Ética IV. Albus

Ética IV. Albus

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Carátula de Albus

Ética IV. Albus fue editado en julio de 1995 por Editorial Gabriela.

Su autor es Enrique Verástegui Ah Tao Ko, es uno de los poetas más importantes de América Latina que, a partir de ahora, ha resuelto abandonar el apellido materno converso para, unido a su apellido paterno vasco perteneciente a la aristocracia española, retomar su apellido materno original de su bisabuelo chino cantonés para reestablecer, de ese modo, la base de la fundación mítica de la Atlántida platónica, lo mismo que del continente hiperbóreo, y reintegrarse al proyecto original que trazaron los dioses para este planeta.

Albus se ocupa de la gnosis. Si la estructura matemática de Albus. prodigio de inteligencia, traslada al lector hacia el cielo eterno del universo, la estructura semántica, prodigio de fantasía, lo conduce al centro de un saber hermético y universal, permitiendo que el lector encuentre cifrado matemáticamente en Albus el destino del hombre y del universo: libro sobrehumano, Albus es una guía para la acción y, a la vez, un libro de sabiduría que Verástegui escribió directamente inspirado por Dios y el ángel Jerudiel. Estudioso del neoplatonismo y de los neopitagóricos Verástegui funda, además, las matemáticas peruanas a través de un anexo conformado por 9 fascinantes teoremas matemáticos, que lo colocan a la altura de Bertrand Russell y del hindú Ramanuján. Así. la estructura de cuatro libros que conforman la Ética, que alude a la tetractys pitagórica, se presenta al moderno lector como el libro de la sabiduría americana por excelencia donde se ha realizado a la perfección el matrimonio entre gnosis, intuición superior y rosa, continuando con una tradición oculta iniciada en los templos egipcios y trasmitida a Pico de la Mirándola, Enrique Cornelio Agrippa y Giordano Bruno, hasta el teosofismo de madame Blavatsky y la astro-arqueología del postmoderno Erich von Däniken. Esta monumental, fascinante y espléndida Ética -comparable sólo a la proeza epopéyica del Mahabarata hindú- se aparece, entonces, como una flor de los cielos, que el poeta Verástegui brinda a sus lectores y a las edades futuras.

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