Segunda batalla de Alihuatá

Segunda batalla de Alihuatá
Segunda Batalla de Alihuatá
Parte de Guerra del Chaco
Campovia hcn01.jpg
Mapa de la batalla acompañado retrato Gral. Estigarribia.
Fecha 23 de octubre a 11 de diciembre de 1933
Lugar Gran Chaco
Resultado Retirada 9na. División boliviana
Beligerantes
Bandera de Bolivia República de Bolivia Bandera de Paraguay República del Paraguay
Comandantes
Hans Kundt
Carlos Banzer
González Quint
Enrique Peñaranda
José Félix Estigarribia
Juan B. Ayala
Rafael Franco
Fuerzas en combate
9 000 (9na División)
3 000 (4ta División)
1 500 Peñaranda
aprox 17 000 (en zona Alihuatá-Gondra)

La segunda batalla de Alihuatá se produjo durante la Guerra del Chaco, desde fines de octubre hasta los primeros días de diciembre de 1933 y forma parte de la Segunda Ofensiva paraguaya cuyo objetivo era la aniquilación de las fuerzas bolivianas localizadas en el sector Norte (Zenteno-Alihuatá) defendido por la Novena División comandada por el Cnel. Carlos Banzer.

Contenido

Antecedentes

El 3 de octubre, el presidente paraguayo Eusebio Ayala visitó Isla Poí para ascender a José Félix Estigarribia a General por el triunfo en la batalla de Campo Grande. Estigarribia le manifestó que había llegado el momento de pasar a la ofensiva. Había constatado que los mismos regimientos bolivianos que combatieron en Nanawa, Gondra y Campo Grande estaban agotados, física y moralmente.[1] Efectivamente, el Gral. Kundt estaba preocupado por el aumento de la cantidad de soldados bolivianos que se auto-herían y si bien quiso motivarlos con permisos para visitar a sus familias tuvo que suspender esa medida porque sólo un tercio retornaba al frente. También había mermado la temida superioridad numérica del ejército boliviano. La ofensiva del ejército boliviano había sido desbaratada en todos los frentes y las últimas acciones favorables de Campo Grande y Pozo Favorito hacían factible el cambio de estrategia. Considerando estos argumentos, el presidente paraguayo dio su autorización para el cambio de estrategia comprometiéndose a enviar todos los recursos que el Paraguay pudiera disponer.

El plan

Teniendo en mente la vuelta a la guerra de movimiento, cuyo objetivo central no era ocupar el terreno mediante ataques frontales sino destruir la capacidad operativa del ejército boliviano aislándolo de su base, la orden fechada el 20 de octubre determinó:

  • En la región de Zenteno (Alihuatá): Obligar a la línea de vigilancia del enemigo a replegarse sobre sus posiciones principales; logrado este objetivo interceptar el camino que partiendo de Alihuatá Viejo conduce a Puesto Sosa y a Saavedra. Al mismo tiempo, esforzarse por interceptar el camino que partiendo de Zenteno conduce a Saavedra, con el fin de cercar el grupo de tropas que opera en el sector Zenteno e intentar su destrucción.
  • En el sector Nanawa: Despejar el camino Nanawa-Pirizal, obligando al enemigo a rectificar su dispositivo para descongestionar la presión que ejerce desde el norte sobre el fortín Nanawa e intentar seguidamente la destrucción de las tropas enemigas que accionan en Pirizal.


El Gral. Estigarribia adelantó su puesto de mando al fortín Falcón (Rojas Silva), a no más de 20 Km. del frente, donde inició la concentración de una División de Reserva con nuevos contingentes llegados de Asunción y tropas extraídas de Nanawa, Toledo, Fernández, y aún de Bahía Negra y Fuerte Olimpo (Alto Paraguay, al norte del país). Se constituyó así una fuerza de 4 divisiones (Div.6,7,8,Div. Rva.) apoyadas por dos grupos de artillería (GA-1,GA-3)frente a la Novena división boliviana y sus refuerzos.

En esta ofensiva se empeñaría la casi totalidad de los 27 000 combatientes con que contaba todo el ejército paraguayo en ese momento.

Cambio de estrategia paraguaya

El 23 de octubre de 1933, veinte días después de la reunión Ayala-Estigarribia, lo que demuestra la rapidez en la preparación, las fuerzas paraguayas comenzaron las primeras operaciones de sondeo en tres sectores de la Novena División:

  • Los regimientos 10, 12 y 40 paraguayos atacaron por los flancos al RI-27 que custodiaba el camino que une Arce con Alihuatá.
  • Más al este, a 5 Km., el RI-16 atacó al RI-6 boliviano; y
  • A 8 Km. de ese lugar, en dirección a Charcas, el regimiento de zapadores 2 y el RC-1 de la 8va. División atacaron al RI-50 y secciones del RI-3 bolivianos.

Luego de estos ataques de empuje y aferramiento y siguiendo el plan de operaciones, se comenzó a envolver el ala izquierda de la 9na. División boliviana para salir a su retaguardia en dirección a Charata. Al mismo tiempo se presionó en todos los restantes frentes (Gondra-Nanawa) para amarrar al resto de las tropas bolivianas en sus posiciones y confundir a Kundt sobre las propias intenciones y la dirección principal del ataque. El 12 de noviembre, el comando paraguayo lanzó un fuerte ataque distractivo sobre Nanawa y Bullo. El regimiento Curupaity logró copar al regimiento Castrillo y tomar prisioneros a 428 de sus integrantes, entre jefes, oficiales y tropa.

Sin darse cuenta del cambio de estrategia y de la magnitud de la operación adversaria en el norte, el Gral. Kundt extrajo fuerzas de la 4ta. División en Gondra y de la 7ma. en Nanawa con el objeto de sostener la prolongación del ala izquierda de la 9na. División. Pero la desproporción de fuerzas paraguayas era demasiado grande por lo que el envolvimiento continuó avanzando inconteniblemente, sobrepasando a cada nueva fuerza boliviana que aparecía en su frente.

De esta manera, la 9na. División boliviana, que durante las acciones de julio (1933) frente a Gondra se había reducido a dos regimientos y una compañía, desde la batalla de Campo Grande había vuelto a crecer, recibiendo en su línea el refuerzo de 9 regimientos muchos de las cuales salieron de la 4ta. y 7ma. División.

Las dificultades para abastecer a todas las fuerzas paraguayas en pleno verano retardaron los movimientos en ciertos sectores pese a que antes de la operación se habían perforado más de veinte pozos para proveer de agua a tantos soldados. Esta demora hubiera permitido, quizás, salvar a la 9na. División ordenando su retirada nuevamente a "Km.7". Pero el gobierno boliviano temía que el abandono del fortín Alihuatá repercutiría peligrosamente en la moral del país y el Gral Kundt subestimaba la capacidad del ejército paraguayo para maniobrar ofensivamente con tantos hombres en pleno verano por lo que sostenía que el envolvimiento enemigo por el flanco izquierdo se detendría de un momento a otro por problemas logísticos. Kundt confiaba además que moviendo económicamente sus fuerzas por líneas interiores podía frenar el amplio envolvimiento paraguayo. Los partes diarios de la aviación detectaban siempre lo mismo: movimiento de camiones, único indicio del movimiento de las fuerzas paraguayas en los montes.

El Cnel. Carlos Banzer, comandante de la 9na División, viendo el permanente deterioro de su situación siguió pidiendo más refuerzos. Ante tanta insistencia Kundt viajó desde su lejano puesto en Muñoz, a más de 100 Km. de Alihuatá, a reiterarle la orden de mantener dicho fortín, prometiendo realizar a la brevedad una contramaniobra desde Puesto Moreno, por la espalda de la entrante paraguaya, para dispersarla.

La caída de Alihuatá

El 3 de diciembre, la vanguardia paraguaya que guiaba el explorador Manuel Irala Fernández (Yacaré Valija), salió al pajonal de Campo 31, sobre el camino Alihuatá-Saavedra. El Gral. Estigarribia decidió asumir personalmente la conducción táctica de toda la operación sustituyendo al Cnel. Juan B. Ayala y ordenó al Cnel José A. Ortiz que cerrara ese camino. Ese mismo día, en medio de una lluvia torrencial, la 7ma. División paraguaya reforzada con los regimientos RI-1, RI-2 y RC-5 (unos 3 300 hombres) penetró en la retaguardia de la 9na. División. El RI-41 boliviano trató de contener ese avance hacia el km. 31, pero fue arrollado.[2]

El día 6 de diciembre, una pequeña unidad de 200 soldados paraguayos cortó el mismo camino a la altura del km. 22. Tanto Kundt, desde el sur, como Banzer desde el norte, enviaron fuerzas para eliminar ese bloqueo que se mantuvo con gran tenacidad:

"Entonces ocurrió uno de los típicos sucesos de esta campaña. Un destacamento poco numeroso de enemigos, sin ningún tipo de transporte ni apoyo logístico, incrustados entre nuestras unidades y sometidos al fuego cruzado, a despecho de cualquier cosa (…..)retuvo su posición (…) Los paraguayos actuaban ciertamente con mayor fuerza y determinación y en marcado contraste con la ausencia de espíritu ofensivo de nuestra parte" (De la Pedraja Toman, 2006, p. 356)

El mayor Sinforiano Bilbao Rioja, sacado apresuradamente del Sector Gondra, recibió la misión de despejar el camino a la altura del km 31 pero no pudo hacerlo por la superioridad enemiga.

Banzer transmitió a Kundt un mensaje desesperado diciéndole que todos los hombres de su comando estaban en la línea, incluso los zapadores que no tenían entrenamiento de combate, a los cuales se les había dado una breve instrucción de cómo sostener un fusil. Clasificó su situación como de “muy grave”.(Farcau, 1996, p. 153)

El Cnel. Banzer destacó a un escuadrón del regimiento Lanza para investigar en qué situación estaba el camino más largo, el que va de Alihuatá-Pozo Negro-Saavedra. A las dos horas, en la noche del 6 de diciembre, le llegó el fatídico parte del subteniente Jaime Urriolagoitia que decia que había chocado con fuerzas enemigas. Esto significaba que la 9na. división, que en esos momentos contaba con más de 7 000 hombres distribuidos en 8 regimientos, quedaba con sus dos caminos de repliegue principales en poder del enemigo.

"Banzer comunicó a Kundt esta circunstancia, solicitando que si se pensaba salvar a la 9na. División se le autorizara a retroceder a lo largo del único camino que todavía estaba abierto: Pozo Encanto-Pozo Esperanza, y ocupar Campo 31. Kundt simplemente le respondió que “procediera de acuerdo a las circunstancias”. (Farcau, 1996, p. 153)

Una alternativa hubiera sido lanzar a la 9na. División, abriéndose paso a la fuerza, por una o las dos rutas interceptadas lo que hubiera significado tener que atacar, en malas condiciones, a un enemigo que precisamente estaba esperando esa acción. Banzer evaluó esa posibilidad y decidió que era mejor replegar sus tropas por un camino que había terminado de abrirse tres días antes y que conducía a la retaguardia del sector donde se hallaba desplegada la 4ta. División (Gondra). Lo que Banzer ignoraba era que, en la mañana del día 7, el frente de la 4ta. División en Gondra había colapsado por un ataque nocturno que por propia iniciativa había realizado el comandante de la 1ra. División paraguaya, el Cnel Rafael Franco. Esta acción tomó por sorpresa no sólo al Cnel. boliviano González Quint (4ta.División) sino al mismo Estigarribia que pidió varias veces la confirmación de que Franco había logrado infiltrarse y estaba cerrando de esa manera las vías de escape de las dos divisiones bolivianas buscando unirse por el sur con el envolvimiento del Cnel. Ortiz que avanzaba desde el noroeste. El Gral. Estigarribia comentó años después:

"En la batalla de Alihuatá, el enemigo actuó de una manera enteramente diferente de la que esperábamos y perjudicó su situación en ventaja nuestra. No fue necesario dividir la operación en dos etapas, ya que con una pudimos obtener el mismo resultado". (Querejazú Calvo. 1990, p. 93)

Desorientado por el curso de los acontecimiento, Kundt estimó que el grueso del ejército paraguayo que avanzaba por la izquierda de la 9na. División realizaría una persecución paralela a la retirada de ambas divisiones con dirección hacia Muñoz por lo que ordenó reforzar Saavedra retirando tropas desde Nanawa. Los informes, muchas veces confusos, sobre los movimientos del enemigo se iban reduciendo prácticamente a los partes diarios de la aviación que sólo podía detectar a los camiones enemigos.

Retirada hacia Campo Vía

El coronel Banzer acusó al General Kundt de haberle ordenado que ‘’procediera de acuerdo a la situación’’ sin prevenirle que la maniobra del destacamento Brandt desde Puesto Sosa había fracasado y, sobre todo, que el frente de la 4ta. División había sido roto.

Las instalaciones del fortín Alihuatá fueron incendiadas antes de ser evacuado. El gobierno boliviano prohibió la publicación de la noticia.

La 9na. y la 4ta. División retrocedieron penosamente hacia Campo Vía, a mitad de camino entre Gondra y "Kilómetro 21", bajo el permanente acoso de un enemigo que salía de todas partes, hasta quedar finalmente detenidas por los dos brazos del cerco paraguayo. La consecuencia más importante de esta retirada fue la ruptura en el abastecimiento de agua que comenzaron a sufrir ambas divisiones.[3] Algunas pequeñas unidades bolivianas lograron huir antes de que el cerco se cerrara completamente; lo hicieron con gran sacrificio y muchas bajas. Sin ninguna posibilidad de abrirse paso y ante la pasividad de Peñaranda que supuestamente venía a auxiliarlos desde el exterior, con el grueso de sus fuerzas agotadas por tantos días de combates, arrastrando heridos sin poder atenderlos por falta de medicamentos y ante el peligro acuciante de que miles de soldados murieran de sed bajo un sol abrasador, los coroneles Banzer y González Quint se encontraron en Campo Vía.

Cerco de Campo Vía (7 a 11 de diciembre de 1933)

Artículo principal: Cerco de Campo Vía

Notas

  1. Querejazu Calvo, Roberto. Masamaclay. Historia política, diplomática y militar de la guerra del Chaco. 1981. Cochabamba-La Paz, Edit. Los Amigos del Libro, 4 edición ampliada. p.235
  2. Farcau, Bruce W. The Chaco war: Bolivia and Paraguay, 1931-1935. (1996) Westport, Conn.: Praeger. p. 153
  3. Ayala Moreira, Rogelio. Por qué no ganamos la guerra del Chaco. 1959. Tall. Gráficos Bolivianos. p. 329

Bibliografía

  • Arze Quiroga, Eduardo. Documentos para una historia de la guerra del Chaco: Seleccionados del archivo de Daniel Salamanca. Vol 3. 1960. Editorial don Bosco
  • De la Pedraja Tomán, René. Wars of Latin America 1899-1941. 2006. McFarland
  • Farcau, Bruce W. The Chaco war: Bolivia and Paraguay, 1931-1935. (1996) Westport, Conn.: Praeger
  • Querejazu Calvo, Roberto. Historia de la Guerra del Chaco. (1990) Librería Editorial "Juventud".
  • Querejazu Calvo, Roberto. Masamaclay. Historia política, diplomática y militar de la guerra del Chaco. 1981, Cochabamba-La Paz, Edit. Los Amigos del Libro, 4 edición ampliada.

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