica podía aplastar a cualquiera de ellos, o al menos eso pensaba. Esta versión de los hechos, denunciada como netamente colonialista por autores como Carlos Caranci.[22] no tenía en cuenta los sufrimientos y esfuerzos de los pueblos colonizados. Ali A Mazrui decía que en las fronteras de Sudáfrica se concentraban cada día miles o decenas de miles de personas que iban a trabajar a ese país por salarios mínimos; además de que su propia población trabajaba y también devenga buena parte de su salario en Sudáfrica, para regresar por las noches a su batustante sin contar con ningún derecho de ciudadano. Por su parte, Alfonso Rojo también critica esta posición ventajosa de los blancos afirmando que existen ricos y pobres entre las dos razas, pero por norma general el nivel económico en la Sudáfrica racista la diferencia la marcaba el color de la piel.[7] Esta fuerza y perseverancia negra, que en otros continentes como América o Australia había confinado a sus nativos a ser una minoría étnica, suele ser olvidada por estas visiones de supremacía blanca o al menos Afrikáans.

Angola como nuevo escenario

La Guerra de la Frontera pasó de Zambia a Angola a mediados de los 70. En la imagen Luanda, su capital, a donde arribaron los primeros refuerzos cubanos. (Photo: Silje L. Bakke)
Artículo principal: Guerra civil de Angola

En 1973 el gobierno sudafricano de B. J. Vorster deposita el peso de la Guerra en el SADF y, dos años después, decide crear un territorio-colchón invadiendo Angola, para mantener apartado a SWAPO del territorio namibio. En aquel tiempo la tribu blanca, como la llamaría Alfonso Rojo, poseía con mucho el ejército más poderoso del área, el mejor entrenado y el más respaldado por la economía más grande del área; además en caso de que la presión internacional aumentara, Vorster podía recurrir a una industria nacional que, como se ha indicado, pasa por ser la mayor del Continente.

En 1975 se consuma la independencia de Angola respecto de Portugal. El partido que asume el poder en Luanda, capital del país, es el MPLA, posteriormente declarado de ideología marxista-leninista. Este acontecimiento permite a SWAPO cambiar el teatro de operaciones de Zambia a la mucho más estratégica frontera angoleña. Pero no llegó a desalojar del todo sus posiciones zambianas. Ante el movimiento de los namibios Vorster no dudó en intervenir. El ejército sudafricanos, formado por infantería helitransportada, carros de combate, artillería autopropulsada o caza bombarderos de reacción, no encontró muchos problemas en avanzar sobre el muy inestable y recién independizado país. Además, en Angola los soldados de Pretoria contarían con la ayuda de la UNITA de Jonás Savimbi, movimiento guerrillero enfrentado en guerra civil al régimen de Luanda.

El avance sudafricano fue imparable y en poco tiempo sus fuerzas llegaron casi a la mitad del país y los edificios de la capital angoleña, Luanda, estuvieron a tiro de su artillería. Pero en aquel momento entra en el juego geoestratégico un aliado de la URSS: cuatro barcos cubanos llegan a la capital africana en el transcurso de la Operación Carlota y desembarcan los primeros refuerzos del bloque comunista.[23] Los soldados y tanquistas caribeños logran aliviar la presión que sufría la capital, atacada por varios frentes y varios enemigos (el SADF, UNITA y el FNLA), y ponen en marcha una de las normas no escritas de la Guerra Fría, según la cual una superpotencia no podía apoyar a sus aliados hasta un punto que generase una represalia de la otra en otro lugar del globo. Así Estados Unidos decidió cortar los suministros militares que recibía el ejército de Vorster, dejando claro que no deseaba la invasión total de un país aliado de Moscú. Una actuación parecida a la sucedida antes frente a Gran Bretaña, Francia e Israel por el Canal de Suez.

Ante las leyes de contención propias de la Guerra Fría, Sudáfrica jugó la carta de apoyar a la guerrilla de UNITA para que tratase de ocupar más territorio fronterizo y disminuir o eliminar las bases que SWAPO levantadas allí; reservándose la posibilidad de realizar cuantas acciones quisiera contra la infraestructura de SWAPO. Al mismo tiempo, el gobierno de Vorster facilitaba a UNITA la opción de destruir el régimen de Luanda, lo mismo que hacía en las costas del Índico con el RENAMO por el control de Mozambique. De esta forma Angola entraba por una parte en su propia guerra civil y al mismo tiempo en una guerra no declarada con su vecino, quizá sin quererlo, pero con combatientes dispuestos a aliarse con quien fuera para conquistar el poder, como la ya citada UNITA de Sabimbi.[24]

En ese momento, en 1975, las partes de la larga Guerra de la Frontera estaban ya clarificadas.

Los participantes

Archivo:JuntosSomosInvensibles.jpg
"Juntos somos invencibles" reza el cartel del Pacto de Varsovia, que se puede aplicar a este caso pese a ser otros los aliados de Moscú.

En aquellos momentos de la Guerra Fría Angola y Namibia fueron otros dos escenarios más de lo que el rotativo británico The Times llamó una guerra por poderes;[25] en la que nuevamente la OTAN y el Pacto de Varsovia se enfrentaban, pero no directamente sino a través de segundas naciones. Como ya lo habían hecho durante la Guerra de Corea o la de Vietnam.

Por la parte de los independentistas lucharon:

  • La SWAPO llevó el peso de las incursiones hacia el interior de Namibia en acciones de tipo guerrillero y asesinato de granjeros, destrucción de instalaciones, etc. SWAPO recibía cobertura de los otros países comunistas cuando Pretoria entraba en territorio angoleño.
  • Angola destinaría todo su ejército a terminar con los sudafricanos y sus aliados, especialmente cuando el FNLA se disolvió (ver más adelante).
  • Según fuentes cubanas Cuba aportó un total de 337.000 soldados entre el conflicto con Sudáfrica y la Guerra civil de Angola, con un pico de 53.000 hombres en un momento dado.[26] Con esta participación internacional, la primera de una serie de ellas, la nación caribeña demostraría contar con el ejército más poderoso del área, así como estar capacitada para prestar asesoramiento internacional.
  • La URSS oficialmente pagó la totalidad de la intervención cubana y etíope desde 1975. No obstante los servicios secretos occidentales informaron que las financiaciones no fueron tan sencillas ni tan transparentes (véase más adelante).

Por la parte de Sudáfrica intervinieron:

  • Sudáfrica: el régimen racista de Pretoria fue aumentando sus efectivos hasta superar los 20 000[21] que realizaban un servicio militar de dos años. No debemos pensar que esta nación era un peón jugando en un juego dirigido desde Estados Unidos. El miedo a sufrir una revolución marxista que terminara con la vida de los blancos o su permanencia en África era real, reforzada cuando el gobierno del MPLA ordenó la expulsión de todos los portugueses que aún pudieran residir en la ex colonia. También con las revueltas en Mozambique contra los ex-colonos portugueses y los sucesos ocurridos años antes en la antigua Rhodesia había sucedido algo parecido al tomar el poder Robert Mugabe. En opinión de muchos sudafricanos blancos si Namibia se independizaba corría peligro su propio sistema político y con él terminar con los blancos de las naciones antes mencionadas.
  • La UNITA se limitó a combatir en territorio angoleño, tanto en contra de sus compatriotas, como de etíopes, cubanos y las fuerzas de SWAPO que fue encontrando según conquistaba o reconquistaba territorios.
  • Estados Unidos aportó ayuda y sus multinacionales continuaron comprando petróleo en los territorios dominados por UNITA. Como terminaba de experimentar en el sureste asiático, la Teoría del Dominó parecía confirmarse una vez más; sin embargo el régimen racista de Sudáfrica y el Síndrome Vietnam le ahuyentaba de participar directamente.
  • Bélgica colaboró indirectamente a través de su empresa coparticipada por Sudáfrica: De Beers. Esta firma funcionaba como un semimonopolio, comprando la producción angoleña de diamantes, la cual suponía el 94% de los ingresos totales del país, el 80% de ellos en manos de UNITA[27]
  • Mercenarios occidentales acudieron en defensa de ambos bandos (la revista Soldier of Fortune llegó a publicar anuncios solicitando este tipo de combatientes.[24] ), pero sobre todo para los rebeldes de UNITA, comandada por Jonás Savimbi.

En esta relación se podría incluir también a China, pero el apoyo del llamado Gigante Asiático se centró más en el Zaire y el FNLA por lo que su aportación fue más bien a la Guerra civil de Angola, pese a estar muy ligadas las dos contiendas. Por el mismo motivo no se lista el ya citado FNLA o Frente Nacional para la Liberación de Angola por luchar también contra el gobierno angoleño del MPLA; pero debido a tener su base en el norte del país, no tomar parte significativa en las operaciones sudafricanas y a disolverse a lo largo del conflicto no se le incluye en la relación.

La fuerza con que atacó el bando sudafricano al gobierno del MPLA, presidido por António Agostinho Neto, fue tan grande que, como se ha mencionado, pronto perdió casi todo el territorio. Pero la intervención y perícia de los cubanos y etíopes lograron primero detener la ofensiva y seguidamente hacerlos retroceder. La campaña angoleña costaría al gobierno de La Habana varios miles de muertos a lo largo del conflicto, pero el régimen del MPLA sobrevivió y la SWAPO conservó buena parte de su infraestructura.

Pese a todo los sudafricanos propinaron duros golpes a sus enemigos. Al contrario que otras potencias como Estados Unidos en Vietnam, los de Pretoria conocían bien la sabana y sabían adaptarse a ella para crear nuevas armas y estrategias más útiles y menos costosas que las que pudieran idearse, por ejemplo, en los despachos del Pentágono; después de todo ellos eran también africanos y conocían su tierra. Así demostraron que en aquellos terrenos la alta tecnología, en forma de carros de combate y otros vehículos pesados, no era muy efectiva como la infantería bien entrenada, caso de los Recces, para lograr exitosos golpes de mano en territorio enemigo[28]

En el plano político Sudáfrica convoca elecciones generales en el territorio, pero son declaradas nulas por la ONU y boicoteadas por SWAPO, además de considerarse amañadas de antemano.[21]

Sudáfrica apuesta por la victoria militar

En abril de 1978 el gobierno de Pretoria aceptó entablar conversaciones con el Grupo Occidental de Contacto para llegar a una solución negociada del conflicto. Sin embargo el apoyo popular de que gozaba la SWAPO en Namibia era demasiado fuerte y la posibilidad de perder el territorio, si permitía la celebración de comicios libres, demasiado evidente como para ignorarla. Ante estas circustancias el gobierno de Vorster apostó por la opción militar, con la esperanza de vencer antes de que la presión internacional pudiera convertirse en insoportable.

Sudáfrica aumenta fuerzas y los cubanos las reducen

Palacio presidencial etíope atacado por los rebeldes. La situación vivida en el otro extremo de África llevó a Castro a trasladar parte de sus efectivos de Angola a Etiopía.

A la provincia de Namibia es destinado buena parte del ejército, incluyendo su fuerza aérea formada por los entonces modernos Mirage III y modernísimos Mirage F-1. Además se estaba ultimando un programa con empresas israelíes para modernizar el armamento y entregarle a la industria sudafricana los conocimientos necesarios para producir y mantener sus propios sistemas de armas. Pero igual que los estadounidenses en Vietnam o los cubanos en Angola unos años después, el ejército sudafricano sabía que limitarse a esperar las incursiones de SWAPO o la ocupación del territorio fronterizo por la UNITA, no solucionaría el problema; resultaba imprescindible aumentar las operaciones en Angola.

La situación favorecía aún más a los sudafricanos, si cabe, por el estallido de la Guerra del Ogadén entre Etiopía y Somalia que duraría de 1977 a 1978. Etiopía necesitaba efectivos para defender el territorio, parte de las fuerzas terrestres y aéreos cubanos debían ser trasladados al Cuerno de África para defender al régimen de Adís Abeba de la invasión somalí que los superaba en número; lo que, por tanto, reducía las fuerzas con que podía contar Luanda para detener tanto a UNITA como a Sudáfrica.

El 4 de mayo de 1978 los famosos Recces sudafricanos junto a otras unidades lanzaron la Operación Reeinder al interior de Angola, para localizar y destruir el cuartel de SWAPO en Cassinga. Fue la primera gran operación aerotransportada realizada por Sudáfrica. Según la versión sudafricana la preparación de esas fuerzas de élite[29] ayudó a conseguir un rotundo éxito, destruyendo el cuartel de los guerrilleros, matando a numerosos combatientes y capturando numerosos prisioneros. Sin embargo los namibios lo vieron de forma muy diferente. Los sudafricanos mataron a unos 1 000 namibios de los cuales 600 eran civiles y refugiados.[19] Debe tenerse en cuenta que en la Matanza de My Lai fueron asesinados unos 300 vietnamitas por el Ejército de Estados Unidos, lo que causó una gran conmoción en el País, y en la de Matanza de Oradour-sur-Glane las SS mataron a 625 franceses quedando como un recuerdo a los muertos de la Segunda Guerra Mundial[30]

En los meses de marzo y abril de 1978 la Misión Militar de Cuba en Angola realizó una operación denominada "Ejercicio Táctico en Campaña" dirigida por el (ya fallecido) General Raul Menéndez Tomasevich, cuyo objetivo era desarticular las fuerzas de la UNITA en la provincia de Cuando Cubango y en la medida de lo posible capturar a Jonas Savimbi. La operación terminó abruptamente con el rescate, por parte de las SADF, de Savimbi.

El recuerdo de la incursión sudafricana adquirió un valor especial para el pueblo namibio que desde entonces cada 4 de mayo se celebra la matanza perpetrada en Cassinga, siendo una fecha destacada en el calendario del país africano. En Sudáfrica la matanza también contribuyó a la sensación de que aquella guerra no era ni justa; pero el control que el Gobierno podía aplicar a los medios de comunicación impedía en gran medida la difusión de la noticia.

En septiembre de 1978 la ONU adoptó, pese al apoyo dado por Estados Unidos, Gran Bretaña o Francia a Sudáfrica, la Resolución 435 que desde entonces fue el documento legal que marcaría las posibles condiciones para establecer la paz o continuar la guerra.

El oro incrementa el potencial sudafricano

La tecnología y asesoramiento entregados a Sudáfrica le permitieron fabricar su propio armamento.
La vegetación de la sabana africana muchas veces no permite ver a poca altura del suelo, como sabían los sudafricanos y descubrieron los tanquistas cubanos, entrenados para manejar carros más bajos.

En favor de Sudáfrica jugó la fuerte subida del oro, del que es uno de los principales productores, que le permitió doblar el gasto militar.[21] Con esta inyección económica Pretoria podía mantener la primera línea de actuación, en forma de acciones directas llevadas a cabo por fuerzas especiales y unidades mecanizadas. Al mismo tiempo podía incorporar maquinaria más pesada, como carros de combate y otros medios de una guerra convencional. Gracias a los ingresos provenientes del oro Sudáfrica podía realizar el enorme esfuerzo económico que la contienda requería y al mismo tiempo financiar sus programas de investigación: pues llevaba varios años embarcada en obtener el arma nuclear. Ya en 1977 había realizado una prueba y comenzó a producir bombas atómicas hasta un total de cuatro o más.[18] El país austral contaba con la mejor tecnología nuclear del continente[8] y, gracias al apoyo de Israel, estaba desarrollando un programa conjunto de misiles. Esta proliferación nuclear, tolerada cuando no apoyada por los países occidentales, asombró al mundo, pues realmente la nación no tenía enemigos que pudieran amenazarla porque los medios terrestres, navales y aéreos de que disponía eran muy superiores a los pudieran presentar Angola, Mozambique o incluso Zimbabwe. Pese a todo las inversiones en defensa no se detuvieron en ningún momento, el programa continuaría hasta la caída del Régimen y se sospecha que la explosión atómica que tuvo lugar al sur del océano Índico en 1979 fue una prueba del programa conjunto sudafricano-israelí.[18]

Este apoyo occidental, sobre todo de Israel, pero también de Francia, Gran Bretaña o Alemania Occidental, dio sus frutos. Cuando la ONU decretó el embargo de armas contra Sudáfrica en 1980, la industria bélica convencional sudafricana se había dinamizado, sabedora de que no contaba con mucho apoyo en el exterior, era capaz de casi autoabastecerse, llegando incluso a realizar estudios de material muy complejo, como el helicóptero artillado Denel AH-2A Rooivalk, pese a que las primeras unidades se terminarían cuando el conflicto ya había terminado. Pero uno de los mayores acierto de esta industria, según la revista Defensa, fueron sus tanques. Los hombres de Pretoria manejaban carros de combate más altos y en principio más vulnerables, pero eso era una ventaja porque ellos podían ver por encima de la hierba de elefante africana, muy alta, que no facilitaba las cosas a los tanquistas caribeños, lo que les supuso a estos muchas bajas[31]

La invasión de Angola

Incursiones de SWAPO y de Sudáfrica en Angola y Namibia, 1978-1980.[29]

Se realizaron numerosas incursiones de las tropas sudafricanas en territorio angoleño y también de la parte fronteriza entre Zambia y Angola; todas con el fin de castigar a la SWAPO y los apoyos que haber establecido en los dos países vecinos. Algunas de las operaciones realizadas fueron.:[29]

  • En agosto de 1979 se lanza la Operación Safform en Zambia.
  • En junio de 1980 se desarrolla la Operación Sceptic con fuerzas mecanizadas en Angola.
  • En agosto de 1980 los sudafricanos emprenden la Operación Kilpkop con fuerzas helitransportadas, también en Angola.

No resulta fácil indicar quién llevaba la iniciativa, aunque el entrenamiento, la capacitación y la disciplina resultaban bazas muy importantes en favor de Sudáfrica.[25] La versión oficial sudafricana es que sus golpes, como los antes citados, fueron certeros;[2] por su parte los cubanos empleaban armamento de todas clases y consiguieron que las bases de SWAPO en su territorio siempre permanecieran funcionado, lanzando incursiones hasta 1988, pese a que muchas de aquellas bases fueron desbaratadas y destruídas; unas veces por operaciones especiales de los Recces en un sólo día, otras por acciones de fuerzas mecanizadas y aerotransportadas a lo largo de varios días. Demostrándosé así que la contienda cada vez era más una guerra convencional e iba camino de ser la mayor de África subsahariana.

Las necesidades de soldados no resultaron un problema especialmente grave para Pretoria. Pese a que su ejército estaba constituido mayoritariamente por soldados blancos el servicio militar era obligatorio y las situaciones vividas por las poblaciones blancas en Mozambique y especialmente Rhodesia, de donde muchos blancos huyeron del país temerosos de ser asesinados por los negros o el ya lejano ejemplo de la población portuguesa expulsada cuando el gobierno angoleño cambió de manos, fue un buen argumento para motivar a buena parte de los jóvenes sudafricanos y no sufrir deserciones en masa. Este miedo de la población blanca sudafricana tiene tradición en ese país, Alfonso Rojo la denomina la tentación de las maletas y la ilustra con ejemplos de la cantidad de empresas de seguridad existentes en el país o la desproporcionada cifra de dispositivos de seguridad doméstica instalados cada año.[7] Este miedo a ser asesinado o expulsado de su tierra sin sitio a donde ir, en mentalidad sudafricana, unido a las duras leyes de la nación y al control de los medios de comunicación hacía que no hubiera excesivos problemas de reclutamiento.

En distinta situación estaban los combatientes negros. Tanto UNITA como el gobierno de Luanda no dudaron en reclutar niños soldados por la fuerza para cubrir sus bajas, práctica que se repetiría con suma frecuencia en otras guerras africanas anteriores y sobre todo posteriores.

La tenacidad de los namibios

Incursiones de SWAPO y de Sudáfrica en Angola y Namibia, 1981-1984[29] Se puede apreciar un incremento de las operaciones sudafricanas y un desplazamiento hacia el oeste.

La situación militar no era favorable a los namibios de SWAPO y Sam Nujoma, su dirigente y después primer presidente de Namibia, lo sabía. Las operaciones del SADF les habían costado muchas vidas y la destrucción de varios centros de entrenamiento. Por otra parte UNITA había conquistado gran parte del sureste de Angola.

Pese a todo, el apoyo a su movimiento aumentaba cada vez más. Las Naciones Unidas se habían pronunciado a su favor e incluso habían ordenado a Sudáfrica el abandono de Namibia, momento en el cual la delegación sudafricana abandonó la sede de la ONU en Nueva York. Aunque su causa y su lucha no era muy conocida, matanzas como la de Cassinga disminuían aún más las simpatías que el régimen del Apartheid pudiera tener en Europa y América del Norte.

Sam Nujoma movió sus bases hacia la costa de Angola, y desde entonces lanza sus operaciones hacia Namibia desde las proximidades de la ciudad costera de Mabimbi, que permaneció en poder del gobierno de Angola durante todo el conflicto civil. Además estableció definitivamente su cuartel general en la ciudad de Lubango, algo más al norte y al este de la costa. Allí permaneció incluso cuando UNITA estaba cercando la ciudad.[25]

A pesar de los golpes recibidos, las entradas en Namibia no cesaban, aunque limitadas a la zona costera. En aquel momento el presidente de Sudáfrica era Marais Viljoen, otro miembro del Partido Nacional, y era consciente de que llevaba ya más de 15 años de guerra y no había logrado terminar ni con SWAPO ni con sus incursiones y la pujanza del oro no duraría eternamente.

Las acciones sudafricanas se agudizaron en los años ochenta:

  • En agosto de 1981 lanzan Operación Protea con dos contingentes distintos. El primero lo forman unidades mecanizadas y avanzan el 24 de agosto por el río Cunene hasta Humbe; el segundo es helitransportada hasta Xangongo el 25 de mismo mes, donde desaloja el cuartel general de la SWAPO en la región. De allí bajan hasta la localidad de Ongiva, donde destruyen también el cuartel guerrillero al día siguiente.
  • En noviembre de 1981 se lleva a cabo la Operación Daisy, en la localidad de Bambi. En esta ocasión los sudafricanos permanecen en Angola durante tres semanas.
  • En marzo de 1982 las SADF ejecutan la Operación Super, donde una pequeña fuerza sudafricana mata a 200 guerrilleros en ocho horas cerca de Cambeno.
  • Entre julio y agosto de 1982 se realiza la Operación Membos por comandos Recces que desalojan el cuartel general de SWAPO en el frente este, cerca de Mupa y a varios cientos de kilómetros en el interior de Angola.
  • Entre diciembre de 1983 y enero de 1984 se llevan a cabo nuevamente incursiones aún más profundas con el nombre de Operación Askarl. Con estas incursiones la SADF logra destruir la infraestructura logística y organizativa de los namibios en la zona.

Con estas misiones Sudáfrica logró llegar con sus incursiones hasta la ciudad de Cuito en el este y algunos cientos de kilómetros al sur de Namibe en el oeste[25] y supusieron una presión considerable para el gobierno de Angola, hasta el punto de agobiar al gobierno angoleño que llegó a negarle oficialmente el apoyo a SWAPO en 1984.[29]

También en lo que se refiere a la guerra en el aire las SAAF o Fuerzas Aéreas de Sudáfrica triunfan en 1981 y 1982, derrotando en combate aéreo a la Fuerza Aérea Revolucionaria cubana y obligándola a rediseñar sus tácticas y estrategias. Fuentes cubanas reconocen haber perdido un MiG-21 frente a los Mirage F-1 y haber sufrido daños en otros dos MiG-21 en otro combate del que salieron también derrotados[32]

Mientas, la presión internacional sigue contra Sudáfrica. En 1983 el Consejo de Seguridad de la ONU declara ilegales los esfuerzos de aquel país por dictaminar la política de Namibia. También se va extendiendo el embargo y el aislamiento del país que no puede participar en los Juegos Olímpicos ni importar armas; lo que ya no constituía un gran problema a priori, por la transferencia tecnológica de años anteriores, pero terminó siendo un factor determinante años después cuando sus cazas franceses comenzaron a quedar obsoletos.

Hacia la mayor batalla del África Subsahariana

El apoyo a UNITA continuó por parte de Pretoria, porque si ésta perdía la Guerra civil de Angola la SWAPO podría abrir un frente de varios centenares de kilómetros en la frontera; además la reelección de Ronald Reagan para la Casa Blanca aumenta el apoyo recibido por UNITA y el beneplácito por las acciones de Sudáfrica. La guerra se recrudece; los hombres de Pretoria cada vez entraban más y en mayor número en Angola; además permanecían más tiempo en territorio extranjero. Unido a esto debían intensificarse las acciones directas para no permitir respiro ni recuperaciones a SWAPO; sin embargo el movimiento independentista continúa sin ser destruido y la ciudad de Namibe continúa sin ser tomada ni las presencia de los namibios sin ser eliminada.

En 1984 abandona la presidencia de Sudáfrica Marais Viljoen y ocupa su lugar Pieter Willem Botha, apodado El Cocodrilo, una figura destacada dentro del Partido Nacional quien, pese a realizar pequeñas concesiones a la defensa de los Derechos Humanos, fue un claro defensor del sistema racista durante su mandato.

Cuba incrementa su apoyo militar

Máxima extensión conseguida por UNITA hasta el final de la Guerra.[25]

Como se ha visto, Sudáfrica podía realizar operaciones a varios cientos de kilómetros en territorio angoleño y mantener a sus soldados allí durante días y semanas seguidos. La necesidad de más refuerzos para Angola resultaba urgente. Como se ha dicho, Cuba desplazaba unos 50.000 soldados por año; además había mandado los viejos T-34 de la Segunda Guerra Mundial y los T-55, algo más modernos. Del mismo modo servían en África 50 unidades de MiG-21. Sin embargo el control del cielo angoleño seguía fuera de sus posibilidades. Para solucionar esta carencia Fidel Castro decidió enviar en 1984 30 de los entonces modernos MiG-23, más maniobrables, con más capacidad de armas y más alcance, con el fin de lograr la superioridad aérea, básica en las guerras contemporáneas. Estos aparatos, llamados Chorizos por los cubanos, eran el resultado de los conocimientos obtenidos en Vietnam en la década de los 60 y principios de los 70, luchando contra los aviones estadounidenses.[16] Estos aparatos, mucho más caros que los anteriores, pertenecían a una generación superiores a los aviones sudafricanos, que ya no podían modernizarse con tanta facilidad, ya que el embargo decretado por la ONU lo dificultaba. Poseía los Mirage F-1 franceses, pero en su versión A, la básica con equipos electrónicos simplificados,[16] por lo que no podían, entre otras cosas, emplear misiles más allá del alcance visual. Con el nuevo refuerzo y las lecciones aprendidas en los años anteriores los pilotos cubanos consiguieron invertir los papeles y la SAAF comenzó a sufrir sucesivas pérdidas, rehuyendo progresivamente los combates aéreos y abandonando a sus fuerzas terrestres ante la llegada de los caribeños.

En la parte terrestre Castro subió la apuesta militar añadiendo en 1987 a los T-34 y T-55 los T-62, calificados como el mejor tanque en Latinoamérica[33] También se habían desplazado hasta Angola radaristas y controladores aéreos cubanos con sus equipos, demostrando este país la fortaleza de su ejército y la preparación de sus hombres.

La batalla de Cuito Cuanavale

En la batalla se concentraron todo tipo de fuerzas, incluidas las más pesadas como estos Ratel sudafricanos.
Artículo principal: Batalla de Cuito Cuanavale

En 1987 el gobierno de Angola prepara un gran dispositivo para destruir la resistencia de UNITA en el sureste del país. Este lo denominan Saludando a Octubre y se desenvolvería en la región de Mavinga, con el fin de expulsar a los sudafricanos hacia Namibia y derrotar a la UNITA en esa región, de gran importancia por sus recursos auríferos y diamantíferos.

Los generales cubanos no se mostraron de acuerdo con esta operación y deciden no tomar partido, por lo que el ejército angoleño partió solo hacia Mavinga.

A lo largo del mes de julio de 1987 las fuerzas de Angola sufren una seria derrota frente a las tropas de Sudáfrica y los guerrilleros de Sabimbi, que detienen primero la ofensiva gubernamental y después pasan al contraataque. Las columnas angoleñas deben retroceder cada vez más terreno hasta que se abre una brecha en sus líneas en la localidad de Cuito Cuanavale. En ese momento el gobierno de Luanda pide ayuda al de La Habana para contener la ofensiva.

Los sudafricanos preparan la Operación Hooper, con carros de combate Olifant, infantería mecanizada y varias piezas de artillería autoprosulsada G5 y G6; además de infantería convencional y el apoyo de la UNITA. En total casi dos divisiones de soldados apoyados por gran cantidad de maquinaria pesada. Por su parte, cubanos y angoleños, reúnen la mayor parte de sus fuerzas en la rivera norte del río Cuito Cuanavale, incluyendo carros de combate, vehículos blindados y artillería. En total, los mayores contingentes militares que se han dado reunión en el África Subsahariana.

El 15 de noviembre las tropas cubanas deciden pasar a la ofensiva y lanzan varios blindados para contener a las fuerzas sudafricanas, que han penetrado por la brecha y amenazan con tomar la ciudad. En ese momento despegan los MiG para dar cobertura a las unidades terrestres, el dominio del cielo lo consiguen pronto y comienzan el bombardeo, destruyendo varias piezas de artillería y blindados. Al perder el control del cielo los sudafricanos deben avanzar de noche y camuflarse de día, reduciendo mucho su movilidad. Pese a todo el 15 de diciembre ponen en marcha la Operación Hooper y entre el 12 de enero y el 14 de febrero sus piezas de artillería autopropulsadas atacan desde el límite de su radio de acción (unos 35 km) las posiciones cercanas a Cuito. Los sudafricanos causan duras pérdidas a las fuerzas comunistas, pero no logran desbaratar su resistencia.

Los cubanos lanzan a sus MiG-21 y envían más de refuerzo, realizando más de 1.000 salidas. Por su parte los MiG-23 continúan efectuando misiones de reconocimiento, bombardeo y protección. Hasta marzo son llevadas a cabo 1.283 misiones.

Finalmente Sudáfrica detiene sus ataques el 23 de marzo de 1988 sin llegarse a un acuerdo en las pérdidas sufridas. Oficialmente han muerto 31 sudafricanos, pero fuentes no oficiales elevan las bajas a 715. Poco se sabe por parte cubana y angoleña, no obstante las bajas pudieron ser de cientos de soldados. Del mismo modo no queda claro de quien fue la victoria. Para Cuban Arms es un triunfo claro de las armas caribeñas,[34] mientras que para Bill y Andrea Revilio constituyó una victoria táctica de Sudáfrica.[19] The Times suscribe también esta segunda opinión afirmando que el ejército sudafricano no fue derrotado.Al mismo tiempo,la encyclopedia norteamericana Worldbook afirma que el ejercito sudafricano se vio obligado a retirarse tras sufrir duras perdidas y ante la superioridad tanto en el aire como en tierra de los cubanos.

Sea como fuera la guerra estaba desgastando a ambos bandos. Además desde Moscú comenzaba a notarse la política de distensión imprimida por Mijaíl Gorbachov, con lo que Cuba cada vez tenía más dificultades para obtener armamento y fondos; pese a que existen varias fuentes que informan que era Angola y las explotaciones petrolíferas las que estaban pagando parte de los costos bélicos, como se verá más adelante.

Los cubanos atacan Namibia

Los MiG-23 cubanos atacaron Namibia desde una base construida ex profeso para ellos.

La base aérea de Cahama fue construida para los aviones MIG-23BN (caza-bombardero táctico de medio alcance). Como en el caso sudafricano años antes, Cuba decide atacar las bases de las SADF en su propio suelo, aprovechando su superioridad aérea. Como se ha dicho, el embargo internacional impedía a Sudáfrica modernizar sus F-1 ni dotarlos con misiles más precisos para oponerse a los cazas cubanos.[34] Es esta presión internacional y no la falta de poder militar lo que, para The Times, supuso la finalización del conflicto.[28]

Por su parte el respeto a las normas no escritas de la Guerra Fría también regían para Fidel Castro. Como en el caso estadounidense, Mijaíl Gorbachov no deseaba poner en peligro el territorio de un país capitalista y aliado de la otra superpotencia. No se hizo en Corea, cuando Mc Arthur solicitó emplear armas nucleares contra China, ni tampoco en este conflicto cuando Luanda estaba a tiro de los cañones de la SADF. Por eso la URSS se negó a facilitar los depósitos externos a los MiG-23 que los cubanos necesitaban para poder penetrar en Namibia, atacar los objetivos y salir. Pero, al contrario que el sudafricano Vorster años antes, Castro no estaba dispuesto a cesar en su empeño. Aprovechando la preparación técnica de su pueblo, el dirigente cubano envió a un grupo de ingenieros y obreros especializados para que construyeran un aeropuerto de dos pistas en la localidad de Cahama, cerca de la frontera con Namibia, para operar desde él sus cazabombarderos con gran ahorro de combustible.

Como ya estaban haciendo en la Isla de Granada antes de la invasión estadounidense, los cubanos realizaron los estudios y en 75 días la base aéra estuvo lista para operar. Llegaron los aviones y fijaron su primer objetivo: el complejo hidroeléctrico fronterizo de Calueque-Ruacaná.

Mientras se preparaba la incursión, transcurrieron los meses de mayo y junio. En ese tiempo patrullas de la SWAPO realizaron misiones exploratorias junto a los cubanos y angoleños en el sur de Angola y norte de Namibia. En numerosas ocasiones sorprendieron a destacamentos sudafricanos y los atacaron. También fueron sorprendidos a veces; los de Pretoria utilizron su armamento para causarles serias bajas, pero ahora la organización de Samuel Daniel Shafiishuna Nujoma contaba con la superioridad aérea cubana como ayuda. En esas fechas los MiG-23 realizaron varias salidas y devolvieron los golpes. Un cubano lo describió con los siguientes versos: De la muerte que se embosca entre las lianas[35]

Castro, sabedor de que la situación política internacional estaba cambiando, deseaba la paz y quería emprender una acción contra una base aérea sudafricana, o el complejo hidroeléctrico antes citado -que proporciona agua y electricidad a buena parte de Namibia- además de algún otro objetivo importante dentro de territorio sudafricano. En cualquier caso, un aviso harto elocuente de que si Pretoria no firmaba la paz, la guerra podría extenderse a Namibia.

El 27 de julio de 1988 a las 12:30 once cazabombarderos MiG-23BN* despegaron hacia Calueque-Ruacaná. A las 13:00 llegaron al complejo hidroeléctrico y lo bombardearon, destruyendo las compuertas, la sala de máquinas y la grúa principal. Todos los MiG regresaron sin novedad.

  • El día del ataque a la reguladora de agua de Calueque, los MIG-23BN se encontraban en la motonave Violet Island, a la deriva en pleno Océano Atlántico. Los MIG-23BN no participaron en combate. Fueron los MIG-23ML los que realizaron el ataque a Calueque.

A la semana siguiente se preparó otra incursión contra una base aérea sudafricana, seguida de una ofensiva terrestre. Tanquistas cubanos sobre los T-62 penetraron en Namibia* hacia Calueque, que se encuentra en franco territorio angoleño. Allí descubrieron una base oculta de la SADF y entablaron combate con los sudafricanos. Nuevamente los MiG atacaron, destruyendo blindados, barrancones y matando a varios sudafricanos. Las cifras de muertos son contradictorias; Sudáfrica reconoce haber perdido 13 hombres y derribado un MiG cubano; las fuentes cubanas por su parte afirman tener pruebas de 50 muertos sudafricanos y no perder ningún avión propio.[34]

  • Las unidades cubanas jamás entraron en territorio de Namibia.

En esos momentos las fuentes no se ponen de acuerdo en el resultado posterior. El gobierno de Pieter Botha ya estaba en conversaciones para encontrar una solución negociada a la Guerra; pero las fuentes cubanas indican que aquella ofensiva empujó a Pretoria a solicitar la paz. Por otra parte, la posición cubana no parece haber sido tan fuerte como sus declaraciones pudieran indicar; la URSS estaba entrando en una grave crisis económica, por lo que no podía seguir financiando tanto como antes las operaciones cubanas. Sin embargo, en este punto de la financiación de las operaciones, debe apuntarse que, según la CIA y espías del servicio secreto francés, la financiación de la contienda no la estaba pagando únicamente la URSS; el gobierno angoleño también pagaba diversas cuantías por cada soldado, cada oficial, etc. y la petrolera estadounidense Gulf Oil, que extraía petróleo de Cabinda pues Angola es el segundo productor africano. Gulf Oil había contratado a parte de los efectivos cubanos para defender sus instalaciones y sus extracciones,[24] dándose la paradoja de ser una empresa estadounidense financiando a sus enemigos cubanos[28] (ver Guerra civil de Angola).

Resistencia frente a la guerra

La resistencia a la guerra, a cualquier guerra, tiene tradición en Sudáfrica, especialmente ante un conflicto como el de la Frontera que no era siempre considerado como justo por todos los sudafricanos blancos. En 1989, 771 reclutas declararon públicamente su intención de no acudir a la Frontera y al menos hubo 1.289 objetores de conciencia.[36] [37] En enero de 1985, 7.589 jóvenes se oponían al servicio militar, según datos del National Service, cuando en 1984 estos habían sido 1.596.[37] Se estima que unos 7.000 jóvenes salieron hacia Europa desde 1978 para evitar cumplir el servicio militar; sin embargo el Committee on South African War Resistance contabilizaba 10.000 jóvenes salidos de Sudáfrica para evitar participar en la Guerra.[37] A cualquiera de estas cifras habría que sumar los cientos de hombres que desertaron, se ausentaron del servicio o simplemente fueron declarados prófugos; muchos de los cuales se unieron a los llamamientos para oponerse al conflcito desertando, como los realizados por el Congreso Nacional Africano.

Por su parte, SWAPO también notó las deserciones en sus filas, llegando al extremo de algunos desertores que se unían a las fuerzas sudafricanas e incluso a la más dura de todas, los Recces.[29] Sudáfrica acogía a estos desertores así como había acogido a otros veteranos de cuerpos de élite como los Selous de la antigua Rhodesia. Para muchos namibios los años de guerra transcurridos eran demasiado, los mismo que los ataques de los sudafricanos a sus bases, con gran impacto en sus infraestructuras y en su moral, además de contemplar como las tropas sudafricanas se movían con libertad en varias zonas cercanas a la frontera; pese a sus acciones unidas a las de cubanos y las del ejército angoleño.

La firma de la paz y la independencia de Namibia

La ONU movilizó un gran contingente en misión de paz y supuso un éxito que abriría las puertas a otras grande misiones como Bosnia (en la imagen), Nicaragua, Camboya...

A principios de 1988, ante la situación de agotamiento y estancamiento general, se reúnieron en Ginebra el ministro de Asuntos Exteriores de Sudáfrica Pik Botha y el Secretario de Estado para Asuntos Africanos de Estados Unidos Chester Croker para lograr un plan que llevara a la independencia de Namibia.

Esta situación a quien más favorecía era a la SWAPO, -consciente de no tener a su alcance la victoria militar- pero que sabía que sí podía vencer políticamente, porque conocía a la gran mayoría de namibios que la apoyaban y estaba segura de ganar en una votación limpia.

En marzo de 1988 firmaron el acuerdo los dos representantes y seguidamente comenzaron las reuniones de alto nivel entre los dirigentes de las naciones implicadas. En diciembre de 1988 se firmó en Nueva York el Acuerdo Trilateral de Nueva York para poner en práctica la Resolución 435 de casi cuatro años antes.

El 1 de abril de 1989, unas horas después de entrar en vigor la Resolución de la ONU, todo el proceso estuvo a punto de fracasar por la incursión desde Angola de guerrilleros fuertemente armados. La SADF reaccionó enviando tropas y los enfrentamientos tuvieron como saldo 305 miembros de la SWAPO muertos y 27 sudafricanos.[19] Afortunadamente para todos los que podían haber seguido muriendo en la guerra, el proceso siguió adelante. Se celebró una reunión de urgencia en Mount Etjo Safari Lodge entre el 8 y el 9 de abril donde se firmó la Declaración de Mount Etjo, volviendo a ponerse en marcha la Resolución 435.

El secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar hizo un esfuerzo por terminar con el conflicto y logró reunir por primera vez desde los años '60 un contingente compuesto por 500 policías para mantener el orden durante el proceso, varios civiles para preparar y supervisar las elecciones y más de 4.475 soldados de 21 países para sellar el conflicto y proporcionar soporte logístico a los demás participantes. La misión se denominó UNTAG y resultó un éxito.[19]

Entre el 7 y el 11 de noviembre de 1989 se celebraron las elecciones supervisadas por la UNTAG. Votaron el 97% de los 701.483 habitantes con derecho a voto.[19] Como ya preveían los contendiente, la SWAPO ganó con un 56,5% de los votos, seguido por el Democratic Turnhalle Alliance (DTA), con un 28,1%, siendo nombrado Sam Nujoma primer presidente democrático de Namibia. Nujoma declaró el deseo del pueblo namibio de independizarse de Sudáfrica y su gobierno comenzó a preparar el traspaso de poderes.

El 20 de marzo de 1990 la bandera sudafricana fue arriada del estadio de Windhoek, capital de Namibia, y sustituida por la namibia, desapareciendo así la penúltima colonia de África -según la ONU- y la última según Marruecos, que considera al Sáhara Occidental como territorio propio.

Conclusiones de la guerra

Desde la operación en Namibia la ONU ha realizado muchas otras misiones, como esta en Iraq, gracias en parte al éxito obtenido en África.

La principal conclusión de la guerra fue nuevamente la insuficiencia de la maquinaria militar, por muy poderosa y entrenada que esté, para retener a los pueblos. Namibia finalmente fue independiente además de una democracia consolidada que supo aprovechar sus grandes recursos naturales para conseguir una economía en alza, al menos los primeros años,[19] aunque actualmente el sida pone en peligro la estabilidad macroeconómica del país, según Afro News[38]

La ONU volvió a acometer las operaciones de mantenimiento de la paz abandonadas hacía unos 30 años. Los altos objetivos que esta organización se marcó, el enorme contingente que pudo movilizar (unos 5.000 miembros) y el gran éxito que obtuvo.[39] contribuyeron a revalorizar esta organización, comenzando a considerarla una institución útil para lograr la paz y empezando a recibir numerosas solicitudes de intervención en todo el mundo. Desde la operación de Namibia se han producido o continuado misiones para el mantenimiento de la paz en casi todos los continentes y durante todos los años, llegando incluso a considerarse una crisis de éxito.[39]

De la contienda no se han llegado a saber muchas cifras respecto al número de muertos, heridos o prisioneros; pero dejó un terrible balance de mutilados por las minas sembradas por ambos bandos. Asimismo en Angola el conflicto civil perduró hasta la muerte por fuerzas gubernamentales de Sabimbi en 2002.

El final de la Guerra y la desmovilización siguiente dejó a muchos soldados en el paro. Varios de ellos se unieron para formar empresas de mercenarios como Executives Outcomes, que posteriormente participaría en la Guerra civil de Sierra Leona, en la cual, mientras se mantuvo en su puesto, la capital estuvo a salvo de las matanzas y mutilaciones perpetradas por el FRU.[27]

Dos años después de la independencia de Namibia, RENAMO y FRELIMO firmaban la paz para Mozambique, terminando el otro conflicto del cono sur africano.

El mismo año que se firmaba la paz Botha abandonaba el poder y asumía el gobierno Frederik de Klerk, quien emprendió una serie de reformas para desmontar el régimen racista. En 1994 se produjeron las primeras elecciones multiraciales en el país, con la elección de Nelson Mandela como presidente de la nación más desarrollada de África. El nuevo gobierno tuvo que vivir la explosión de la violencia callejera, pero sin el régimen de segregación racial y con el programa nuclear sudafricano, pese a que algunas hipótesis apuntan a que fue desmantelado por el anterior gobierno blanco para evitar que una nación negra tuviera ese poder.[24]

Cuba empleó la experiencia obtenida en Angola y participó en otras guerra como la ya citada Guerra del Cuerno de África, aunque la disolución del bloque comunista redujo drásticamente su capacidad de realizar misiones internacionales.

Aunque en esa parte del continente se logró implantar la paz, en el resto de África las matanzas, genocidios y guerras civiles continuaron con más intensidad que en los años de la tensión entre los antiguos bloques; en parte siguiendo las prácticas con anterioridad usadas, y otras "nuevas" totalmente inventadas en estos posteriores conflictos, como el empleo de niños drogados como soldados, la utilización de niñas como esclavas sexuales o el tráfico de recursos naturales de los paises beligerantes o usados como teatro de operaciones (como caucho, diamantes, cobre, petróleo etc.) la gerra civil fue una mentirapara financiar las operaciones de guerra y el mantenimiento y compra de armas.[27]

Repercusión internacional de la Guerra en la frontera de Sudáfrica

Rinocerontes bebiendo en una reserva senegalesa. Las posibilidades de caza mayor que ofrece África posibilitaron que muchos soldados se dedicaron a otras actividades diferentes a las bélicas, como escribe Frank Delgado.

Pese a ser la mayor confrontación del África Subsahariana y durar 25 años, este conflicto resulta prácticamente desconocido para la mayoría de los países; al contrario de otros de la misma o menor intensidad contemporáneos suyos, como puede ser la Guerra civil del Líbano o la guerrilla de los Contras en Nicaragua; excepto para los contendientes, pues tanto en Cuba como en Sudáfrica existe bibliografía sobre el mismo y expresiones coloquiales que tiene origen en esta guerra.

La información llegada desde el cono sur africano fue muy escasa, restringiéndose a noticias puntuales, como la Batalla de Cuito Cuanavale. Posteriormente los medios de comunicación prestaron más atención al proceso de paz por ser la primera vez que se realizaba un envío de cascos azules tras la última misión a Katanga en los sesenta. Al mismo, para países como España aquella constituía la primera vez que sus tropas podían lucir los casos azules y salir en misión internacional, resultando ser la primera de una larga lista.

El cine es quizá uno de los medios que ha mostrado algo de atención a este coflicto, pese a ser de forma colateral.

La película El señor de la guerra contaba con una escena sobre la paz en Namibia, donde Yuri y Vitali ven a Ava rodeada de niños negros y cascos azules de la ONU celebrando la firma de los Acuerdos Tripartitos; pero la escena fue eliminada del montaje final. Puede verse en los extras del DVD[40]

En la película Diamante de Sangre(2006)de Edward Zwick, el personaje interpretado por Leordo Dicaprio, Danny Archer, participó en esta guerra como miembro del Batallón 32 (Bufalos). Esta unidad estaba integrada mayoritariamente y en ocasiones exclusivamente por extranjeros, sobre todo rodhesianos blancos emigrados de ese país cuando se convirtió en Zimbawe. El Batallón fue apodado en varias ocasiones como Los Terribles y sirvió en la actual Namibia y Angola en campañas de contrainsurgencia contra el Ejército Popular para la Liberación de Namibia, brazo armado de SWAPO. En esta guerra de guerrillas realizaron varias exitosas operaciones en Angola, pero también actos como la Matanza de Cassinga, demostraron su pericia, pero también su brutalidad al cometer una de las mayores asesinatos en masa del siglo XX. Este personaje también aborda brillantemente (nominado al Oscar) el trauma psicológico (apatridas) que tienen algunos blancos nacidos en el África negra.

En la película Juegos de guerra o WarGames aparece tres veces mencionado el conflicto sudafricano cuando el gran ordenador WOPR arroja los resultados de sus calculos. En las tres pantallazos el conflicto sudafricanos es nombrado como "interno", "sublevación" y "ofensiva" y no da a ningún bando por ganador, al igual que al resto de países y regiones.[41]

Por parte de Sudáfrica, puede verse la contienda en películas como una de las entregas de Los dioses deben estar locos, la segunda para el caso español. Se ambienta parcialmente en la guerra e incluso el bosquimano se ve envuelto en una refriega entre un soldado sudafricano negro y dos enemigos. La nacionalidad de la cinta queda clara contemplado la bondad del sudafricano que los permite marcharse y al cubano lo invita a volver a su tierra. De todas formas, la visión sudafricana no es fácil de percibir. El actual gobierno negro lo plantea como una cierta victoria al referirse a las acciones exitosas.[2] Sin embargo no existen datos para saber si la Guerra de la Frontera puede ser considerada como el Vietnam sudafricano o no.

Una visión del lado cubano se aprecia en el filme Caravana que narra el traslado de materiales logísticos y bélicos, así como la película Kanganba que refleja los acontencimientos ocurridos en la provincia angolana; al verse tropas cubanas y angolas rodeadas por tropas de la UNITA y sudafricanas. También la guerra se trata en distintas series televisivas y documentales o en canciones como la de Frank Delgado Veterano; la cual recoge en su letra varias de las contradicciones vividas por los soldados, como las aclamaciones un día y los improperios el siguiente o el finalmente descubrirse una fuerza mercenaria, y su deseo de que aquel esfuerzo fuese reconocido a su vuelta. Algunas estrofas vienen a decir:[35]

Algunos fueron de casino
Algunos fueron de safaris
Y algunos no volvieron

Y el deseo final que da título a la composición:

Y hasta puede suceder
Que algún día me llamen veterano

Véase también

Referencias

  1. Según fuentes cubanas: José Cantón Navarro: Historia de Cuba. El desafío del yugo y la estrella (pág. 247); ISBN 959-7054-69-8.
  2. a b c Embajada de Sudáfrica en Cuba: Historia de Suráfrica, última visita: 8 de febrero de 2007
  3. James Ciment: Encyclopedia of conflicts since World War II, última visita 3 de mayo de 2007.
  4. Carlos Caranci: La guerra del amo blanco, epopeya alemana en Camerún, n.º 99 de La aventura de la Historia. Madrid: Arlanza Ediciones, enero de 2007; ISSN 1579-427X.
  5. Rainer C. Hennig: http://www.afrol.com/es/articulos/22556 «No» a los países ricos y africanos,] 10 de noviembre de 2006, Afro News (Kroederen); última visita: 18 de marzo de 2007
  6. a b Varios: Historia de Sudáfrica, tomo 18, de la Enciclopedia Larousse. Barcelona: Planeta de Agostini, 1984, ISBN 84-320-4278-1
  7. a b c d Alfonso Rojo: La odisea de la tribu blanca. Barcelona: Editorial Planeta, 1993; ISBN 84-08-01039-5.
  8. a b c Alí A. Mazrui, capítulo 3.º de Los africanos: una triple herencia. Londres y Lagos: BBC/Weta Tv, Editorial Planeta, 1986.
  9. Arturo Arnalte: «Ghana grita libertad», n.º 102 de La aventura de la Historia. Madrid: Arlanza Ediciones, abril de 2007; ISSN 1579-427X.
  10. a b Varios: Historia del mundo contemporáneo. Barcelona: Vicens Vives, 2005; ISBN84-316-6457-6.
  11. Gusti Negrí: «Ghana grita libertad», n.º 102 de La aventura de la Historia. Madrid: Arlanza Ediciones, abril de 2007; ISSN 1579-427X.
  12. Serguéi Jrushchov: Nikita Khrushchev, la creación de una superpotencia, Pen-State University Press (citado en los comentarios de Trece Días).
  13. Jonathan Schell: En primera línea. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 1988; ISBN 84-8109-600-8.
  14. Arturo Arnalte: Los mejores agentes del neocolonialismo, sección Libros del n.º 95 de La aventura de la Historia. Madrid: Arlanza Ediciones, septiembre de 2006.
  15. Frederick Forsyth: El cuarto protocolo. Barcelona: Ediciones Debolsillo, 2003; ISBN 84-9759-512-2
  16. a b c Varios: Guía ilustrada de cazas modernos, tecnología militar. Barcelona: Ediciones Orbis, 1986; ISBN 7634-579-8
  17. [http://www.geocities.com/urrib2000/Tanques3.html Olifant Mk.I (SADF sudafricano en Angola), última visita: 1 de abril de 2007.
  18. a b c Agustín Zamora: Poder nuclear, el sueño de la hegemonía mundial, n.º 82 de La aventura de la Historia. Madrid: Arlanza Ediciones, junio de 2002; ISSN 1579-427X
  19. a b c d e f g Bill y Andrea Revilio: Namibia. Colonia: New Holland, revisión española de 1999; ISBN 3-8290-1097-4.
  20. Information from Answers, http://www.answers.com/topic/b-j-vorster, última vista 4 de mayo de 2007
  21. a b c d Varios, Historia de Namibia — tomo 14 de la Enciclopedia Larousse, Planeta de Agostini, Barcelona, 1984, ISBN 84-320-4274-9
  22. Carlos A. Caranci, Una falsa revisión del colonialismo, nº 56 de Clio, Grupo Hachette, Madrid, 2006
  23. García Márquez, Gabriel, Operación Carlota, http://www.geocities.com/urrib2000/ArticCarlota.html, última visita: 19 de febrero de 2007
  24. a b c d Caranci, Carlos, Angola: termina la guerra de Sabimbi el irreductible, nº 44 de La aventura de la Historia, Arlanza Ediciones, Madrid, junio de 2002, ISSN 1579-427X
  25. a b c d e Varios, Historia de la GuerraThe Times (Atlas), La esfera de los libros, Madrid, 2006, ISBN 84-9734-505-3
  26. José Cantón Navarro, Historia de Cuba. El desafío del yugo y la estrella, ISBN 959-7054-69-8, pg. 247.
  27. a b c Campbell, Greg, Diamantes sangrientos, Paidós, Barcelona, 2003, ISBN 84-493-1451-8
  28. a b c Varios, nº 1 de Guerras en la Paz 1945 — 1983, Editorial Delta, Barcelona, 1983
  29. a b c d e f Varios, Luchadores de la sabana, nº 21 de Cuerpos de Elite, Editorial Delta, Barcelona, 1986, ISBN 84-7598-184-4
  30. Jeremy Isaacs, Recordando, capítulo 26 de El mundo en guerra, Thames Television Int. Ltd, Londres
  31. Nuestro Hombre en Namibia, nº 31 de Defensa, Grupo EDEFA, Madrid, ISSN 02-11-3732
  32. Combates aéreos en Angola, http://www.geocities.com/urrib2000/EqMiG21a.html, última visita: 1 de abril de 2007
  33. Tanque de combate principal T-62, http://www.geocities.com/urrib2000/Tanques2.html#IS-2M, última visita: 1 de abril de 2007
  34. a b c Los MiG-23 en Angola I Parte. Misiones de apoyo aéreo, http://www.geocities.com/urrib2000/EqMiG23a.html, última visita: 15 de febrero de 2007
  35. a b La cita no es literal por los derechos de autor. El texto completo puede verse en http://porquetambienpienso.blogspot.com/2005_12_01_archive.html
  36. Argus, martes, 12 de septiembre, 1989
  37. a b c Cock, Jacklyn, Colonels & Cadres — War & Gender in South Africa, Oxford University Press, 1991
  38. Staff Writer, La pobreza y el sida afectan la estabilidad macroeconómica en Namibia, http://www.afrol.com/es/articulos/20529, 11 de julio de 2006, Afro News, Kroederen, última visita 7 de febrero de 2007
  39. a b Sánchez Cano, Javier, Cambio y continuidad en las operaciones de mantenimiento de la paz - Cooperación española para el desarrollo, nº 37-38 de Tiempo de Paz, Editorial Popular, Madrid, verano de 1995, ISBN 02-208-926
  40. El señor de la guerra, Nacionalidad: USA, Dirección y guion: Andrew Niccoi, Fotografía: Amir M. Mokri, Música: Antonio Pinto, A.R. Rahman, Intérpretes: Nicolas Cage, Jered Leto, Ethan Hawke, Bridget Monayhan
  41. Juegos de guerra, Nacionalidad: USA, Dirección: John Badham, Intérpretes: Matthew Broderick, Dabney Coleman, John Wood, Ally Sheedy

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