El ocaso de los dioses

El ocaso de los dioses
El ocaso de los dioses
Götterdämmerung
Alberich hagen.jpg
"¡Haz el juramento, Hagen, hijo mío!"
Forma Drama musical
Actos y escenas 3 actos y un prólogo
Idioma original del libreto Alemán
Libretista el compositor
Fuentes literarias poema anónimo medieval Das Nibelungenlied y la escandinava Volsunga Saga'”
Estreno 17 de agosto de 1876
Teatro del estreno Festspielhaus
Lugar del estreno Bayreuth
Duración 5 horas
Música
Compositor Richard Wagner
Personajes

El ocaso de los dioses (título original en alemán, Götterdämmerung/i) es una ópera en tres actos y un prólogo con música y libreto en alemán de Richard Wagner, la cuarta y última de las óperas que componen el ciclo de El anillo del nibelungo (Der Ring des Nibelungen).

Es la tercera jornada del anillo llamada “Götterdammerung” o “El Ocaso de los Dioses”, literalmente el crepúsculo de los dioses.
Los personajes del mito, que han sostenido elocuentemente la acción de las jornadas anteriores ceden aquí su puesto a los hombres, que prosiguen en la tierra la dura lucha iniciada en la segunda escena de El oro del Rin, al enterarse Wotan, por el relato de Loge, de la existencia de los tesoros del nibelungo.
El mismo título nos muestra que, aunque Wotan no aparece en escena, también aquí la acción principal es la que se desenvuelve en el alma del dios, y tanto la música (con el leitmotiv de Wotan, el de su lanza, y el del poder de los dioses) como los relatos de los personajes, nos recuerdan permanentemente la presencia del dios.

Gwyneth Jones como Brunilda en el Festival de Bayreuth.

Fue estrenada en el marco del primer Festival de Bayreuth el 17 de agosto de 1876, como parte de la primera producción completa del ciclo y forma parte del Canon de Bayreuth. En España se estrenó el 16 de noviembre de 1901, en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Esta ópera sigue en el repertorio, aunque no está entre las más representadas; en las estadísticas de Operabase aparece la n.º 59 de las cien óperas más representadas en el período 2005-2010, siendo la 16.ª en Alemania y la octava de Wagner, con 75 representaciones.

El título, Götterdämmerung, es una traducción al alemán de la expresión en nórdico antiguo ragnarökkr, "Ocaso de los Dioses", como a veces se lee en la Eda en prosa. En la más antigua Edda poética sólo se menciona ragnarök, "Destino de los Dioses". Se ha propuesto que ragnarökkr fue o bien una confusión por parte de Snorri Sturluson o, más probablemente, una licencia poética como un juego entre las palabras rök, "destino, fatalidad", y rökkr, "oscuridad, ocaso." Ragnarök, que en la mitología nórdica se refiere a una guerra profetizada de los dioses que trae consigo el fin del mundo. Sin embargo, como ocurre con el resto del Anillo, el relato de Wagner de este apocalipsis difiere ampliamente de sus fuentes nórdicas antigua.

Contenido

Composición

Véase también: El anillo del nibelungo

Libreto

Aunque El ocaso de los dioses es la cuarta y última de las óperas del Anillo, fue la primera en el orden de concepción. Wagner trabajó de delante hacia atrás planeando la ópera a partir de la muerte de Sigfrido, luego decidiendo que necesitaba otra ópera para narrar la juventud de Sigfrido, y luego decidió que necesitaba contar la historia de la concepción de Sigfrido y de los intentos de Brunilda de salvar a los padres de él, y finalmente decidiendo que también necesitaba un preludio que contara el robo original del oro del Rin y la creación del anillo. No obstante, la escena final de esta ópera se revisó varias veces entre 1856 y 1872. El título de esta última ópera del Ciclo, como ocurre con Sigfrido, probablemente no se fijó hasta 1856.

Borradores

Según el compositor, tras la Revolución de Febrero empezó a esbozar una obra sobre la vida del emperador Federico I Barbarroja y como fruto de su investigación acabó considerando al héroe Sigfrido como un posible tema para una nueva ópera, y para octubre de 1848 había concebido toda la idea del Anillo.[2] No obstante, este relato ha sido puesto en entredicho por los investigadores wagnerianos. Parece que fue en octubre de 1846 – unos 16 meses antes de la Revolución de Febrero, cuando se le ocurrió el drama en cinco actos sobre Federico Barbarroja. Puede que incluso considerase escribir una ópera sobre Sigfrido ya en el año 1843, cuando leyó la obra de Jacob Grimm Deutsche Mythologie (Mitología alemana), o posiblemente en 1844, cuando tomó prestadas varias obras sobre los nibelungos en la Real Biblioteca de Dresde.

Sea cual sea la verdad, Wagner ciertamente contemplaba ya una ópera sobre Sigfrido el 1 de abril de 1848, cuando informó a Devrient de sus planes.[3] Wagner estaba familiarizado con el Cantar de los nibelungos. Wagner seguía cuatro fases a la hora de escribir sus libretos. Primero, un esbozo en prosa (Prosaskizze), aunque en el caso de El ocaso de los dioses (o Siegfried's Tod -"La muerte de Sigfrido", como se llamó al principio-) no lo escribió nunca. Después, un borrador en prosa (Prosaentwurf). La tercera fase es un borrador en verso y finalmente la copia definitiva (Reinschrift des Textbuches).

La portada del Cantar de los nibelungos

Como parte de sus preparativos para la ópera proyectada sobre Sigfrido, Wagner primero hizo un estudio preliminar de los mitos nórdicos y germánicos relevantes, Die Nibelungensage (Mythus) (La saga del nibelungo (Mito)). Este largo estudio en prosa, terminado para el 4 de octubre de 1848, contiene un esquema de todo el ciclo del Anillo, de principio a fin, pero no hay evidencia de que Wagner contemplara nada más en este punto que una sola ópera sobre la muerte de Sigfrido. Cuando hizo la copia definitiva de este texto el 8 de octubre, la rebautizó Die Sage von den Nibelungen (La saga de los nibelungos). En la edición completa de sus obras (Gesammelte Schriften und Dichtungen) se titula Der Nibelungen-Mythus: als Entwurf zu einem Drama (El mito nibelungo: como esquema para un drama).

Al hacer este borrador en prosa, Wagner bebió de numerosas fuentes mitológicas, alemanas y escandinavas, tanto en textos primarios (usualmente en traducciones alemanas contemporáneas, aunque Wagner sabía algo de nórdico antiguo y medio alemán) y comentarios sobre ellos. Las más impotantes obras, entre las primeras, fueron la Saga Volsunga, la Edda poética, la Edda en prosa, el Cantar de los nibelungos y la saga Thidriks af Bern, mientras que la más importante entre las segundas fueron Mitología alemana de Jacob Grimm y La saga del héroe alemán de Wilhelm Grimm. Además, Wagner cogió detalles de al menos otras veintidós fuentes literarias, incluyendo una serie de textos filosóficos clave que informaron el simbolismo del Anillo. Wagner contradice a sus fuentes en varios puntos – es necesario pues las fuentes no siempre coinciden entre sí – une historias diversas para formar narrativas continuas, crea algunos personajes nuevos y memorables combinando personajes menores de diferentes fuentes, etc. La escena final es tanto una recreación de los mitos originales como el Cantar de los nibelungos fue en su día.

Debido a que Die Sage von den Nibelungen ya contenía un relato detallado de la acción dramática de la ópera que se proponía, Wagner no hizo esbozos en prosa, a diferencia de lo que en él era habitual. En lugar de ello, inmediatamente escribió un borrador en brosa de la nueva obra, a la que llamaría Siegfried's Tod (La muerte de Sigfrido), incluido el genitivo sajón inglés. Este apóstrofe, por cierto, aparece en todos los manuscritos textuales de la obra y en la impresión privada de 1853, pero desapareció del título en el Gesammelte Schriften und Dichtungen of 1871–1873.[4]

El 28 de octubre de 1848, Wagner leyó el borrador en prosa de Siegfried's Tod a Eduard Devrient, y después de algunos comentarios críticos de este último sobre la oscuridad del tema, esbozó un prólogo con dos escenas que daban datos sobre la historia anterior.[5] Este nuevo borrador en prosa fue realizado casi enteramente dialogado, gran parte de lo cual muy cercano a lo que sería la forma final en verso. Para el 12 de noviembre estuvo terminado el borrador revisado de Siegfried's Tod, y para el 28 de noviembre se traspuso a verso aliterativo, convirtiéndose en el proceso en todo un libreto para una ópera de cinco actos con un prólogo de dos escenas. Al siguiente mes (presumiblemente) Wagner preparó la primera copia final (Zweitschrift des Textbuches), pero casi inmediatamente la obra fue ampliamente revisada y una segunda copia final (Drittschrift des Textbuches) fue realizada para reflejar estas revisiones. Fue en este momento cuando apareció por vez primera el episodio conocido como "La vigilancia de Hagen" (la sección final del Acto I, escena 2).

Con su prólogo de dos escenas y estructura en tres actos, Siegfried's Tod fue un texto en borrador que con el tiempo formaría la parte final de la tetralogía, El ocaso de los dioses. Pero preocupado por el desconocimiento sobre un tema tan oscuro, después de escribir el libreto de Siegfried's Tod, Wagner dejó a un lado el trabajo y se dedicó a otras cosas. Después de que, por motivos políticos, tuviera que irse a Zúrich, en mayo de 1850 reemprendió el trabajo en Siegfried's Tod. Preparó una tercera copia final del libreto (Viertschrift des Textbuches) para publicación, que, sin embargo, no tuvo lugar,[6] y para julio había empezado incluso a componer música del prólogo. De esta música una hoja de esbozos preliminares sobrevive y un borrador de composición más detallado, que se extiende alrededor de un cuarto de la longitud acia el dúo entre Brünnhilde y Siegfried. Habiendo llegado a este punto, sin embargo, Wagner abandonó la obra.

Gradualmente se fue formando en la mente del compositor la idea de una trilogía de óperas. La idea de ampliar Siegfried's Tod a una serie de dos o más óperas sería muy atractiva para Wagner, pues había empezado a darse cuenta de que sería imposible decir todo lo que quería en una sola ópera. Comenzó a escribir Der junge Siegfried (Sigfrido) y así resultó que, junto a Siegfried's Tod era evidentemente las etapas 2.ª y 3.ª de una trilogía. En 1852 Wagner finalmente decidió que el nombre del ciclo completo sería Der Ring des Nibelungen. En noviembre y diciembre de 1852, Wagner hizo amplias revisiones de los libretos de Der junge Siegfried y Siegfried's Tod. Los cambios de Siegfried's Tod se introdujeron en la tercera copia final (Viertschrift des Textbuches). Los principales cambios se referían a la primera escena del prólogo (la escena de las Nornas), la escena de Brünnhilde con Waltraute (que originariamente había incluido a las nueve valquirias), y el discurso de cierre de Brünnhilde al final de la ópera.

Versión definitiva

La cuarta copia final de Siegfried's Tod (Fünftschrift des Textbuches) estaba acabada para el 15 de diciembre de 1852 y se publicó privadamente en febrero de 1853. Se hicieron cincuenta copias y se hizo una lectura de la misma a lo largo de cuatro tardes (16–19 de febrero de 1853) en el Hôtel Baur au Lac de Zúrich. Pero no era la versión definitiva, pues Wagner hizo cambios cuando los musicó. Es probable que no fuese hasta 1856 cuando Wagner definitivamente cambió los títulos de las partes tercera y cuarta del Anillo por Sigfrido y El ocaso de los dioses respectivamente.[7] En 1863 los textos de las cuatro óperas del Anillo se publicaron por vez primera bajo sus títulos actuales.[8]

El final del Anillo

La escena final del Anillo probablemente causó a Wagner más preocupaciones que ninguna otra. Reescribió el texto varias veces y nunca estuvo clara su idea definitiva al respecto. Existen seis o siete versiones diferentes o que pueden ser reconstruidas a partir de los borradores de Wagner. El final original (principios de diciembre de 1848) era optimista y confiado. Se devuelve el anillo al Rin; Alberich y los nibelungos, que están esclavizados por el poder del anillo, quedan liberados. En su discurso final, Brünnhilde declara que Wotan es todopoderoso y eterno; abandona su propia vida y guía a Sigfrido al Valhalla, donde éste se reconcilia con Wotan y el orden queda restaurado. Se representa a Sigfrido y Brunilda alzándose por encima de la pira funeraria de Sigfrido al Valhalla para limpiar el crimen de Wotan y redimir a los dioses, algo así como el holandés errante y Senta ascienden por encima de las nubes. Aquí nada sugiere que los dioses queden destruidos. Después del final original, estuvo la versión de la primera revisión (antes del 18 de diciembre de 1848); la revisión de mayo de 1850 y el llamado final de Feuerbach (noviembre y diciembre de 1852). Para entonces, Wagner había terminado los libretos para El oro del Rin y La valquiria, y se había dado cuenta de que el ciclo debía terminar con la destrucción por el fuego tanto del Valhalla como de los dioses. Esto necesitaba ulteriores y más profundas revisiones de Der junge Siegfried y Siegfried's Tod. El nuevo final de esta última ópera se vio influida por la lectura que Wagner hizo de Ludwig Feuerbach, cuyos escritos sugferían que los dioses eran la construcción de las mentes humanas, y que el amor primaba sobre todos los demás asuntos humanos. En este final de Feuerbach Brünnhilde proclama la destrucción de los dioses y su sustitución por la sociedad humana gobernada por el amor. Para el año 1874, después de diversas versiones, cuando Wagner finalmente decidió musicar el final, volvió a la versión de 1852, pero sin sus líneas de cierre feuerbachianas. .

Aunque Wagner nunca musicó los versos de Schopenhauer ni los de Feuerbach incluidos en las versiones intermedias, sí que aparecieron como notas al pie en la edición impresa del texto, junto con una nota a tal efecto que mientras él prefería las líneas de Schopenhauer, no las musicó porque su significado quedaba mejor expresado por la música a solas. En otras palabras, el final que decidió musicar es schopenhaueriano en su intención, aunque nunca se afirmó así de manera explícita en el libreto.[9]

Música

En cambio, la música del ciclo, tras unos esbozos aislados de determinados temas, fue compuesta siguiendo el orden de la historia. Lo mismo que con sus libretos, las partituras de Wagner pasaban por una serie de diferentes etapas, desde el esbozo hasta la copia final. En el verano de 1850 empezó a componer música para el prólogo de Siegfried's Tod (La muerte de Sigfrido, que es como se llamó El ocaso de los dioses al principio).

Impaciente por completar su ciclo épico, Wagner empezó a trabajar en el borrador preliminar de El ocaso de los dioses el 2 de octubre de 1869, mientras seguía trabajando en el tercer acto de Sigfrido. No habría copia final de esta la ópera final del ciclo, de manera que pasaron los tres actos por tres etapas sólo: borrador preliminar (Gesamtentwurf), borrador orquestal (Orchesterskizze), y partitura completa (Partiturerstschrift).

La composición de El ocaso de los dioses se realizó sin gran dificultad, pues Wagner ya estaba profundamente familiarizado con su material musical y su gran orquesta. Hubo una breve interrupción a lo largo de la Navidad, pero la obra se reemprendió con el Año Nuevo (el 9 de enero de 1870). El segundo borrador completo – el borrador orquestal – lo empezó justo dos días después y Wagner trabajó en ambos borradores juntos. No fue hasta el 5 de febrero de 1871 cuando la terminación de Sigfrido le permitió tiempo para concentrarse en El ocaso de los dioses.

Para el verano de 1871 ambos borradores, del Prólogo y del Acto I estaban acabados, y Wagner había empezado el borrador preliminar del Acto II. El borrador orquestal no había aparecido, sin embargo, hasta el 18 de noviembre del mismo año. El Acto II lo terminó a final de año.

En algún momento en 1871 o 1872 Wagner hizo un borrador en verso del llamado Final Schopenhauer para el Acto III, pero no lo usaría. No fue el único cambio que hizo en el texto del Acto III. Mientras musicaba este acto, decidió que Gutrune debía morir (en borradores anteriores ella simplemente se desmayaba). Durante los ensayos para el estreno mundial en Bayreuth en 1876 Wagner incluso le señaló a su asistente Heinrich Porges el compás exacto en el que ella moría.[10]

El trabajo en el borrador preliminar del Acto III empezó el 4 de enero de 1872, y poco después le siguió el borrador orquestal. El primero lo terminó el 9 de abril y el segundo el 22 de julio. En abril de aquel año, los Wagner abadonaron Tribschen y se asentaron en Bayreuth, la pequeña ciudad de Baviera donde se iba a construir un teatro de ópera para el estreno del Anillo. Un año más tarde, el 28 de abril de 1873, se trasladaron a Wahnfried, la nueva mansión de Wagner en Bayreuth.

El 3 de mayo de 1873, justo cinco días después de empezar a vivir en Wahnfried, Wagner empezó la partitura plena del Ocaso. Para Nochebuena había llegado al final del Acto I. El 26 de junio de 1874 se había musicado plenamente el segundo acto, y menos de cinco meses después, el 21 de noviembre de 1874, la partitura definitiva de toda la ópera estaba ya preparada. En la última página, Wagner escribió: "Vollendet in Wahnfried am 21. November 1874. Ich sage nichts weiter!! RW" ("Competado en Wahnfried el 21 de noviembre de 1874. ¡¡No diré nada más!! RW")

Personajes

Personaje Voz Reparto del estreno, 17 de agosto de 1876
(Director: Hans Richter)
Siegfried tenor Georg Unger
Brünnhilde soprano Amalie Materna
Gunther barítono Eugen Gura
Gutrune soprano Mathilde Weckerlin
Hagen bajo Gustav Siehr
Alberich barítono Karl Hill
Waltraute mezzo-soprano Luise Jaide
Primera Norna contralto Johanna Jachmann-Wagner
Segunda Norna mezzo-soprano Josephine Schefsky
Tercera Norna soprano Friederike Grün
Woglinde soprano Lilli Lehmann
Wellgunde soprano Marie Lehmann
Flosshilde mezzo-soprano Minna Lammert
Vasallos, mujeres

Argumento

Vigilia de Hagen.

Última obra de la tetralogía del Anillo, El ocaso de los dioses narra la historia de cómo el anillo maldito hecho con oro robado al Rin por el enano Alberich, perteneciente a la raza de los nibelungos, causa la muerte de Sigfrido, pero también la destrucción del Valhalla, la morada de los dioses, donde moraba Wotan (Odín).

El título es una traducción al alemán de la expresión Ragnarök , que en nórdico antiguo y en el contexto de la mitología germánica se refería a la profetizada guerra entre los dioses que conduciría al fin del mundo. Sin embargo, como en el resto del Anillo, la narración del apocalipsis que hace Wagner, difiere significativamente de las antiguas fuentes nórdicas.

Prólogo

La decoración es la misma del acto final de La valquiria. Es de noche y hay tres mujeres de lúgubre y misterioso aspecto. Son las tres Nornas congregadas junto a la roca de Brunilda, tejiendo la cuerda del destino.
Ellas son las hijas de la naturaleza Erda, sombrías hilanderas que trenzan el hilo de la vida que enlaza pasado, presente y futuro. Se dedican a explicar lo que pasa y predicen el futuro.
La primer Norna, el pasado, es una contralto.
La segunda Norna, el presente, es una mezzosoprano.
La tercera Norna, el futuro, es una soprano.
Oráculos profundos de la noche, susurros del inconsciente colectivo, ellas son criaturas elementales.
Son tres altas mujeres envueltas en sendas túnicas obscuras.
La más vieja, está al pie de un corpulento pino, la segunda, se sienta sobre una peña delante de la gruta que se ve a la izquierda. La más joven aparece sobre una elevada roca, al fondo. La primera de ellas, norna del pasado, nos cuenta el origen del poder divino, cuando Wotan se hizo una lanza con una rama del Fresno del mundo, nos dice que ya no puede atar el extremo del hilo al Fresno del mundo (símbolo de la existencia), porque se ha secado y ya no existe.
Se escucha en palpitantes acordes el leitmotiv del poder de los dioses.
La segunda, cuenta cómo fue rota la lanza sagrada por un héroe joven y audaz.
La tercera canta que Wotan ha hecho amontonar los pedazos del tronco alrededor del Valhalla, si acaso arden, llegó el fin para siempre y vaticina el cercano fin de los dioses, en un incendio colosal que consumirá su reino. Mientras está hilando, cada vez es más difícil tejer el hilo, pues se enreda y se retuerce, la norna del pasado no acierta a ver en lo que fue, la del presente advierte que las asperezas de la piedra muerden su labor, el tejido se enreda. En un descuido, la cuerda se rompe mientras se escucha el leitmotiv de la maldición, porque un anatema implacable pesa sobre el mundo. Por más que no volvamos a ver ya ni a Wotan ni a los dioses, sentimos, no obstante, que sobre todo cuanto ocurra pesa la fatalidad de la maldición. Lamentándose de la pérdida de su sabiduría, las Nornas huyen.

Al amanecer, Sigfrido y Brunilda salen de su cueva. El hecho de que amanezca es importante porque Sigfrido es la personificación del sol, cuando despierta lleva la vida y la alegría al mundo, mientras que reinan la calma y la oscuridad cuando sus ojos se cierran.

Brunilda envía Sigfrido en busca de nuevas aventuras, pidiéndole que siempre tenga presente su amor. El joven, devenido hombre, va a partir para realizar nuevas proezas, y deja a Brunilda, como prenda de amor y de su fidelidad, el anillo de oro que él robó procedente del tesoro que custodiaba el dragón, Fafner. El héroe va a partir en busca de empresas heroicas para depositar sus victorias a los pies de su amada como ofrenda de amor. Ella, en cambio, le ha dado sus armas de valkiria y su corcel Grane. Vestido con la coraza de Brunilda y montando el caballo, Sigfrido se aleja. Porta a Nuevo Nothung, la espada y a Tarnhelm, el yelmo mágico. Cuando parte a lo lejos se oye el eco de su cuerno de caza.

El Prólogo presenta, a la manera de un amplio preludio sinfónico-vocal, un marcado contraste entre estas dos escenas: la profunda y misteriosa imponencia de las Nornas y la luminosa y radiante exaltación épico-amorosa de la despedida de Brunilda y Sigfrido.

Se pasa sin ninguna interrupción al acto primero. Esta transición musical es la parte más famosa de la última jornada. Popularmente es conocida como “El viaje de Sigfrido por el Rin”.

Acto 1

El acto comienza en el palacio de los Guibichungos, una estirpe que habita junto al Rin. Gunther, señor de los Guibichungos, sentado en el trono. Su medio-hermano Hagen le aconseja tomar esposa y encontrar un marido para su hermana Gutrune. Sugiere Brunilda como esposa para Gunther, y a Sigfrido como marido para Gutrune. Da a Gutrune una poción para hacer que Sigfrido olvide a Brunilda y se enamore de Gutrune; bajo su influencia, Sigfrido podrá conquistar a Brunilda para Gunther.

Sigfrido llega al palacio de los Guibichungos, con el propósito de verse con Gunther. Gunther le ofrece su hospitalidad, y Gutrune le hace beber el filtro de amor. Ignorando la conspiración, Sigfrido brinda por Brunilda y por su amor. Al beber la poción pierde la memoria, olvidándose de Brunilda y enamorándose de Gutrune. Bajo la influencia del encantamiento, Sigfrido se ofrece a conseguir una esposa para Gunther, y éste le habla de Brunilda y del fuego mágico que le rodea. Ambos se juramentan como hermanos de sangre, y Sigfrido sale hacia la roca de Brunilda. Mientras tanto, Brunilda recibe la visita de su hermana valquiria Waltraute, que le cuenta como Wotan volvió un día de sus vagabundeos con su lanza rota. (Wotan se encuentra consternado con la pérdida de la lanza, dado que todos los pactos y acuerdos a que había llegado, todo lo que le daba poder, estaban inscritos en su mango). Wotan encargó que le llevaran ramas de Yggdrasil, el árbol del mundo, y fueron apiladas alrededor de Valhalla, envió a sus cuervos a espiar todo el mundo y a traerle noticias, y ahora se encuentra en Valhalla esperando el final. Waltraute suplica a Brunilda que devuelva el anillo a las hijas del Rin, dado que ahora la maldición está perjudicando a su padre, Wotan. Pero Brunilda se niega a deshacerse de la prenda de amor de Sigfrido, y Waltraute huye desesperada. Llega Sigfrido, que ha tomado la apariencia de Gunther usando el Tarnhelm, y reclama a Brunilda como esposa. Aunque Brunilda se resiste con violencia, Sigfrido logra dominarla, arrebatándole el anillo y poniéndoselo él mismo en la mano.

Acto 2

Hagen, esperando a orillas del Rin, recibe en sueños la visita de su padre, Alberich. Ante la insistencia de Alberich, Hagen jura hacerse con el anillo. Sigfrido llega con el amanecer, habiendo recuperado en secreto su verdadera fisonomía e intercambiado su lugar con Gunther. Hagen convoca a Guibichungos para dar la bienvenida a Gunther y su prometida. Gunther llega con una desolada Brunilda, que se queda estupefacta al divisar Sigfrido entre los presentes. Al ver el anillo en la mano de Sigfrido, concluye que ha sido traicionada. Denuncia a Sigfrido ante los vasallos de Gunther, pero Sigfrido jura ante la espada de Hagen que las acusaciones de Brunilda son falsas. Después conduce a Gutrune y los presentes a la fiesta de bodas, dejando a Brunilda, Hagen y Gunther sólo junto al río. Profundamente avergonzado por la acusación de Brunilda, Gunther decide, por sugerencia de Hagen, que Sigfrido tiene que morir para que él recupere el honor. Brunilda, viendo la oportunidad de vengarse de la traición de Sigfrido, se une a la conspiración y confiesa a Hagen cuál es el único punto débil de Sigfrido. Ella usó sus poderes mágicos para hacerlo inmune a las armas, pero convencida de que un héroe tan grande nunca daría la espalda al enemigo, dejó los hombros libres del sortilegio. Hagen y Gunther deciden llevar a Sigfrido de caza y asesinarlo.

Acto 3

En los bosques de la ribera del Rin, las hijas del Rin lamentan la pérdida del oro. Sigfrido aparece, separado de su partida de caza. Las hijas del Rin le piden con vehemencia que devuelva el anillo en el río y así podrá evitar su maldición, pero él ignora sus vaticinios de desdicha. Las hijas del Rin se van nadando, y predicen que Sigfrido morirá y que su sucesora, una dama, les dará un trato más justo. Sigfrido se reúne de nuevo con los cazadores, incluyendo a Gunther y Hagen. Mientras descansan, narra las aventuras de su juventud. Hagen le da a beber una poción que le hace volver la memoria, y entonces cuenta el descubrimiento de la dormida Brunilda, y como la despertó con un beso. De pronto, dos cuervos salen de un arbusto, y al quedarse mirándolos, Hagen lo atraviesa por el hombro con la espada. Los otros cazadores quedan horrorizados, y Hagen con calma se aleja dentro del bosque. Sigfrido muere recreándose en sus recuerdos de Brunilda. Su cuerpo es transportado en un solemne cortejo fúnebre. De nuevo en el palacio de los Guibichungos, Gutrune espera el regreso de Sigfrido. Llega Hagen, encabezando la procesión fúnebre. Gutrune reacciona con una profunda desesperación al ver a su prometido muerto. Gunther condena el asesinato de Sigfrido a manos de Hagen, y este replica que Sigfrido había faltado a su palabra, y reclama el anillo que Sigfrido lleva en la mano como derecho de conquista. Cuando Gunther lo rechaza, Hagen lo ataca y asesina. Sin embargo, cuando Hagen se dirige a arrebatar el anillo, la mano del difunto se alza amenazante, y Hagen retrocede.


Entra Brunilda y da órdenes para que se eleve una pira funeraria junto al río, y envía los cuervos de Wotan con su dueño, para que le llevan las "noticias tanto tiempo esperadas". Toma el anillo y se dirige a las hijas del Rin, diciéndoles que lo coge entre las cenizas, que el fuego ha limpiado en él la maldición. La pira está en llamas. Brunilda monta su caballo Grane y cabalga en el fuego. Lo que sigue es quizás una de las escenas más difíciles de realizar para un director de escena en toda la historia de la ópera: el fuego se eleva mientras el Rin se desborda de su cauce, llevando las hijas del Rin sobre las ondas. Hagen desaparece entre las aguas. Las hijas del Rin huyen nadando, llevando el anillo en triunfo. El palacio de los Guibichungos se colapsa. A medida que las llamas crecen en intensidad, Valhalla empieza a verse en el cielo. Brillantes llamas parecen alcanzar el palacio de los dioses, en el que pueden verse estos, que desaparecen poco a poco de la vista. Cae el telón.

Discografía

Anexo: Discografía de El Ocaso de los Dioses

Referencias

  1. Martín Triana, José María (1992) (en español). El libro de la ópera (2.ª edición). Alianza Editorial, S.A.. pp. 327. ISBN 84-206-0284-1. 
  2. Wagner, Mein Leben
  3. Diario de Eduard Devrient para el 1 de abril de 1848 se lee: "Er [Wagner] erzählte mir einen neuen Opernplan aus der Siegfriedsage." ("Él me habló de un nuevo plan para una ópera sobre la saga de Sigfrido.") Dos meses más tarde Wagner discutió un proyecto similar con el compositor Robert Schumann; así se lee en el cuaderno de notas de Schumann (Haushaltbuch), datado el 2 de junio de 1848: "Abends Spazierg[ang] m[it] Wagner – sein Nibelungtext." ("Paseo por la tarde c(on) Wagner – su texto sobre los nibelungos.")
  4. En su correspondencia y autobiografía, Wagner a menudo se refiere a Siegfried's Tod simplemente como Siegfried, lo que puede llevar a que se confunda con la ópera posterior (en el tiempo) del mismo nombre.
  5. "[Devrient] me mostró, por ejemplo, que antes de que Siegfried y Brünnhilde aparezcan en una posición de abierta hostilidad entre sí, deben primero presentarse en su verdadera y más calmada relación. De hecho, he abierto el poema de Siegfried's Tod con aquellas escenas que ahora forman el primer acto de Götterdämmerung. Los detalles de la relación de Siegfried con Brünnhilde están meramente delineadas a los oyentes en un diálogo lírico-episódico entre la esposa del héroe, a quien ha dejado atrás sola, y una multitud de valquirias que pasan ante su roca." (Wagner, Mein Leben)
  6. "Escribí un breve prefacio dedicando (el libreto de Siegfried's Tod) a mis amigos como una reliquia de la época cuando yo había confiado en dedicarme enteramente al arte, y especialmente a la composición de música. Envío este manuscrito a Herr Wigand en Leipzig, quien me lo devolvió tiempo después con la observación de que, si insistía en que se imprimiese en caracteres latinos no sería capaz de vender una sola copia de él." (Wagner, Mein Leben.) El 18 de diciembre de 1848 Wagner había abandonado la antigua escritura gótica en favor de la moderna escritura romana.
  7. William F. Aphorp data el cambio de Siegfried's Tod a Götterdämmerung a "antes de 1855". (Some of Wagner's Heroes and Heroines, 1889, Online text.)
  8. Fueron publicados por J. J. Weber de Leipzig.
  9. Darcy (1993), p. 30 y nota al pie.
  10. Heinrich Porges, Die Bühnenproben zu den Bayreuther Festspielen des Jahres 1876.

Enlaces externos


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