Ciberadicción

Ciberadicción

Ciberadicción o trastorno de adicción a Internet (IAD), o, más ampliamente, uso problemático y/o patológico del Internet, es el uso excesivo del ordenador que interfiere con la vida diaria.

Contenido

A considerar previamente

Existe una teoría[1] que habla de la inexistencia de la llamada "Ciberadicción". Tal teoría se basa en:

  • El término "adicción a Internet" fue originalmente una broma de correo electrónico.
  • La adicción a Internet no figura en el DSM IV, el manual más utilizado para el diagnóstico de desórdenes mentales, editado por la Asociación Americana de Psiquiatría, y tampoco ha sido aceptada por la Asociación Americana de Psicología. Los defensores de su existencia se escudan en que la red Internet es aún muy nueva y por eso no ha sido aún aceptada la existencia de esta adicción por las principales asociaciones profesionales. Actualmente se encuentra en debate[2] su inclusión o no en el DSM V (cuya edición se prevé para Mayo del 2013).

Consideraciones

Un usuario normal puede llegar a experimentar una singular fascinación cuando se conecta a Internet y comienza una sesión de navegación, o hace uso de otros servicios como el correo electrónico, los canales de noticias, los servicios de FTP(servicios de descarga) o el uso de un IRC(chats).

El uso de estos servicios supone que los tiempos de conexión vayan aumentando. El problema es, ¿cuál es el límite de tiempo diario, dedicado a Internet, para afirmar que se padece una adicción? Es de sobra conocido el fenómeno que se produce ante la adquisición de un reproductor de videojuegos. Algunos estudios demuestran que aparece una gráfica de utilización que se caracteriza por altas frecuencias de uso en las primeras semanas. Dicha curva va descendiendo, de manera progresiva, hasta estabilizarse en valores que representan una fracción de los períodos iniciales.

Se pueden establecer ciertas analogías entre la adicción a Internet y el juego patológico, la adicción al tabaco, el alcoholismo o las compras compulsivas, aunque no hay que olvidar que, en este caso, no existe una sustancia responsable de la conducta adictiva.

Los datos suministrados por los proveedores de Internet demuestran que los principales objetivos de búsqueda en Internet son los lugares relacionados con el sexo (especialmente los de pornografía). La búsqueda de estas páginas y su utilización posterior suele consumir una gran parte del tiempo de un buen número de usuarios, por lo que sin ningún género de dudas deberíamos considerar este tiempo con relación a su objetivo último y no juzgarlo con el mismo criterio que el dedicado a la navegación, por sí misma.

En general, se debe huir de las generalizaciones basadas en casos particulares, si bien este es el tipo de material que suele aparecer en las publicaciones, tanto escritas como de Internet.

Algunas personas presentan verdaderos problemas derivados de su afición a los ordenadores y al ciberespacio. Cuando se es despedido del trabajo, se abandonan los estudios o una persona se encuentra inmersa en una demanda de separación a causa de esta actividad se puede sospechar la existencia de una adicción.

No obstante las "adicciones" en sentido amplio pueden ser saludables, patológicas o una mezcla de ambas. De este modo una persona que se sienta fascinada por su hobby y en el que invierte cantidades ingentes de tiempo tiene la posibilidad de aprender, fomentar la creatividad y comunicarse. La dificultad se sitúa en el punto en que debe trazarse la línea entre un uso intenso de la tecnología y la aparición de las consecuencias derivadas directamente de la actividad. Pensemos, a modo de ejemplo, en aquellos casos en que una deficitaria relación de pareja se ve parcialmente compensada por la comunicación con otras personas mediante el IRC. Tampoco debemos olvidar como hasta hoy no existe de modo oficial este trastorno, puesto que el conjunto de síntomas que se describen todavía no ha demostrado ni consistencia ni fiabilidad.

Según el catedrático Enrique Echeburúa la adicción llega cuando esa afición <<interfiere en tu vida cotidiana o no se busca esa conducta para pasarlo bien, sino para no pasarlo mal>>. En términos muy similares se expresa el psiquiatra Francisco Alonso-Fernández que señala como los problemas aparecen cuando <<existe una absoluta necesidad de desarrollar esa actividad y se experimenta ansiedad si no se lleva a cabo>>.

Qué se entiende por adicción a Internet

John Suler señala la existencia de dos modelos básicos de la hipotética adicción a Internet.

  • El primero de ellos hace referencia a aquellos sujetos muy aficionados e interesados por sus ordenadores que utilizan la Red para recoger información, jugar en solitario, obtener nuevos programas, etc. pero sin establecer ningún tipo de contacto interpersonal (más que el necesario para lograr sus propósitos).
  • El segundo tipo lo constituirían aquellos sujetos que frecuentan los foros, Chats y listas de correo. Todos ellos tienen en común la búsqueda de estimulación social. Las necesidades de filiación, de ser reconocidos, poderosos o amados subyacen a este tipo de utilización de la Red.

En oposición a ellos, los sujetos del primer grupo evitan el "caos" interpersonal que puede generar cualquier canal de IRC. Para ellos la necesidad de control y la predictibilidad son elementos esenciales.

Cuando el uso de Internet interfiera de un modo significativo las actividades habituales es cuando podrá ser considerado patológico. Sin embargo la interferencia sobre los hábitos de vida no es un criterio estable ya que varía tremendamente de unos sujetos a otros, variando en función de las disponibilidades de tiempo, dinero y de numerosas circunstancias tanto personales como familiares. Algunos psicólogos norteamericanos consideran que las nuevas tecnologías son, por sí mismas, adictivas, ya que los patrones de comportamiento son similares a los del juego patológico o la bulimia.

Diagnóstico

Un borrador propuesto recoge los siguientes aspectos:

  • Tolerancia (definida por los siguientes criterios):
    • Necesidad de incrementar las cantidades de tiempo conectado a Internet para lograr la satisfacción.
    • Disminución del efecto con el uso continuado de similares tiempos de conexión.
  • Abstinencia, manifestada por las siguientes características.
    • Síndrome de abstinencia.
      • Reducción o cesado del tiempo de conexión (cuando se han dado períodos de tiempo prolongados de uso intenso).
      • Dos o más de los siguientes síntomas aparecen después de unos días y hasta un mes después de haberse producido el punto anterior.
        • Agitación psicomotriz.
        • Ansiedad.
        • Pensamientos recurrentes acerca de lo que estará ocurriendo en Internet.
        • Fantasías o sueños acerca de Internet.
        • Movimientos voluntarios o involuntarios similares a los que se efectúan sobre un teclado.
      • Los anteriores síntomas producen malestar o deterioran las áreas social, ocupacional o cualquier otra área vital.
      • El uso de Internet o de otro servicio on-line es preciso para aliviar o suprimir los síntomas abstinenciales.
    • Se accede a Internet mas a menudo o durante períodos de tiempo mas prolongados de los que se había planeado.
  • Existen propósitos persistentes e infructuosos de suprimir o controlar el acceso a la Red.
  • Se invierte una cantidad de tiempo notable en actividades relacionadas con Internet, (adquisición de libros, pruebas de nuevos browsers, organización del material descargado, etc.).
  • Las actividades sociales, profesionales o de recreo disminuyen o desaparecen a causa del uso de Internet.
  • Se permanece conectado a pesar de saber que ello supone un problema persistente y recurrente de tipo físico, social, laboral o psicológico (privación de sueño, conflictos matrimoniales, negligencia laboral, sentimientos de abandonar a los seres queridos...).

Aún no existe un perfil bien definido del adicto a Internet. En general, se trata de sujetos jóvenes, preferentemente varones, con un elevado nivel educativo y cultural habilidosos en el uso de la tecnología informática. Se especula con la existencia de un subgrupo de usuarios caracterizado por la timidez, que encuentra en el ciberespacio la posibilidad de liberarse de la ansiedad producida por las relaciones sociales cara a cara, ganando en autoconfianza, dado el relativo anonimato que proporciona Internet.

Tratamiento

El primer paso es el reconocimiento por parte del afectado que se está <<enganchado>> y estar verdaderamente motivado para dejar el hábito. Podemos cuestionarnos si lo que se pretende es una abstinencia completa o bien un uso adaptativo de los servicios de Internet. Algunos signos de alerta son; la comprobación compulsiva del correo electrónico y la inversión de mucho tiempo y dinero en servicios on line.

Internet también ofrece grandes facilidades para la comunicación, que pueden captar los escasos recursos de aquellas personas menos dotadas para esta actividad. Resulta llamativo el gran número de personas que colocan sus anuncios pidiendo establecer relación vía email con cualquier persona. ¿No ocultarán estos anuncios importantes dificultades para relacionarse en la vida real?, ¿No podrá tratarse de personas con autoconceptos devaluados, que pueden empezar de nuevo en el ciberespacio?

La mayor parte de personas que buscan ayuda por su elevado uso de los recursos de la red lo hacen por indicación de sus jefes (recordemos que el derecho al anonimato no incluye las comunicaciones cuando se realizan desde el puesto de trabajo, por ello es posible monitorizar el tiempo de conexión y la naturaleza de los lugares visitados). Las personas que podemos sospechar que tienen problemas con Internet no se conforman con revisar si tienen correo electrónico, una o dos veces al día, o bien navegar durante una o dos horas como hacen la mayor parte de usuarios. Se conectan cada vez que pasan cerca de su ordenador, revisan su email de 20 a 30 veces al día y pueden permanecer conectados a la red durante más de ocho horas al día.

El mejor tratamiento debería ser la prevención de este tipo de problemas. En los grandes sistemas corporativos o universitarios no resulta difícil establecer mecanismos del tiempo de conexión de los diferentes usuarios, por lo que se considera factible realizar intervenciones precoces ante aquellos usuarios que realizan las conexiones más largas y frecuentes. No obstante deberá establecerse claramente en que condiciones se produce la conexión y las necesidades reales del usuario, por lo que recomendamos una actitud de exquisita prudencia.

En el medio personal y familiar debe confiarse en la propia sensatez de los usuarios, sin embargo pueden ser de ayuda los programas que monitorizan la conexión y que permiten programar alarmas cada cierto tiempo. También resultaría de gran interés un programa que se dedicara a controlar la duración de las sesiones, informando periódicamente al usuario y que, eventualmente, pudiera incluso interrumpir la conexión.

Los sujetos más proclives a sufrir problemas de este tipo son, una vez más, aquellos que ya presentan déficits específicos en sus habilidades de relación y comunicación. Por este motivo no debemos perder de vista el hecho de que muchos hipotéticos adictos no lo son más que de forma sintomática ya que su conducta en la Red rápidamente se normalizaría en el caso de mejorar las dificultades que parece estar soslayando el ciberespacio. De este modo, los adictos al IRC o al email, pueden mejorar súbitamente en el momento en que sus necesidades de comunicación en la vida real aumenten o bien cedan las circunstancias que las restringen. Esto suele ocurrir con frecuencia en personas autistas o con síndrome de Asperger.

Los problemas con Internet aparecerán en el momento en el que sus usuarios deben sacrificar actividades rutinarias (estudios, relaciones sociales, actividades laborales) para permanecer conectados o bien robar horas al sueño. A partir de ahí sus calificaciones escolares o rendimiento laboral disminuyen, muchas veces están demasiado cansados para acudir a sus obligaciones diurnas o bien para realizar sus deberes después de haber invertido parte de la noche en la Red. Algunos sujetos no se conforman con reducir el número de horas de sueño o de actividades, sino que llegan a eliminar comidas.

Existen dos factores que justifican el hecho de que los adictos no puedan permanecer sin conectarse:

  • El entretenimiento.
  • La comunicación.

Internet ofrece una inagotable fuente de entretenimiento, ya sea en el sentido más estricto del término, o bien satisfaciendo la curiosidad de sus usuarios. Sin embargo ello no es suficiente para mantener conectada a una persona durante prolongados períodos de tiempo. La mayor parte reconoce como escribiendo o tecleando se expresan mucho mejor que con la comunicación persona a persona, a ello hay que añadir la ventaja de poder crear un personaje a la propia medida y convertirse en el yo ideal de uno mismo.

Notas y referencias

  1. Helena Matute, ed., «La adicción a Internet no existe» (en castellano), La adicción a Internet no existe, http://biblioweb.sindominio.net/escepticos/adiccion.html 
  2. «La inclusión de la ciberadicción en el DSM V a debate» (en castellano), La inclusión de la ciberadicción en el DSM V a debate, http://www.psychoeduca.com/2011/09/la-ciberpatologas-emergen-como-posibles-trastornos/ 

Referencias

Véase también


Wikimedia foundation. 2010.

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