Leonor de Aragón y Foix

Leonor de Aragón y Foix
Escudo del condado de Prades

Elionor Maria d'Aragó o Leonor María de Aragón era hija del matrimonio del infante Pedro I, conde de Ribagorza y Prades, con Juana de Foix. Era nieta, por el lado paterno, del rey Jaime II y la reina Blanca de Anjou, y por línea materna era de Gastón Y, señor de Foix, de Castellbó y de Bearn. La esposa de éste, Juana de Foix, pertenecía a la casa real de Francia. Asimismo, era prima hermana del rey Pedro III el Ceremonioso.

Contenido

Biografía

Nació, casi con seguridad, en el castillo de Falset, centro neurálgico del condado de Prades, hacia el 1333. Sus hermanos fueron:

• Alfonso-el mayor-, conde de Ribagorza (1358) y Denia (1355), marqués de Villena y duque de Gandía (1399) y casado con Violante de Arenós.

• Joan-el segundo-, conde de Prades (1358) y Barón de Entença. Fue candidato en el compromiso de Caspe.

• Jaume-el tercero-obispo de Tortosa (1362) y Valencia (1369), y cardenal (1388).

• Juana

Fotografía actual del Castillo de Falset

Leonor se casó muy joven, el 1353, su unión formará parte de la política matrimonial de establecer vínculos dinásticos con estados del Mediterráneo. Este matrimonio con el heredero del reino de Chipre, Pedro de Lusignan, conde de Trípoli, garantizaba la expansión comercial catalana hacia Oriente.

Fue una mujer de carácter apasionado y frenético. Orgullosa, autoritaria y de alma irascible. Amaba a su esposo pero de forma egoísta y obsesiva. Un carácter y manera de actuar que, como analizaremos, influirán en todos los acontecimientos de su vida.

Leonor reina

Trágicos acontecimientos rodearon el reinado de Leonor en Chipre. Su marido tenía dos amantes que se le hacía insoportable. Parece probado que en el año 1368, aprovechando una ausencia del rey, Leonor urdir una terrible venganza contra una de las amantes del rey, Juana Laleman, embarazada de ocho meses. La obligó a abortar il'empresonà en las mazmorras del castillo de Kerinia, donde la tuvo encerrada cerca de un año y, después, obligada a tomar hábito en el monasterio de Sta.. Clara de Nicosia. Hasta la oportuna llegada del rey, seis meses más tarde, no fue liberada.

Por todo el reino se extendió el rumor de que la reina cometía adulterio con un noble de la corte, Jean de Morfú, conde de Rochas. Al llegar a oídos del rey, pidió el parecer de sus consejeros. Estos consideraron que dar crédito a la acusación y tomar represalia en contra de la reina, altura en armas a la Corona de Aragón y nada podría impedir una expedición contra Chipre que resultaría desastrosa por el reino. Por otra parte, si se represaliado al supuesto amante, el resultado sería el mismo que saldría perjudicado el buen nombre de la reina. Por todo ello, lo más recomendable era sacrificar a los calumniadores y restablecer el honor de su consorte.

Esta ventana es el único resto conservado del Palacio de los Lusignan en Nicosia

Juan le Vicomte fue uno de los principales represaliados. Lo encerraron en la prisión de Kerinia y después lo dejaron morir de hambre a Buffavento. Otros varones fueron deshonrados, como el caballero Giblet, vizconde de Nicosia, cuyo hijo fue condenado a trabajar con los esclavos que estaban construyendo el palacio real mientras su hermana, la cual se negó a casarse con un criado del rey, fue torturada en presencia de su padre, los hermanos del rey y otros grandes de la corte. La tiranía del rey Pedro de Lusignan se fue haciendo cada vez más insoportable y culminó con su asesinato la noche del 16 al 17 de enero de 1369 cuando su hermano, Juan de Antioquía acompañado de otros, entraron en la cámara real donde descansaba el rey junto con su amante, Esquiva de Scandelion, y lo mataron, profanaron su cadáver poniéndole una corona de pergamino, un cetro y un globo, vestidos rotos y sucios y sandalias viejas y llenas de barro, finalmente, el expusieron públicamente la iglesia de Sta.. Sofía de Nicosia.

Del matrimonio quedaban dos hijos de los tres que tuvo: Pedro, el sucesor y aún menor de edad, y Margarita que se casaría con Jacobo, conde de Edesa y Trípoli. Leonor se quedó en Chipre para evitar que le robaran la corona a su hijo pero empezó a idear la venganza en contra de su cuñado.

La trama de la venganza de la reina es digno de una obra de teatro. El año 1375 hace creer a Juan de Antioquía que unos mercenarios búlgaros que estaban a su servicio lo quieren asesinar, él asustado los lanza al mar desde la torre del castillo de Saint-Hilarion y acepta la invitación de la reina para ir a Nicosia. La mesa del banquete es la misma habitación donde murió el rey, Leonor pone la camisa ensagnentada de su marido en una fuente cubierta. En la cámara vecina están escondidos sus servidores más leales encabezados por su escudero, Francesc Sotorra. La reina, levantando la tapa de la fuente, da la señal de muerte contra el príncipe, que cae asesinado a su lado. Los odios en el seno de la familia real determinaron que Leonor permaneciera en Chipre, para evitar que Jaime de Lusignan, otro de los hermanos del rey, arrebatara los derechos al trono de su hijo.

Cuando Pedro II fue finalmente coronado, se produjeron una serie de conflictos durante los cuales murieron muchos genoveses a manos de los venecianos. Esto dio motivos a la intervención militar de Génova que se convirtió, a la larga, en la dueña de la isla. Las discordias llegaron al extremo que tuvieron que intervenir Santa Brígida de Suecia con prédicas en la plaza de Famagosta. Y, asimismo, tuvieron que venir, en el año 1371, el gran maestro de Rodas y el padre de la reina Leonor, Fray Pedro de Aragón para gestionar los conflictos.

Pedro II se casó, bajo los auspicios del rey catalán, con Valentina Visconti, hija del duque de Milán, en el año 1377. Leonor no se aviene con su nuera, también está enemistada con su hijo e implicada tanto ella como su prima Elisa de Mallorca, neta del infante Fernando, en intrigas y traiciones. Finalmente, Pedro el Ceremonioso, su primo, intervino llamándola en Cataluña. Leonor abandonó definitivamente Chipre el año 1381, maldiciendo a todo el mundo. Tenía 44 años, de los cuales había pasado más de la mitad en esa isla. El parlamento de Chipre suspendió la rentas de la reina a pesar de las quejas del rey Pedro. Poco después moría el rey Pedro II de Chipre siendo sucedido al trono por su tío Jaume I de Chipre y, con este hecho, se rompían todos los lazos de Leonor con su reino el cual entró en una lenta decadencia que acabará en el su dominio genovés y, posteriormente, con la conquista por los trucos en 1570.

Leonor de Valls: la llegada

Sin rentas para mantenerse, el rey Pedro otorgó a Leonor una pensión de 2.000 florines de oro de Aragón (Florín de oro de Aragón) y en mayo de 1382 o el 22 de diciembre de l382 (según unos autores) también le concedió la parte que él poseía, conjuntamente con el arzobispo de Tarragona, sobre la villa de Valls. Leonor fue señora de Valls entre 1382 y 1388 residiendo en la villa castillo del arzobispo Los habitantes de Valls recibieron de buen grado la reina y esta vivió, al menos una temporada, pacíficamente con los habitantes de Valls. El castillo se convirtió en una verdadera corte con abundantes siervos, algunos extranjeros llegados de Chipre, que se apresuraban para distraerla. Entre ellos destacaremos, Juan de Bosque su tesorero; Bonanat de las Guarro su mayordomo y hombre de confianza, y su hermano, Juan, Conde de Prades por su papel destacado en los hechos violentos que se sucederán. Las primeras dificultades vinieron del alcalde del pavorde el que se había apropiado de rentas y derechos que pertenecían a la reina y también tuvo un litigio territorial con el pueblo vecino de Vallmoll que pertenecía al conde de Cardona. El señorío de Leonor en Valls tuvo claros y oscuros y pronto aparecieron disputas entre la universidad de Valls y la reina. Este conflictos se enmarcan en las fuertes rivalidades que existieron entre partidarios del rey y los partidarios del arzobispo.


EL CONFLICTO DEL IMPUESTO DEL VINO

La universidad de Valls ejercía el privilegio de exigir el pago de unos derechos sobre el vino que se importaba en la villa, derecho que le había sido concedido por el rey Pedro el Ceremonioso. No se podía entrar vino sin el consentimiento de los jurados y los consejeros de la villa. Los infractores podían perder el vino, las botas, la cabalgadura y las herramientas que llevaran. La reina gastaba para su corte muy de vino de Prades y Gratallops, donde su hermano gobernaba. Mal aconsejada por su mayordomo y otros cortesanos que, posiblemente le dijeran que, dada su alta categoría, no tenía que pagar impuestos, se negó a satisfacer te tributo del vino a pesar de las reclamaciones que se le habían presentado.

Estamos en el año 1383 y ya hacía unos siete meses que la reina habitaba en Valls cuando un día se alborotar el pueblo reclamando sus derechos. Capitaneados por Guillermo Esquiu y Pere Ripoll estos reclamaron una reunión del consejo y discutieron el caso. Se resolvió impedir por medio de las armas, si fuera necesario, que se continuas infringiendo sus privilegios. Se redactó una declaración en la que se decía que nadie estaba exento de pagar este derecho del vino por razón de clase ni categoría social, y se pregonó este acuerdo por los lugares acostumbrados y, muy especialmente, el frente del castillo donde vivía la reina.

Mientras tanto, algunos grupos de vallenses entraron por la fuerza a la prisión maltratando al carcelero y poniendo en libertad algunos hombres que habían sido tomados por orden de Bonanat de las Guarro. Mientras esto sucedía, algunos familiares del conde de Prades empezaron a discutir con el pueblo sobre lo que estaba pasando. De la discusión pasó a las manos. Entonces, el conde de Prades salió del castillo con sus soldados y pronto hubo muertos y heridos por ambas partes. Entre este, murieron en Guillem Esquiu y Pere Ripoll y entonces se llamó "Vía fuera! "Por toda la villa y el sonido de la campana reunió el pueblo el que se enfrentó con los partidarios de la reina y los obligó a retirarse y encerrarse en el castillo con gritos de" Muyran los coriales de la señora Reyna, é Metam fuego en el Castillo "y con ganas de poner fuego.

Afortunadamente, la intervención de personas sensatas en los dos bandos logró apaciguar las tensiones y conseguir un pacto de paz cuando la reina aceptó pagar, al igual que todos, los derechos del impuesto del vino. Semanas después de la revuelta el 26 de marzo de 1384 los alcaldes vallenses redactaron un documento en el que exculpa a todos de la revuelta. Pero el prestigio de la reina quedó muy tocado aunque lo quiso compensar con limosnas y regalos en la ciudad. A partir de estos momentos la Universidad de Valls en negó, en más de una ocasión, a satisfacer la pensión anual que daba e Leonor y 1391. Con esta venta el arzobispo quedaba como único señor de Valls. Sin embargo Leonor continuó residiendo en Valls hasta el 1394.

La animadversión hacia la reina se centró de manera particular hacia su mayordomo Bonanat de las Guarro: "Lo más orgulloso de aquel caterva, es en Bonat que te corazón de piedra" (versos de Roca i Sans). El 29 de noviembre de 1394 con el pretexto de que habían llevado a cabo unas humillaciones a una vallense por parte de los servidores de la reina, el pueblo se levantó otra vagado, capitaneados por Joan Bertran y se entró en el castillo. En la misma cámara de la reina y fue asesinado Bonanat de las Guarro a quien se responsabilizó de la muerte Guillermo Esquiu y Pere Ripoll. Afectada por esta situación, la reina abandonó definitivamente Valls y se refugió en Gratallops.

CONSECUENCIAS

Estos hechos llegaron a Joan I que encargó una investigación a Guillermo Ferrer, procurador real de la ciudad y campo de Tarragona. La universidad de Valls se reunió el mismo día del asesinato el'Església de San Miguel de Valls para aclarar el suceso. A los pocos días se convocó una reunión extraordinaria en Tarragona para obtener ayuda y consejo para aclarar el homicidio. Joan Bertran fue detenido, encarcelado e interrogado bajo tormento en presencia de los jurados y síndicos de Valls en el castillo pero sin la presencia del alcalde del arzobispo que protestó de este olvido. Ignoramos cuál fue la condena final que se le aplicó aunque posiblemente debería ser desterrado.

Parece que la reina Leonor no vuelve nunca más en Valls, aunque vivió aún muchos años, hasta 1416. Residió en Valls entre 1382-1394, unos doce años.

ÚLTIMOS AÑOS

Los últimos años de la vida de la reina Leonor les pasó en Barcelona, residiendo en una casa que hacía esquina entre la calle Mercaderes y un callejón que llevaba en la plaza del Aceite de la que pagaba un alquiler de 60 libras anuales. En la casa había una capilla, una habitación donde dormía la reina, otra habitación llamada "Sala de menaje", el comedor íntimo (llamado palacete), la sala o palacio mayor, la librería y la cocina.

Parece que vivió con austeridad hasta su muerte y llevando un luto indefinido; dedicada a hacer obras de caridad y dotar a niñas huérfanos que se querían casar. Un inventario de su casa, redactado después de su muerte, destacaba la importancia del color negro tanto en la ornamentación del palacio como en su ropa. Todas sus bienes fueron comprados en subasta por mercaderes, plateros judíos y muchos conversos. Llevaba una vida retirada, sólo asistiendo a pequeños actos oficiales ligados a la familia real. Murió el 26 de diciembre de 1416 y fue enterrada ocho días después de su muerte, es decir, el día 2 de enero de 1417 en el convento de Sant Francesc de Barcelona, en cuya construcción ella misma había col • elaborado y donde ya había otros entierros reales.

La vistieron con el hábito de terciaria franciscana (tercera orden de San Francisco) pero con solemnidad real. Acompañaron su féretro tres reinas: Violante de Bar, viuda de Joan I, Margarida de Prades, viuda de Martín I, y María de España, esposa del monarca reinante, Alfonso V el Magnánimo, además de una representación del clero de la ciudad de Barcelona y de las abadesas del monasterio de Santa Maria de Valldonzella y de Jonqueres (Monasterio de Jonqueres). Se hizo construir en vida un sepulcro de mármol con una estatua yacente a la derecha del altar mayor, al pie del cual debió figurar el epitafio.

Archivo:Carrer mercaders.jpg
Situación de la calle Mercaderes en el casco antiguo de Barcelona

Durante mucho tiempo se creyó que la imagen yacente funeraria de una reina que se guarda actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña pertenecía al sepulcro de la reina Leonor. Tanto Agustí Duran i Sanpere como J. Bassegoda i Nonell lo creían, pero actualmente se considera que se trataría de la imagen de la reina María de Chipre, tercera esposa de Jaime II. En 1692 se amplió el presbiterio de la iglesia de San Francisco y en este momento se abrió el sepulcro de la reina. Es encontró su cuerpo incorrupto, entero, y flexible, se le hicieron nuevos hábitos y el sepulcro se col • colocar detrás del retablo, con una vidriera delante y expuesto a la veneración de los fieles. Pronto el sepulcro se vio expuesto a numerosos exvotos de cera de los agradecidos fieles. Este milagros se recogieron en un libro, hoy perdido, pero que fue consultado por el historiador Jaume Coll el siglo XVIII. El sarcófago logró salvarse del incendio del convento de los franciscanos en el año 1835.

Imagen del Claustro de Fray Menores en ruinas y sus tumbas reales (1879)

A partir de este momento nos han llegado distintas versiones sobre lo que pasó con el cuerpo de Leonor. Según Eusebi Ayensa, el cuerpo fue trasladado al convento de las franciscanas, en el barrio del Poble Sec. Cayetano Barraquer la vio el 31 de octubre de 1889 y explica que se encontraba bastante bien conservada, descalza, vestida con falda de seda de color claro, tocado de monja, cetro y corona real. Así se conservó el cadáver de Leonor fina la llegada de la Semana Trágica del año 1909. El día 27 de julio prendieron fuego al convento de las franciscanas del Poble Sec y nada se salvó de lo que había en la capilla. El hallazgo en el convento del cuerpo momificado de la reina de Chipre hizo creer a los vándalos que se había encontrado una monja martirizada y cerrada dentro de un féretro. Existe otra versión de Joan Bassegoda i Nonell que explica que la momia de la reina Leonor permaneció en su tumba de los franciscanos hasta que el notario Jaume Rigalt "por encargo del ayuntamiento de Barcelona" la llevó a la casa de caridad, desde donde pasó al monasterio de Pedralbes y luego en el convento de Sant Francesc de Vic donde fue destruida en el año 1936.

Actualmente los restos de las reinas Constanza de Sicilia, María de Chipre, Sibil • la de Fortià y Leonor de Aragón se encuentran depositadas en la catedral de Barcelona en unas urnas de piedra realizadas por el escultor catalán Frederic Marès situadas en un muro de el altar mayor, al lado del evangelio, lugar donde se col • colocar el año 1998.

EL RECUERDO DE LA REINA, EN VALLS: MITOS Y LEYENDAS

En Valls existen tradiciones populares que ligan su estancia con diferentes lugares, donaciones y privilegios relacionados con la reina.

LA CALLE DE LA CORTE

Es la vía principal de Valls. Conocida ya en el siglo XIII como la calle de la Vilanova, fue el lugar principal de ensanche urbanístico de la villa medieval. En aquella época su trayecto no iba más allá de la Costa de la Pescadería. El tramo desde este lugar hasta el Pati del Castell, se conocía como Jefe de la Vilanova, es decir, el extremo de una vía principal que estaba el período de crecimiento. Durante el siglo XIV la calle de la Vilanova se encontraba bastante poblado con casa de personajes destacados de la época.

El recorrido medieval de la calle Vilanova iba desde el Pati del Castell hasta la Plaza de las Cuartas "Plaza del Trigo", pasando cerca de la plaza de la Pescadería, lugar de mercado Se dice que su nombre está relacionado con la corte que llevaba la reina. En el poema de Francisco Gras y Elias "Valls" (1907) nos dice lo siguiente:

"La tortuosa calle de la Corte, De la ciudad la más hermosa vía, Recuerda de una reina infortunada La accidentada y novelesca vida ".

EL ÁGUILA

Águila de Valls

Es creencia popular que el águila fue dada par la reina. Se trata de un águila real, coronada, que lleva de pico una paloma. Existen otras opiniones sobre su origen: la creencia de que representaba el águila francesa en la que, por burla, el pueblo obligaba a bailar desde la guerra de la independencia, símbolo de la nobleza de la villa o personificación de Salomé que encandiló el rey Herodes con su danza ocasionando la muerte de Juan Bautista, patrón de la ciudad de Valls. Asimismo encontramos diferente explicaciones al paloma blanca, que lleva vive en la boca, que se ha identificado con la madre de dioses de la Candela.

Lo que es cierto, es que la licencia por exhibido el águila coronada en la procesión del Corpus o en otros cortejos, era una concesión real que no todas las villas podían disfrutar las que se tenían que contentar a pasear los su gigante u otras animales o bailes. En Valls, el águila sale dos veces al año: el Corpus y la procesión de San Juan (sustituida actualmente de la "balladeta" de San Juan). Y, extraordinariamente, por la procesión decenal de la Virgen de la Candela.

La vigila de San Juan, siguiendo una antigua costumbre, la ponen en el balcón del ayuntamiento. Esta tradición la han considerado algunos autores como una burlona de la bestia que sale a mirar al balcón. Asimismo había llegado a entrar en la iglesia de San Juan situándose al lado del ayuntamiento hasta que se prohibió al considerar que se trataba de una bestia y que las bestias no habían de entrar en la iglesia. Al águila le acompañamos tres aguiluchos, chicos jóvenes vestidos de piel imitando las plumas. También llevan una cabeza de cartón imitando el jefe de los aguiluchos. Su misión es acompañar el águila y apuntalar con las muletas que llevan cuando ésta descansa.

Cuando el águila baila los tres aligons la siguen bailando casi bajo sus alas parecida a su madre. Ramon Casas Pedrerol obra teatral "Lo tres de nuevo" (1901-1902), dice:

"Y en cuanto á la tarde, en el Patio voy a hacer la balladeta en medio de la procesión, (el águila) debe decir con mucha finura: Mirintme que mansa bailo en memoria de la reyna de Chipre, qu'un tiempo vivió en el Castillo de aquí'l frenta "

RELIQUIARIO DE SABTA ÚRSULA

El relicario de Santa Úrsula aún se conserva la iglesia de Sant Joan de Valls. Es una pieza gótica de plata policromada dorada y embellecida con pedrería y esmaltes. que representa la cabeza de la santa coronada datada a mediados del siglo XIV. La creencia popular dice que fue ofrecida por Leonor de Chipre en la ciudad de Valls. A favor de esta teoría se sabe que Leonor tenía una especial devoción por esta santa. En 1567 se descubrió la iglesia de Santo Domingo de Nicosia un retablo que representaba a las santas Úrsula, Eulàlia y Magdalena y arrodillada ante estas aparecía la reina Leonor. A pesar de ello consta documentalmente que fue el obispo de Tortosa Jaume Sitjà, nacido en Valls, quien dio el relicario con una mandíbula de Santa Úrsula para ser venerada en la iglesia de Sant Joan de Valls.

FAJA DEL ESCUDO DE VALLS

Escudo de Valls

Existe la creencia de que la faja del escudo de Valls tiene un origen real. Eusebio Ribes lo cree y dice textualmente "Especialmente puede considerarse real la villa a de Valls por el dominio real que en él tuvo Doña Leonor, viuda de Lusignan, reina de Jerusalén y de Chipre, concedido por Pedro el Ceremonioso, rey de Aragón, primo suyo, el día 22 de diciembre del año 1371, donación que fue confirmada por el infante Juan, el día 17 de mayo del any1382 ".

El mismo autor asegura que existe una moneda catalana que por su aspecto gótico podría pertenecer al siglo XIV. Es muy probable pero que fuera acuñada en Valls durante la estancia de Leonor ya que aparece el escudo de Valls con la faja real. En relación con el tema de las acuñaciones de monedas en Valls, Josep M. Baiget Sanahuja localizó una serie de monedas con el escudo actual de Valls datadas en los siglo XV lo que certifica que ya existía en aquel tiempo una fábrica de hacer moneda.

LA ESPINA SANTA

Fotografía actual del relicario de la Santa Espina. Francisco Murillo

Valls conserva una Espina Santa es decir, una de las espinas de la corona de la pasión de Jesucristo. Era un recuerdo familiar del padre del rey de Chipre, Pedro de Lusignan, casado con Leonor. Al venir a Cataluña esta se llevó joyas, objetos artísticos, ropas il'espina a la que tenía devoción. Tras los hechos del conflicto del vino, la reina hizo donación de la espina con su relicario en el convento de los Carmelitas.

El año 1821 la inestabilidad política produjo saqueos en conventos. Por este motivo los carmelitas escondieron objetos de culto il'Espina Santa huerto de Valls conocido como el Huerto del Carmen ", donde estuvimos escondidos hasta el 1823. Posteriormente los frailes carmelitas fueron expulsados de Valls en 1835 y, concretamente, el 27 de julio de 1835 entregaron el relicario a la priora de las religiosas Carmelitas de la Antigua Observancia, del convento de la Presentación (conocido como el convento del Portal Nou ), cumpliendo de esta manera lo que había dispuesto la reina Leonor que había hecho donación de la Espina Santa en la villa de Valls. Las religiosas carmelitas tuvieron que huir del convento el 10 de agosto de 1835 il'espina estuvo 11 años escondida hasta que en 1846 las religiosas Carmelitas volvieron a su convento.

Finalmente, durante la Guerra Civil las Carmelitas la tuvieron que esconderse de nuevo en una casa particular del Portal Nou ante el peligro de un incendio del convento lo que se produjo entre los meses de agosto y septiembre de 1936. Después de la guerra y hasta que no se rehizo el convento, las monjas Carmelitas se instal • lar en una casa particular del número 45 de la calle Sant Antoni, donde también se guardaba la Santa Espina hasta que en 1948 se inauguró el nuevo convento y capilla de las Carmelitas construido sobre las ruinas del antiguo edificio. La Espina Santa se guarda dentro de un estuche de vidrio con forma de tubo insertado en un relicario de plata.

LA TORRATXA


La Torratxa era una casa que se encontraba situada a orillas del actual Paseo de la Estación. Existe una leyenda muy popular entre el pueblo de Valls que dice que la hizo construir la reía Leonor. Era un edificio grande, con cuatro caras, cubierto con teja romana. El conjunto de la construcción no tenía adornos con piedra trabajada excepto la puerta de acceso y todo el conjunto era de gran austeridad. Recordaba, por su construcción y por la torre que coronaba, a una masía señorial. Esta torre, de construcción octogonal, estaba coronada por una balaustrada y parecía que fuera de época barroca. La leyenda dice que era la residencia de verano de la reina y que hizo plantar almendros por todo el camino que separaba el edificio del castillo del de la Torratxa ya que los almendros en flor "por su blancura" le recuerda las nevadas de la isla de Chipre.

Los cipreses que había en la Torratxa también se creía que habían sido plantados en el siglo XIV, es decir, en la época de la estancia de la reina en Valls. En el libro "Los árboles públicos de Valls" se dice que el último ciprés que quedaba en la Torratxa pasaba de los 300 años de edad. También corre la leyenda de la existencia de un pasadizo secreto entre el Castillo y la Torratxa. Sobre este tema se publicó una noticia en la revista cultura de 1989. Josep M. Batet informaba que la existencia de este pasillo podía ser real ya que la calle Avenir en el edificio, donde actualmente hay una sucursal de Caixa Tarragona, apareció una antigua mina. Asimismo en la calle Bonifas existe un pozo de evacuación de tierras asociado a una mina que va en dirección de plaza del Cuartel. Si entre dos lugares citado se establece una línea recta, nos encontraremos a ambos lados a la Torratxa y el Patio. La distancia entre los dos edificios en línea recta es de 375 metros.

EL RECUERDO DE LA REINA, EN CHIPRE

En una obra de Lluís Nicolau d'Olwer del año 1926 me encontrado unas informaciones interesantes sobre objetos de arte que existían hasta ese momento en Chipre y que estaban relacionados con la estancia de la reina Leonor en Chipre.

En primer lugar habla de unos grandes candelabros que existían en la antigua catedral de Famagosta y que eran obra indudable de forja catalana.

En segundo lugar habla de un retablo desaparecido de la iglesia del Dominicos de Nicosia que representaba las santas Úrsula, Eulàlia y Magdalena, y, arrodillada delante, la reina Leonor. Asimismo existen en Chipre restos de monumentos que se consideran obra catalana. Los más importantes son: en Nicosia la gran ventana del palacio y uno de los portales de San Nicolás, a Famagosta parte del palacio del Obispo, a Bellapais el refectorio de la abadía y Hagia Napa la entrada del monasterio.

EL RECUERDO DE LA REINA EN LA LITERATURA

La vida de reina ha inspirado a muchos autores poemas y obras. Algunos de estos los hemos recogido en este apartado.

Jaume Roig a “L’Espill o Llibre de les dones”

“No menys pecat e desamor féu Na Leunor reina chipriana, qui fou germana del vell qui es día duc de Gandia; a son cunyat tot descuidat lo féu matar e féu entrar dins a Famagosta més que llangosta gent genovesa: de roba fesa e violada en la entrada prou n’hi hagué”

Ramon Roca i Sans a “Eleonor María de Aragón” (1908)

La neta del Rey quan era xiqueta, sembrava en son cor llevors de modestia.

Al ésser ja gran cullia grandeses y duya ‘ls vestits brodats d’or y perles.

Se va enmaridar ab lo Rey Pere, que fou un valent, mes manch de pudencia.

Viscomte Giblet li’n feu la sentència, entrant una nit al quarto d’En Pere.

Cinquanta punyals, clavats ab destresa, llevaren al Rey la sua existencia.

La Reyna, ab grans plors, demana clemencia, auxili no ‘n ve... y mor lo Rey Pere.

Aixís que l’hereu pogué empunyá ‘l ceptre la Reyna fugí de Xipre despressa.

Lo Rey Pere Ters, cosí de la Reyna, li ‘n feu donació de Valls y son térme.

La Vila de Valls ab goig la va rébrer, mes no als consellers que ab Ella vingueren.

Lo més orgullós d’aquella caterva n’es En Bonanat que te ‘l cor de pedra.

Lo poble, exaltat, un jorn se’n subleva va drat al Castell qu’ habita la Reyna.

De dins van surtir les tropes superbes y Esquiu y Ripoll son morts en la brega.

Al cap d’alguns anys lo poble ‘s presenta de nou al Castell á fer de les seues.

En Jaume Bertrán, valent dels de mena, comanda ‘ls minyones de la patuleya. L’astut Bonanat lo pás intercepta y es mort crudelment als peus de la Reyna.

La Reyna, al instant, de Valls fugir depressa y avants de la nit qui sap ahont era.

Al ésser ja lluny, plorant, diu que deya: -¡Ay Vila de Valls, prou grossa l’has fera! N’has mort lo servent major de la Reyna... Oblida’t de mí y adéu pera sempre!

Paraules reyals no tornaran enrera; may més feu recort de Valls y son térme.

Cansada de mon, deixá les grandeses y entrá en un convent per fer penitencia.

Lo manto reyal va treurers depressa, posantses l’humil vestit d’estamenya.

Per serne més grat á Déu y á la Verge, se’n feu del convent de la Regla tersa.

Les pompes del mon son flors que ‘s merséixen; la Flor de Falset ja ha fet sa carrera.

¡Qué Deu la perdó!, si es qu’ está en pena: ¡Vassals, bons vassalls, resau per la Reyna

Francesc Eiximenis al llibre “Crestià. Tractat de Luxuria” (1384)

“Una regina fo en Xipre qui sabent que lo rey, son marit, anava a altra fembra lo reptà de traïció prometent de dar-li combatent per ella en camp e com lo rey se veés colpable, tement-se de perdre lo camp, ab conseyil de sàvies persones lexà anar la batalla cer estech-li així dit: -Senyor, sapiats que vós no us podets excusar que no siats traÿdor, car havets trencada fe matrimonial, per què sapiats que si vós emprats la bataylla, que vós serets vençut. Per què per esta raó e per altres ell ho lexà estar.”

Josep Grau Serra a “Salms del meu poble” (1954)

Entonaré una completa amarada de llàgrimes a una reuna infortunada, a una reina que habità al nostre poble. No conegué la dolçor de la mel sinó l’amargor del sèver. Passà sempre pel carrer d’Amargura; un vel de tristesa emboirà la seva vida. Sentí crits de Tolle-tolle i de “muira-muira”. Fou un xiprer de Calvarí combatut per vents penes i regat amb llàgrimes. Tingué set espases clavades al cor, en son cor triturat com la grava. Un vel de vídua cobrí sa plucritud; Noemí hauria sigut per a ella un nom escaient. Noemí del dolor, visqué prop de les síquies amargues. Pogué entonar els planys de Job i els laments de Jeremies, mirant el desconsol de la seva ànima. Plorà a la vora dels xiprers i dels sepulcres, delsdesmais i de la fossana oberta. El món tirà a son cor sagetes emmetzinades; féu brunzir a prop seu la bassetja de la maledicció i de l’infortuni. Veié son marit cobert de roelles de sang, de blaus i de borrons, les matranques de l’odi, com les maces d’un batan, cavalcaren damunt son cor. Les atzavares dels desamor feririen les teles de son cor; els esbarzers creixien cobrint els viaranys de sa vida. El terratrèmol de la tribulació esborrè les planures de sa vida i aixecà en son lloc muntanyes aspres. El castell de Falset fou vostre bressol; els comellars del Priorat veieren son la vostre infantesa. Flor de joventut, anàreu creixent com roella enmig de la planura falsetana, com rosa odorant dels jardins dels barons d’Estneça. En Pere I, rei de Xipre, seguí la fragència de les vostres virtuts i us demanà per esposa. El Mediterrà veia vostra lluna de mel; les palmeres de Xipre foren el cobricel de les vostres núpcies. Els dàtils grocs florien de glòria, queien com una cascada d’or i cabellera abundant. Les palmeres i els tarongels adornaven els vostres jardins, i esclaves formoses servien la vostra gentilesa. Gòdoles blanques un bressolejaven pels dolços rius i per les mars quietes; poetes melosos us teixien versos. Mosses àrabs puntejaven tocades amb cítares de fils de plata, com hurís, tot mirant la lluna plena. Les roses de la vostra vida s’esfullaren aviat; només us quedaren els verducs amb les espines. Una nit sentíreu udols de llop, ones encrespades, veus ronques d’odi i mata-degolla. Cinquanta punyals foradaren el color que tent us amava; tinguéreu com una Dolorosa el cos difunt de vostre espós als vostres braços.com ocell sense niu volèreu a la vostra pàtria, com una tórtira sanglotant de dolor i d’amargura. Els tarongers s’emmalaltiren de pena quan marxàreu d’Orient vídua i endolada; les palmeres, lasses, deixaren anar ses palmes mústugues i esgrogeïdes. Deixàreu elsvestits alegres i fistonats; us posàreu el vel de les ploredores i doloroses. Els vostres anys no tingueren primaveres ni estius; només tingueren hiverns i tardors. El vostre cor fou celler de dolors; la vostra corona fou d’espines i arços; el vostre ceptre, la canya verda. Vinguéren a viure al redós dels vostres avis; posàreu el niu al mig de la nostre vila. Encara conservem de la vostra benevolència l’àgila senyorial, el cap de Santa Úrsula i la Verge del Carme. Al vostre cor no colorejaren flors de maig ni s’hi sentiren cantúries d’ocells. Abraçada a la creu, trobèreu la serenor de les grans ànimes; en els petons al Sant Crist trobàreu l’amor dolcíssim; al llibre de rés, vostre hores plàcides. Fóreu forta en el dolor i en les llàgrimes; la ventada del dolor no pogué capgirar la vostra ànima. Sapiguéreu dir en hores d’angúnia: “Faça’s, Senyor, la vostra voluntat santa”. El mestral de la tribulació vingué a onejar de nou la vostra calma. Sentíreu novament crits de “morir”; altra volta l’espactacle de la mort s’apoderà de la vostra casa. Sortí de la vostra gorja un clam de dolor; veiéreu foradat pel glavi un servent vostre. Oh reina de Calvari!, les llàgrimes foren el vostre pa; el fel, la vostra beguda quotidiana. En un pou fondíssim de penes quedà empresonada la vostra ànima; núvols negres taparen per sempre l’atzur del vostre cel. Sols trobàreu la calma al niu d’Escornalbou, fent vida ermítica. Els pins remorosos acompanyaren, com orgue dolçament aflautat, la vostra oració; la sentor de reina pujava cel amunt acompanyant els vostres precs acompassats i solotaris. Descalça, fèieu el Via crucis; deixàreu per l’espardenya les vostres riques sandàlies. Us aixecàveu amb els ocells, quan el sol sortia de les soledats de la mar blava per lloar son Creador. Tapàreu l’oïda a les músiques del món; us plaïa la veu àuria de la campana. Tapàreu la boca a les cançons profanes; us plaïa de salmejar antífones i càntics davídics. Sota els xiprers passàveu silenciosament hores contemplatives, i devall de les roques de saldó, de color d’hàbit de frare. Fóreu la penitent de la muntanya, un exemplar del vanitas vanitatum. Menjàveu amb plat de foc i cullera de fusta. Sa vida franciscana fou pacífica, trobà a Escormalbou el port de refugi. He preguntat a les parets rústiques del convent, quin fou el dolor seu; a les parets en runa del santuari, quines foren ses pregàries. A les habitacions dels voltants, quina fou la seva cel•la; als arbres centenaris, quina fou sa figura. A les flors del bosc, quina fou la preferida; a les aus del cel, per quina cançó es delia. I vingué la mort pacíficament a cloure els costres ulls i volejàreu cel amunt. I de vostre pas per la terra només queda un record d’amargura, una pàgina de melancolia.

Joan Ripoll (epitafi inscrit en la seva tomba), traducció Pere Miquel Carbonell

Ací jau Elionor Maria, Reina de Xipre, branca de l’arbre d’Aragó (la qual va prendre l’hàbit i professà en aquest Reial convent de la Regla tercere del N.P.S. Francesc). No hi hagué en el seu segle dona que en costums, mansuetud, bondat, honestedat, discreció i vida prudent l’avantatgés. En la feble condició del seu femení sexe, va meréixer els elogis i les lloances dels barons de més seny; puix que, castigada i venjada la pèrdida i tirana mort del seu marit, va redinir el reialisme se Xipre per al seu fill de la vexació injusta amb la qual el seu oncle l’afligia amb guerres cruels. Ploreu, doncs, donzelles castes, la mort del vostre millor escut; ploreu, mestresses i vídues honestes, i vosaltres homes afavoriu la difunta amb el vostre plany. Elionor fou dona d’ànim extrem. Fou teror i càstig per als dolents, esperança única per als bons, blasó per als forts, asil per als caiguts, consol plaent per als desconsolats, socors amatnets per als pobres, i ells, per aquesta excelsa caritat i compassió, s’inclinava a dotar les donzelles pobres i a donar almoines quantioses per a la redempció dels captius. Se sentia impel•lida a deslliurar dels enganys els orfes que podien sofrir-los i reparava els temples i les cases de Déu, Mantenint amb tals actes de virtud inviolable la seva devoció i la seva pietat. Podem, per tant, creure, amb fe, que la seva ànima beneïda es troba al Cel, entre els Beneventurats, així com que roman el seu cadàver, dintre d’aquesta arca, sencer i incorrupte. Va morir, finalment, quan la mort deslligà el llaç de la seva vida el día segon de Pasqua del naixement de l’etern Rei, l’any 1417.

Al mismo Chipre, se ha realizado una versión teatral de las páginas que el autor Leónidos Makheras (inicios siglo XV) dedicó a las vidas de Pedro I id'Elionor en su libro "Crónica de la dulce tierra de Chipre". En este libro habla muy detalladamente, desde el punto de vista chipriota, de la actuación de Leonor. En contra de los escritores catalanes, que le dedican elogios, Makheras es duro en el juicio de la reina, y con su narración probablemente inspiró las dos canciones populares conocidas con el nombre de Canciones de la reina id'Arodafnussa, que lamentan la muerte de Juana Laleman (Arodafnussa) por orden de la reina.

Últimamente ha aparecido una obra novelada "Perfume de almizcle" de Montserrat Morera Escarré en la que la figura idealizada de la reina Leonor aparece en muchos de sus capítulos cuyos fragmentos han aparecido a lo largo de este trabajo.

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Web: Wikipedia: Reino de Chipre

Web: mfa.gov.cy: Relaciones históricas entre Chipre y España

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