Incidente de laguna Chuquisaca

Incidente de laguna Chuquisaca
Laguna Pitiantuta o Chuquisaca
Parte de Antecedentes de la Guerra del Chaco
Fecha 15 junio al 15 de julio de 1932
Lugar Chaco Boreal
Resultado El ejército paraguayo retoma la laguna
Beligerantes
Flag of Bolivia (militar).svg Ejército de Bolivia Flag of Paraguay.svg Ejército de Paraguay
Comandantes
Oscar Moscoso Abdón Coronel Palacios y Ernesto Scarone
Fuerzas en combate
30 (15 junio)172 (15 de julio) 6 (15 de junio) 402 (15 de julio)

El incidente de laguna Chuquisaca o Pitiantuta (Chaco Boreal) comprende el ataque sorpresivo del ejército boliviano al fortín paraguayo Carlos Antonio López, ubicado sobre esa laguna, el día 15 de junio de 1932, y su posterior recuperación por el ejército paraguayo. Constituye uno de los motivos del inicio de la Guerra del Chaco (1932-1935) entre Bolivia y Paraguay.

Contenido

La laguna

La laguna que los nativos Chamacocos/Tomaraxos de la región llamaban Pitiantuta[1] es un espejo de agua dulce en la zona central del Chaco Boreal. Fue descubierta el 13 marzo de 1931 por el explorador Belaieff, al servicio del ejército paraguayo. En el mes de julio de aquel año se fundó en sus orillas, hacia el sureste, el fortín Carlos Antonio López. Fue uno de los secretos mejor guardados por el ejército paraguayo.

Política de "penetración" en el Chaco del presidente Salamanca

En sus Memorias, el Presidente Daniel Salamanca Urey, manifestó:

"Llanamente debo declarar que yo tenía el propósito de prestar especial atención a la cuestión del Gran Chaco. Hasta entonces, este magno interés boliviano, o había sido descuidado por los gobiernos anteriores o había merecido de los más previsores una atención accidental y secundaria. Iba en este asunto no solo la honra sino el supremo interés del porvenir de Bolivia, tanto para asegurar sus territorios del sudeste, constantemente usurpados, como para abrirse una salida al Río de la Plata".(Arze Quiroga, 1951, p.43)

Aquejado económicamente por la Crisis Mundial, en agosto de 1931, el gobierno boliviano solicitó un préstamo a Simón I. Patiño, dueño de una gran fortuna originada en el estaño. La finalidad era dar un fuerte impulso a la penetración boliviana en el Chaco. Patiño facilitó la suma 25 000 libras esterlinas sin intereses.

El ejército boliviano puso en ejecución un plan de triple penetración. El primer grupo explorador, partiendo de Roboré en el norte, fundó los fortines Ingavi, Aroma y Florida. El grupo explorador central, partiendo de Charagua, estableció los fortines 27 de noviembre y Picuiba. El tercer grupo explorador partió del río Pilcomayo, en el sur, instalando los fortines Fernández, Loa, Bolívar y Camacho. Faltaba únicamente establecer contacto entre el fortín Camacho y las unidades de la Tercera División que se encontraban acantonadas en el fortín Baptista.

El Estado Mayor ordenó al comando de la 4ta. División, instalado en el fortín Muñoz, enlazar los fortines Camacho y Baptista. Esta tarea debía realizarse evitando provocaciones con los puestos paraguayos que pudieran encontrarse en esa dirección del avance.

En abril de 1932, esa misión fue encomendada al capitán Víctor Ustárez, considerado como el más hábil explorador del ejército boliviano, que recorrió con su grupo más de 200 Km., en varios sentidos, sin poder establecer ese enlace. Como esa expedición no llegaba al fortín Baptista ni tampoco volvía al fortín Camacho, después de 20 días de espera, se envió un avión de reconocimiento para tratar de ubicarla. El avión estaba piloteado por el Mayor Jordán con el Mayor Oscar Moscoso (2do. comandante del RC-5 Lanza) como observador.

El Mayor Moscoso descubre la laguna

Según Moscoso, el informe que dirigió al comandante de la 4ta. División el 25 de abril decía:

"Después de una hora de vuelo, divisé a la derecha de nuestra ruta una mancha de agua. Diez minutos después volábamos sobre una enorme laguna que en parte tenía vegetación y donde había miles de aves acuáticas. Su superficie era de varios kilómetros. En la orilla este observamos huellas de ganado. Dentro del monte vimos construcciones de barro y paja y corrales cercados, dando todo el aspecto de un Fortín" (Guachalla, 1978, p. 60)

Este informe que menciona la presencia paraguaya en el borde de la laguna y que según Moscoso él lo envió ni bien terminó su vuelo de exploración, nunca fue encontrado y existe la sospecha de que, dado los problemas diplomáticos que se produjeron a posteriori, nunca existió y que Moscoso lo inventó para salvar fundamentalmente su responsabilidad en los hechos del mes de junio de 1932.

Una vez conocida la novedad, el 26 de abril, mediante comunicación cablegráfica, la jefatura del Estado Mayor instruyó al comando de la 4ta. División (Cnel Peña) lo siguiente: "....el objeto, impónese urgentísima ocupación Laguna Grande" (nombre inicial dado por el ejército boliviano a la laguna para diferenciarla de otras más pequeñas existentes al suroeste). Salamanca aceptó esa exploración advirtiendo a Osorio que se hiciese sin crear roces con los paraguayos. La 4ta. División envió dos patrullas para alcanzar la laguna en los primeros días de mayo. Ni el Capitán Ustárez ni el Teniente Eduardo, responsables de cada una de ellas, lograron localizarla.

Extrañamente (y pese a la protesta del Cnel. Enrique Peñaranda que quería dar la tercera misión al capitán Ustárez) fue un oficial de grado más alto, el mayor Moscoso (por decisión del Estado Mayor General), que tenía menos experiencia que aquél en el monte chaqueño, el que salió el 24 de mayo del fortín Camacho con una fuerza de 25 soldados y 3 tenientes del RC-5 Lanza apoyados por guías aborígenes Chulupíes o Lenguas.

El general boliviano Luis Sánchez Guzmán menciona un radiograma del Estado Mayor General que recibió Peñaranda al día siguiente de la partida de Moscoso y que él lo reenvió de inmediato:

“Mayor Moscoso. Transcríbole siguiente de Esmayoral. Abra comillas. Negociaciones Washington encaminadas forma tal que neutrales exigirán determinación precisa últimas posiciones alcanzadas por partes. Por consiguiente, es necesario que mayor Moscoso ocupe Gran Lago hasta fin de mes. Firmado. Cnel. Salinas P.O. Esmayoral. Cierre comillas. Fdo. Cnel. Peñaranda.”(Arze Quiroga, 1951, p.255)

y agrega que "El radiograma había sido elaborado por el Tcnel. Ángel Rodríguez, supuesto “cerebro gris” de la Sección Operaciones del Estado Mayor contento por las complicaciones que esto traería al gobierno y supuestamente solo al gobierno". Rodríguez manifestó en esa oportunidad, ante el Cnel. Salinas (firmante del documento, lo siguiente):

“Esta vez no se escapa el carajo de Salamanca, ahora el choque es seguro, ya le podremos mostrar los puños a éste testarudo imbécil, para que sepa lo que es una guerra”(Sánchez Guzmán, 1998, Cap. 2)

Sánchez Guzmán menciona además que ese mismo oficial había intentado hacer algo parecido meses antes:

"... en diciembre de 1931, como consecuencia de otro incidente en Agua Rica, Rodríguez había ordenado a la 4ª División – sin conocimiento de Osorio – que atacara un fortín paraguayo, radiograma que fue desautorizado por el propio Salamanca, menos mal que a tiempo. En esa oportunidad, Rodríguez se había manifestado así: “Que se friegue de una vez, para que este asno [Salamanca] sepa lo que es canela". (Sánchez Guzmán, 1998, Cap. 2)

El Gral. Hans Kundt, que los conocía de muchos años atrás, los definirá abiertamente al Ministro de Guerra Joaquín Espada, antes de su nombramiento como Comandante del ejército boliviano, diciendo que el Gral. Filiberto Osorio era un "hipócrita" y que el Tcnel. Ángel Rodríguez un "canalla".[2] Después de una marcha forzada de veinte días a través de 170 Km. de espeso monte y poca agua, Moscoso llegó a su objetivo al anochecer del día 14 de junio de 1932.

El Mayor Moscoso ocupa el fortín Carlos Antonio López (15 de junio de 1932)

Al amanecer del 15 de junio de 1932, la fuerza al mando de Moscoso se aproximó con cautela a las casuchas que había divisado desde el avión a finales del mes de abril de 1932, en el lado sudeste de la laguna. Las tropas paraguayas, 5 soldados y un cabo, al notar la presencia boliviana y los disparos que hacían en su avance, abandonaron el fortín. El ejército paraguayo denunció después la baja del cabo Liborio (Oliborio) Talavera (como muerto, desaparecido o prisionero). Solo dos meses atrás el fortín paraguayo había contado con una dotación de 45 soldados del RC-2 Cnel. Toledo.

El Comando de la 4ta. División (Cnel. Peñaranda) envió al Jefe del Estado Mayor en La Paz, General Filiberto Osorio, el siguiente telegrama:[3]

"Día 15 de junio Mayor Moscoso ocupó Laguna Grande. A presencia de nuestras tropas, diez (sic) paraguayos huyeron. Comunicaciones encontradas indican ser fortín Carlos Antonio López. Envióse inmediatamente sección infantería de 30 hombres con dos ametralladoras livianas y una ametralladora pesada. Ordénase Regimiento Lanza viaje en camiones hasta fortín Camacho, con provisión de agua, de donde continuará a pie hasta Laguna Grande".(Ayala Moreira, R., 1959, p.116)

Moscoso destruye el fortín paraguayo y erige una serie de fortificaciones a unos 600 metros al noroeste de esa posición a la que denominará fortín Mariscal Santa Cruz. Establece dos retenes hacia el este de su posición sobre picadas de acceso que se dirigen al noreste y sureste previendo la lógica reacción paraguaya. Comienza además la construcción, en el lado oeste de la laguna, de una incipiente pista de aterrizaje. A fines de junio sus fuerzas aumentaron a 7 oficiales, 143 soldados, 1 sección con 2 ametralladoras pesadas, 16 ametralladoras livianas, 1 sección sanitaria y 23 000 cartuchos.

Operación del Estado Mayor boliviano para engañar a Salamanca

Cuando el Presidente Daniel Salamanca, según sus propias palabras, se enteró de esta operación militar realizada por Moscoso, se sintió anonadado. "La noticia me llegó como un rayo inesperado",[4] dijo. Sus terminantes instrucciones de evitar roces con los paraguayos en el Chaco habían sido desobedecidas y, para colmo, sin su autorización, se había ocupado un fortín paraguayo. Toda su política internacional de desmilitarizar el Chaco se vino abajo en un instante. Con la claridad que le era habitual, el presidente Salamanca dijo premonitoriamente:

"Por mi parte expuse dos razones fundamentales, a saber: 1) Que la ocupación de ese fortín paraguayo había de traernos la guerra según toda probabilidad, siendo inverosímil esperar que el Paraguay se resignase a la inacción y el silencio; 2) Que nuestra posición en la Laguna Grande había de ser débil, a causa de su alejamiento de nuestras bases y que todavía corríamos la vergüenza de ser desalojados" (Mercado Moreira, 1966, p. 97)

Ordenó entonces al Gral. Osorio iniciar una investigación y desocupar inmediatamente el fortín paraguayo. Sin embargo, para el Estado Mayor la posesión de la laguna era indispensable por la abundancia de agua que tenía. Por esa razón, el General Osorio, mediante telegrama enviado al comando de la 4ta. División, instruyó confusamente:[5]

"Caso comisión Moscoso hubiese ocupado edificaciones paraguayas urgente abandonarlas de inmediato, estableciéndose cautelosamente margen opuesta. En ningún caso conviene provocar encuentros ni ser agresores. Situación puede crear serias dificultades, perjudicando negociaciones Washington".(Barrero, 1979, p.70)

El Gral. Osorio, al mismo tiempo, envió otro telegrama al comando de la 4ta. División (provisoriamente a cargo del Cnel. Peñaranda) con el texto de una "representación" [petición] que éste oficial debía firmar como propia y enviarla de vuelta al Estado Mayor. Este radiograma,[6] que también desapareció de los archivos, decía:

"Respetuosamente represento que abandonando Gran Lago nos veríamos privados de agua. Su orden posesionarse orilla oeste cumplióse, manifestando que edificios ligeros y recientes paraguayos distan apenas 600 metros situados orilla este. Ubicándonos sudoeste Laguna Grande, nos veríamos obligados retirarnos por carencia de agua; si queremos continuar avance hacia el norte es forzosa ocupación Laguna Grande". (Osorio, 1973, p. 39)

Sin embargo Peñaranda sabía, por el croquis que había recibido de Moscoso y dos vuelos de exploración, que el nuevo fortín boliviano se encontraba a escasos 600 metros al noroeste del mismo y no sobre la margen occidental. El mismo Moscoso le había manifestado que la ocupación del lago en su lado oeste lo alejaría del agua unos 3 Km. y que además ya había destruido el fortín paraguayo.

Aún así Peñaranda firmó la "representación" y años después, interpelado públicamente por el historiador boliviano Querejazu Calvo, se justificó diciendo que había sufrido "una presión moral sofocante" de sus superiores. El Presidente Salamanca, que desconocía lo que estaba ocurriendo a su espalda, después de una acalorada reunión con el Gral. Osorio, acabó por aceptar la falsa representación del comando de la 4ta. División (Peñaranda) que había sido redactada por el propio Osorio o el Cnel. Ängel Rodríguez del Estado Mayor. Sin saber donde estaba el nuevo fortín boliviano pensó que la ocupación boliviana del lado oeste de la laguna podía transformarla en un límite natural entre Bolivia y Paraguay. Al Mayor Moscoso se lo mantuvo oficialmente desinformado de todas estas cuestiones.

Primer sondeo paraguayo (29 de junio de 1932)

Mientras tanto, los soldados paraguayos que huyeron, tras una marcha de tres días, llegaron totalmente agotados hasta la punta del riel que nace en el puerto Casado siendo después interrogados por el propio Tcnel. Estigarribia. El gobierno paraguayo, al darse cuenta del tremendo error del gobierno boliviano que lo convertía en agresor, ocultó la noticia en su frente interno. Al desconocer lo que ocurría entre el presidente Salamanca y el Estado Mayor boliviano, el gobierno paraguayo no podía comprender los motivos de esta contradictoria acción boliviana que se daba tras una propuesta de desmilitarización del Chaco y el plan puesto en marcha por Salamanca que, según la inteligencia paraguaya, consistía en reducir los efectivos del ejército por problemas de la economía boliviana aquejada por la crisis mundial (Caída del precio y volumen de estaño exportado).

El Tte. Cnel. José Félix Estigarribia planificó rápidamente el envío de dos contingentes para recuperar el control de la zona: el primero, de 84 hombres, al mando del teniente Ernesto Scarone que el 29 de junio atacó por sorpresa un retén adelantado al mando del teniente boliviano Arévalo (al cual había conocido circunstancialmente en Buenos Aires) y que falleció accidentalmente luego de haber sido capturado. Ante la presencia de fuerzas superiores enviadas por Moscoso al retén, Scarone se retiró del lugar estacionándose en Anta, a 25 Km. de la laguna. Las bajas bolivianas, además del Tte. Arévalo fueron 3 soldados muertos, 3 desaparecidos y 1 herido. Las fuerzas paraguayas tuvieron 2 bajas y 1 herido. Esa misma noche y en días siguientes Moscoso recibió de Peñaranda nuevos refuerzos entre ellos 59 soldados del RI-5 Campero integrado por reclutas que ni siquiera sabían disparar sus fusiles, aquejados de paludismo y recién llegados de Bolivia.[7] El día 5 de julio, Moscoso, preocupado por su aislamiento en medio del monte, tan lejos de su base (170 Km.) y pensando que los paraguayos volverían en cualquier momento, le pidió a Peñaranda que aclarara concretamente qué debía hacer:

“Es absolutamente indispensable para mi conocer cuál es el grado que debemos dar a la ocupación de Laguna Chuquisaca. Ruego a usted, señor coronel, quiera darme instrucciones concretas al respecto” (Arze Quiroga, 1951, p. 290)

La Cancillería boliviana aprovechó este primer sondeo de Scarone para transformar el ataque de Moscoso del 15 de junio en una suerte de incidente emitiendo el siguiente comunicado:

“La patrulla Moscoso, en busca de agua, llegó a una laguna donde vio una casucha en la región oriental. Suponiendo que era un puesto paraguayo se alejó ocupando la región occidental. Encontrándose la patrulla en faenas ordinarias, fue atacada por una fuerza paraguaya el 29 de junio, sufriendo cinco bajas. Bolivia tiene derecho a hacer exploraciones en las partes desiertas de su territorio (...)En este caso como en todos los demás son tropas bolivianas las que han sufrido una agresión injustificada" (Querejazu Calvo, 1981, p. 46)

Dado que Bolivia se negaba a reconocer su estatus de agresor, el gobierno paraguayo amenazó con retirar sus representantes de la Comisión de Neutrales y de esa manera dar por terminada la mediación de ese organismo.

El ejército paraguayo recupera la laguna (15 de julio de 1932)

Ataque Cptán. Abdón Coronel Palacios.

Haciendo coincidir la fecha de ataque con la retirada de los diplomáticos paraguayos acreditados en Washington en protesta por la ocupación boliviana, Estigarribia envió el segundo contingente al mando del capitán Abdón Coronel Palacios compuesto por 16 oficiales, 402 soldados, ametralladoras y morteros. El día 15 de julio, mientras las patrullas y retenes bolivianos daban el parte de "sin novedad", comenzó el primer sondeo paraguayo. La acción del día consistió en movimientos de patrullas y ataques de morteros contra los 172 hombres que contaba Moscoso y que estaban atrincherados al noreste de la laguna donde había comenzado a construir el fortín Mariscal Santa Cruz. La presión continuó el día siguiente. A la tarde, después de un griterío (sapucay) que anunciaba que el ataque paraguayo iba a comenzar (pero que no se produjo), Moscoso comprobó que todas sus fuerzas habían huido hacia Camacho dejándolo solo con apenas 14 soldados. Desesperado se precipitó hacia el enemigo gritando: “¡YO SOY EL COMANDANTE DE LAS FUERZAS, HAGAN CESAR EL FUEGO!", pero los disparos a su alrededor lo volvió a la realidad y buscó refugio junto al cabo Maceda y los demás soldados que seguían combatiendo y no tuvo otra opción que retirarse hacia Camacho alcanzando en el camino a los que habían huido. En el juicio iniciado a posteriori fue liberado de toda responsabilidad.

Resultó incomprensible que durante casi un mes de ocupación y sabiendo con certeza que los paraguayos tomarían las medidas necesarias para recuperar la zona, el Estado Mayor boliviano, que le había dado tanta importancia estratégica a la laguna, hasta el punto de montar todo un andamiaje para engañar a Salamanca, haya mantenido a Moscoso prácticamente aislado (carecía de radio por lo que se comunicaba con estafetas a caballo que tardaban 3 días en ir de la laguna al fortín Camacho), sin instrucciones precisas y sin apoyo de mayores y más capacitados refuerzos. En los días previos al ataque, debido a la escasez de alimentos, tuvo que racionarlos a la mitad y carecía de municiones suficientes para resistir en su posición. El Cnel. Peñaranda fue, en gran medida, el responsable militar de la retirada del Myor. Moscoso.

Responsabilidad del presidente Salamanca

El historiador boliviano Querejazu Calvo resumirá este episodio que dio lugar a una guerra absurda de la siguiente manera:

"El señor Salamanca sabía muy bien que tropas bolivianas habían ocupado territorio detentado hasta entonces por el Paraguay. Si se le mintió o no con la noticia de la fundación de un fortín boliviano, no hace al caso, ya que el señor Salamanca sabía también que esa fundación era del momento, desde luego desconocida por el Paraguay, y hecha con el objetivo de hacerla valer como fundación antigua en un posible alegato sobre los derechos de Bolivia en ese territorio. Lo que se discute es si el señor Salamanca sabía o no que la primera agresión fue de Bolivia contra el Paraguay o viceversa y dado que sabía la verdad al respecto, dejó que la ciudadanía fuese informada en sentido contrario. Para probar que él mismo contribuyó a ello bastará referirse al discurso que pronunció desde los balcones del palacio Quemado, el 19 de julio de 1932, [con motivo de la recuperación paraguaya de la laguna ocurrida 3 días antes] cuando le dijo al pueblo de La Paz: (Querejazu Calvo, 1981, Cap. 2)
“Ciudadanos, hijos de Bolivia, en un momento de verdadera angustia nacional, AL PRESENTARSE UNA NUEVA AGRESIÓN A LA DIGNIDAD NACIONAL, se ha producido esta magnifica reacción que manifiesta la vida y el vigor del patriotismo boliviano. Si una nación no reaccionara ANTE LOS ULTRAJES QUE LE INFIEREN no merecería ser una nación”. (Querejazu Calvo, 1990. p. 29)

Miles de ciudadanos bolivianos que escuchaban su discurso, sin sospechar el engaño, morirían poco tiempo después en la desconocida y árida planicie chaqueña.

Notas

  1. Capdevilla, Luc; Comdés, Isabelle; Richard, Nicolás; Barbosa, Pablo. Los hombres transparentes: indígenas y militares en la guerra del chaco (1932-1935). (2011) Cochabamba. Ilamis.p. 100
  2. Querejazu Calvo, Roberto. "Masamaclay. Historia política, diplomática y militar de la guerra del Chaco". 4 edición ampliada. (1981) Cochabamba-La Paz: Editorial Los Amigos del Libro. p. 142
  3. Cifrado 507: Muñoz, 16/6/1932 hora 16:00 en Ayala Moreira, 1959, p.116
  4. Arze Quiroga, Eduardo. Documentos para una historia de la guerra del Chaco: Seleccionados del archivo de Daniel Salamanca. (1951) Editorial D. Bosco. p. 46
  5. Cifrado 770;La Paz, fecha 17/6/1932 Gral. Osorio a 4ta Div.
  6. Cifrado 930: Muñoz, 19/6/1932, hora 22:30 en Ayala Moreira, 1959, p. 122
  7. Casabianca, Ange-Francois. Una guerra desconocida: la campaña del Chaco Boreal 1932-1935. vol. 3. 2000. Edit Lector. p. 36

Bibliografía

  • Arze Quiroga, Eduardo. Documentos para una historia de la guerra del Chaco: Seleccionados del archivo de Daniel Salamanca. (1951) Editorial D. Bosco.
  • Ayala Moreira, Rogelio. Por qué no ganamos la guerra del Chaco. (1959) Talleres Gráficos Bolivianos
  • Barrero, Francisco. Conducción político-diplomática de la guerra con Paraguay. (1979) Editorial El Siglo.
  • Guachalla, Luis Fernando. Jayucubás. (1978) Editorial los Amigos del Libro.
  • Mercado Moreira, Miguel. Historia diplomática de la Guerra del Chaco. (1966) Talleres Gráficos Bolivianos
  • Moscoso, Oscar. Recuerdos de la guerra del Chaco. (1976) Cochabamba: Ediciones Canelas.
  • Osorio, Juan Antonio. Entretelones de la Guerra del Chaco. (1973) Edit. Don Bosco.
  • Querejazu Calvo, Roberto. Historia de la Guerra del Chaco. (1990) Librería Editorial Juventud.
  • Querejazu Calvo, Roberto. Masamaclay. Historia política, diplomática y militar de la guerra del Chaco. 4 edición ampliada. (1981) Cochabamba-La Paz: Editorial Los Amigos del Libro.
  • Sánchez Guzmán, Luis. Boquerón 1932. (1998) Editorial Dirección de Comunicación Social del Ejército.

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