Gobierno yugoslavo en el exilio (1941-1945)

Gobierno yugoslavo en el exilio (1941-1945)

El Gobierno yugoslavo partió al exilio a mediados de abril de 1941, cuando quedó clara la victoria de Alemania y de sus aliados del Eje en su campaña de castigo. El gobierno acabó por instalarse en Londres y trató de representar al país -en la práctica desmembrado e inmerso en una guerra civil paralela a la guerra mundial- ante los Aliados. Víctima de sus disputas internas y de su incapacidad para controlar los acontecimientos en Yugoslavia, fue finalmente forzado a alcanzar un acuerdo en desventaja con Tito que supuso su desaparición. Fue sustituido por un gobierno de coalición controlado en la práctica por los comunistas yugoslavos.

Contenido

Antecedentes

Vista de Belgrado tras el bombardeo alemán de la ciudad del 6 9 de abril de 1941.Varios miembros del gobierno se contaban entre las 17.000 víctimas.

Ante el deterioro de la situación internacional, el dirigente del Partido Campesino Croata, principal partido opositor, Vladko Maček y el regente Pablo Karađorđević habían alcanzado un acuerdo (el Sporazum) que debía poner fin a las disputas nacionalistas y fortalecer el gobierno.[1] El acuerdo preveía la creación de una nueva banovina (provincia) croata con un gobierno autónomo, la disolución de las cortes del régimen y la celebración de nuevas elecciones libres.[1]

Aunque la disolución de Parlamento se efectuó, nunca se llegaron a celebrar las prometidas elecciones y el acuerdo se realizó basándose en los poderes de la corona según la constitución promulgada por la dictadura real en 1931.[1]

Los británicos, para tratar de evitar una alianza más estrecha entre alemanes y yugoslavos, habían insinuado su apoyo a un futuro cambio fronterizo a favor de Yugoslavia a costa de Italia en la futura conferencia de paz, una vez terminada la guerra, pero lo lograron detener el proceso de acercamiento entre los dos países.[2]

Tras la firma del Pacto Tripartito por el gobierno el 25 de marzo de 1941 en Viena un golpe de Estado prácticamente incruento controlado por algunos oficiales de la fuerza aérea derrocó al gobierno y exilió al regente, proclamando apresuradamente la mayoría de edad del rey Pedro II, seis meses de decimoctavo cumpleaños.[1]

Tropas alemanas en Yugoslavia. El ejército yugoslavo se hundió en pocos días, a pesar de su fama.

Maček, receloso sobre los motivos el golpe que creía hostil al Sporazum, acabó ingresando en el nuevo gobierno del general Dušan Simović con condiciones.[1] Se estableció un amplio gobierno de 22 miembros, que incluía a la práctica totalidad de los partidos no extremistas yugoslavos.[3] Ante la variedad de posturas políticas el nuevo gobierno no pudo tratar temas espinosos que hubiesen podido disolverlo por disputas entre los partidos.[3] La amplitud del gobierno se debía al intento de dar un carácter representativo al mismo, dada la ausencia de un Parlamento electo.[4] Esta variedad de formaciones, sin embargo, impedía tener un programa común.[4]

Simović trató de calmar la furia de Hitler afirmando su intención de respetar todos los compromisos suscritos por Yugoslavia antes del golpe incluyendo el Pacto Tripartito. El dictador alemán, despreciando las garantías del nuevo gobierno, claramente favorable a los Aliados, ordenó inmediatamente la invasión de Yugoslavia.

EL 6 de abril de 1941 la Wehrmacht comenzaba la invasión mientras la fuerza aérea alemana machacaba Belgrado. El Ejército yugoslavo, con 2 millones de soldados y fama de eficaz, fue derrotado rápidamente: el 10 de abril de 1941 se proclamaba el Zagreb la independencia de un nuevo Estado croata,[5] el 12 caía Belgrado y el 17 los restos de las fuerzas armadas yugoslavas capitulaban.[5]

El rey y los restos del gobierno partieron al exilio entre el 14 y el 16 de abril de 1941, para disgusto de Churchill, que hubiese preferido la permanencia de ambos en el país para dirigir la resistencia al Eje.[5] El gobierno no había tenido tiempo de alcanzar un acuerdo sobre futuras políticas, habiéndose centrado simplemente en intentar evitar la invasión.[3] Esta falta de consenso entre las partes que lo formaban fue evidenciándose con el tiempo y debilitó su posición en el exilio.

A su llegada a Atenas el 16 de abril de 1941 el Gobierno reiteró su intención de continuar luchando contra Alemania y sus aliados.[6]

El 4 de mayo de 1941, a su llegada a Jerusalén, el gobierno publicó una declaración en la que afirmaba su compromiso con el Sporazum, como medida para calmar la susceptibilidad croata.[3] De los 22 ministros originales 2 habían muerto y habían sido sustituidos y 5 habían decidido permanecer en Yugoslavia.[3] El frágil equilibrio entre comunidades había comenzado a quebrarse: el principal representante croata, Maček, había decidido permanecer en Croacia, enviando en su lugar al secretario del partido, el extremista Juraj Krnjević; el esloveno Franc Kulovec había fallecido en los bombardeos de Belgrado y el dirigente de la JMO Džafer-beg Kulenović se había pasado al enemigo, convirtiéndose en viceprimer ministro de Ante Pavelić.[6]

Establecimiento en Londres

El gobierno de Simović

Yugoslavia desmembrada. La división teórica del país ocultaba en realidad una guerra civil de múltiples frentes y alianzas cambiantes. La lucha contra el Eje era únicamente una de las contiendas que se libraban, mientras fuerzas de las distintas comunidades combatían entre sí y contra las unidades controladas por los comunistas.

El rey y su gobierno llegaron a Londres a finales de junio de 1941 y fueron recibidos como héroes.[7] El público británico los acogió con gratitud, viendo en ellos los artífices de un sacrificio en favor de la causa Aliada.[7] El ministro de Exteriores Momčilo Ninčić trató desde el comienzo de mejorar las relaciones con las tres principales naciones Aliadas, especialmente con los Estados Unidos, donde parecía existir una gran simpatía hacia los yugoslavos.[2]

Pronto Simović demostró su incompetencia política.[6] Desconfiando de los políticos de carrera,[6] trató de utilizar su popularidad adquirida en el golpe de Estado para formar un gobierno revolucionario alrededor de su persona elegido por él mismo que durase durante toda la contienda.[8] Nada más llegar al Londres trató de reorganizar el gobierno a su medida, quedándose con las carteras ministeriales principales y reduciendo el número de ministros.[8] Los políticos, a pesar de sus diferencias, se unieron contra el primer ministro.[8] Dada su popularidad en el momento, decidieron no exigir aún su destitución al rey.[8]

Las noticias sobre el apoyo indirecto de Maček al nuevo estado croata y el ingreso del ala más conservadora de su partido en el movimiento ustacha generaron inquietud en el gobierno.[9] Cuando se empezaron a conocer las matanzas del régimen croata contra la población serbia se produjo la primer crisis grave entre los miembros del ejecutivo.[9] Krnjević, el principal representante croata, consideró al comienzo que se trataba de mera propaganda y más adelante expresó con dificultad su solidaridad con la víctimas, manteniendo todo el tiempo sus duras exigencias de garantías constitucionales para la autonomía croata, lo que creó malestar entre los ministros serbios.[9] [10] Tras las matanzas los ministros serbios se negaron a reiterar sus apoyo al Sporazum, sospechando de la sincera adhesión a Yugoslavia de los representantes croatas.[9] Por su parte, la intransigencia de Krnjević fue creciendo, considerándose una especie de representante plenipotenciario de la población croata y contribuyendo a la creciente parálisis gubernamental.[9] La falta de confianza entre los ministros, su diversidad de opiniones y la rivalidad con Simović y los militares agravaban la situación del gobierno.[4]

Hasta octubre de 1941 el gobierno yugoslavo no había obtenido noticias de la situación en los Balcanes.[11] Su influencia sobre lo sucedido en Yugoslavia era nula.[11] En el verano se comenzaron a recibir noticias dispersas sobre el movimiento de resistencia del coronel Mihajlović y la propaganda británica y yugoslava se apresuró a convertirle en una figura legendaria.[11] Para los políticos era el sustituto ideal de Simović: un héroe militar que no podía inmiscuirse en el gobierno en Londres.[11]

A finales de 1941 presentaron un escrito al rey acusando a Simović de incompetencia y el monarca lo relevó el 11 de enero de 1942.[8] [12] Los políticos deseaban apartar a los militares del gobierno y se mostraron dispuestos a formar un nuevo gobierno encabezado por el abogado constitucionalista e historiador serbio Slobodan Jovanović, hombre de prestigio.[8] El gabinete de Simović se había mostrado muy desunido y los políticos se habían opuesto a Simović.[12]

El nuevo gobierno nombró ministro de Defensa al general Dragoljub Mihajlović,[12] que dirigía la resistencia monárquica en Yugoslavia, tanto para evitar la interferencia de militares en el Gobierno como para aprovechar el prestigio de la lucha de aquel en su favor ante los Aliados.[13]

El gobierno de Jovanović

El 10 de junio de 1942 el gobierno nombró a Mihajlović jefe del Estado Mayor y le ascendió, nombrándole comandante del ejército yugoslavo en el país, una manera de compensar las escasas fuerzas que combatían con los Aliados en Oriente Medio.[11] La cooperación entre Mihajlović y el gobierno en Londres, sin embargo, no fue fácil, pues este dependía de los británicos para comunicarse con su ministro de defensa y no contaba con medios alternativos y a salvo de la interferencia británica para contactarle.[14]

Jovanović, no obstante, logró comunicar claramente sus órdenes a Mihajlović: evitar entrar en combate prematuramente, lo que podría aniquilar al movimiento y conllevar duras represalias contra la población civil; y concentrarse en reforzarlo, preparándolo para un levantamiento posterior en apoyo de un futuro desembarco Aliado.[15] Sus acciones guerrillera debían atraer al mayor número posible de tropas del Eje, sin por ello poner en peligro su movimiento o a los civiles.[15] Debía además tratar de utilizar sus tropas en el NDH para proteger a la población serbia de las matanzas de los ustacha.[15]

Jovanović, consciente de las diferencia entre los partidarios de Mihajlović y los partisanos yugoslavos de Tito, trató de que llegasen a un acuerdo, quedando estos bajo el mando de Mihajlović. Al fracasar este plan, intentó al menos evitar los enfrentamientos entre ambas fuerzas y que se concentrasen en combatir al enemigo común.[15] Sin ninguna influencia con los comunistas, Jovanović trató de recabar el apoyo de la Unión Soviética y de mostrarse conciliador con los partisanos hasta que estos comenzaron a finales de 1942 su campaña de propaganda contra Mihajlović.[15]

Traslado de población en el NDH. Los abusos y matanzas de los ustachas en el nuevo Estado crearon tensiones entre los políticos del gobierno en el exilio.

El continuo respaldo del gobierno a Mihajlović, a pesar de las noticias de los acuerdos con fuerzas del Eje en algunas regiones de algunos de sus subordinados y la reticencia de otros a enfrentarse a los alemanes e italianos minó su prestigio ante los demás gobiernos Aliados.[15] Las acusaciones de los comunistas contra el ministro de defensa crearon nuevas tensiones en el gabinete.[16]

Desde finales de 1942 el gobierno exiliado se encontró en crisis permanente, incapaz de adoptar una política clara por las desavenencias de sus miembros.[17] Los Aliados, con sus abundantes promesas pero escasa ayuda, tampoco ayudaron al gobierno, que no fue consciente de la importancia secundaria de Yugoslavia en el conflicto general.[18] Gran Bretaña y Yugoslavia no estaban formalmente aliados y el gobierno en el exilio dependía de la benevolencia y subvenciones Aliadas para su supervivencia.[18] Entre septiembre y noviembre la mayoría de los consejos de ministros se centraron en la política exterior del gobierno, que algunos miembros criticaban duramente.[19]

En junio la visita del rey a los Estados Unidos (junio-julio de 1942)[2] produjo la firma de un acuerdo de préstamo y arriendo, una de las medidas de los yugoslavos para acabar con su dependencia original de los británicos.[16] La postura norteamericana sobre las matanzas en el NDH y las acusaciones de colaboracionismo sobre Mihajlović limitaron, empero, el respaldo norteamericano.[16] La actitud estadounidense, sin embargo, parecía en principio favorable, siendo el viaje real un éxito propagandístico.[2]

El mismo mes de junio el gobierno establecía relaciones formales con la Francia Libre, que fueron las mejores que sostuvo con cualquier Aliado, caracterizadas por la franqueza y la cercanía de los dos gobiernos.[20]

Por otra parte, las conversaciones del ministro de Exteriores con el antiguo ministro de Exteriores italiano el conde Carlo Sforza, que trataba de reunir a las fuerzas antifascistas italianas, no fueron bien vistas por algunos colegas de gabinete.[21] El vicepresidente croata Juraj Krnjvić las calificó de traición.[21] Ninčić, en vez de tratar de alcanzar un acuerdo fronterizo con Sforza y sus partidarios, hubo de reafirmar las exigencias territoriales yugoslavas para calmar los ánimos en el gobierno.[21]

Los políticos yugoslavos, que habían mantenido sus diferencias personales y políticas en el exilio, fueron causando la progresiva parálisis del gobierno, incapaz de decidirse por política alguna sin dividirse en facciones.[22] Sus desacuerdos internos hicieron que se mostrase imposibilitado para dirigir a los elementos moderados en Yugoslavia. Esta situación hizo que fuese desprestigiándose ante los británicos.[23]

La primera semana de 1943 el gobierno entró en crisis, que el primer ministro superó gracias a concesiones diversas. El número de ministros se redujo y se trató de recuperar el prestigio del gobierno en Yugoslavia, debilitado por los comunistas, que habían ganado simpatías en las áreas de población mixta por sus acciones contra las matanzas.[23] Los británicos presionaron al gobierno para mostrar unidad, tratar de formar un movimiento de resistencia unificado y proclamar su intención sobre el futuro de Yugoslavia.[23] El ministro de Exteriores, Ninčić, que no había contado con el apoyo de los británicos, fue sustituido en el nuevo gabinete a solicitud de estos, en los que el rey dependía por completo.[24] Jovanović asumió temporalmente el cargo de ministro de Exteriores.[24]

Con el empeoramiento de los choques entre los chetnik y los partisanos, empeoraron las relaciones entre el gobierno yugoslavo, que defendía a los primeros, y el gobierno soviético, que tomó partido por los segundos.[25]

Habiendo preparado la declaración solicitada por los británicos en mayo Jovanović se vio obligado a dimitir por la exigencia de Krnjević de que fuese relevado para otorgar su apoyo a la misma.[26] Jovanović dimitió el 17 de junio de 1943.[26] [27]

El gobierno de Trifunović

Imagen de tropas chetnik, supuestamente bajo control del gobierno en el exilio y fieles a Dragoljub Mihajlović, confraternizando con tropas alemanas. Los acuerdos entre bandas leales a Mihajlović y las fuerzas del Eje minaron el prestigio de Mihajlović y del gobierno en el exilio, que le continuó apoyando.

Tras dos semanas de consultas, el rey eligió como sustituto al veterano político Radical Miloš Trifunović, de 72 años y alejado de la política activa desde 1927.[26] Opuesto al Sporazum, Trifunović era un político de la vieja escuela que anteponía los intereses serbios a los del país en general.[26] El 26 de junio de 1943 formó su gobierno[27] con dos representantes de cada partido. Dispuesto a aprobar la declaración que había causado la caída del anterior gabinete, los representantes del HSS presentaron inmediatamente nuevas peticiones, incluyendo un respaldo explícito al Sporazum que la declaración tuviese que negociarse casi desde el comienzo nuevamente.[26]

Al principal problema de la futura estructura estatal se unieron otros como el nombramiento de embajadores, la petición británica de que el gobierno se trasladase a Oriente Medio o el deseo el rey de casarse.[28] Incapaz de resolver estas cuestiones, Trifunović dimitió el 10 de agosto de 1943 tras apenas mes y medio de gobierno.[28] Concesiones mutuas entre los políticos serbios y croatas devolvieron inmediatamente el gobierno a Trifunović, pero ahora quedó a merced de la benevolencia del rey.[28] La tendencia de este a dejarse influenciar por los políticos y su gusto por inmiscuirse en política le convirtieron en el centro de las maniobras de las facciones.[28]

El monarca agravó el caos de la administración en el exilio con su insistencia por casarse antes del final de la guerra, como recomendaba el gobierno.[28] El gobierno de Trifunović se convirtió así en un mero gabinete de transición hasta que el soberano encontrase otro que aprobase sus esponsales.[29] Ante el ofrecimiento de Simović de formar un nuevo gobierno y el deseo británico de que se crease un nuevo gobierno apolítico que estuviese dispuesto a seguir sus directrices Trifunović aceptó proclamar el compromiso del rey para ganar tiempo.[29] Una vez que lo hubo hecho a finales de julio de 1943, sin embargo, el soberano consideró que ya había logrado lo que deseaba de él y lo sustituyó.[29]

El gobierno de Purić

Božidar Purić, veterano diplomático y antiguo embajador en Francia, formó el nuevo gabinete de funcionarios,[27] dependiente como nunca del favor real.[29] Contrario al matrimonio del rey y al deseo de Winston Churchill de que se prescindiese de Mihajlović, hubo de ceder en la primera cuestión para poder mantener el respaldo real en la segunda.[29] Su gobierno fue el que mayor respaldo dio a Mihajlović, principal objetivo del nuevo gobierno.[29] Su gabinete, completamente dependiente del rey, perdió aún más prestigio ante los Aliados.[30]

A mediados de marzo de 1943, en visita a Londres, los británicos indicaron su deseo de que el rey reorganizase su Gobierno y prescindiese de Mihailović.[31] El embajador británico indicó incluso el apoyo británico a la disolución del gobierno en el exilio, que debería convertirse en una junta de tres miembros que se encargase únicamente de los funcionarios en el exilio.[31] El 18 de marzo de 1943, en una entrevista entre Churchill y el monarca yugoslavo, quedaron claras las diferencias entre ambos acerca de Mihailović y los partisanos: mientras el primero consideraba que el primero reservaba sus fuerzas para luchar más adelante contra los partisanos, el soberano pensaba que mantenía una estrategia que buscaba minimizar las represalias contra la población.[31] El rey se oponía a respaldar a Tito.[31]

El joven rey Pedro II de Yugoslavia, entronizado a toda prisa por los golpistas del 27 de marzo de 1941 se inmiscuyó en la política del gobierno en el exilio, apoyando ora a los políticos ora a los funcionarios, para acabar perdiendo el poder a manos de Tito.
Imagen de la Conferencia de El Cairo de finales de 1943. Esta, junto con la Conferencia de Teherán y la rendición de Italia llevaron a Gran Bretaña a cambiar su política yugoslava, pasando a apoyar definitivamente a Tito frente a los chetniks.

Tratando de acabar con la parálisis del ejecutivo Purić abandonó la declaración de Jovanović sobre el futuro del país, se trasladó a El Cairo (29 de septiembre de 1943)[27] y nombró un embajador en Gran Bretaña.[30] [32] Tanto británicos como yugoslavos se habían mostrado favorables al traslado a Egipto de los segundos.[32] Ante el consejo de posponer el matrimonio, el rey, consciente de la animadversión de los políticos exiliados por Purić y su gobierno de burócratas, le amenazó con sustituirle.[30] El primer ministro hubo de ceder y la boda real se celebró en Londres el 20 de marzo de 1944.[30]

La rendición italiana en septiembre de 1943 y las posteriores conferencias de El Cairo y Teherán en el invierno de 1943 reforzaron enormemente la posición de Tito, debilitando la del gobierno real.[30] El gobierno británico exigió que Purić alcanzase un acuerdo con los partisanos.[30] El 7 de diciembre de 1944, en la primera entrevista tras Teherán, Anthony Eden comunicó a Purić la decisión británica de mantener el reconocimiento del gobierno yugoslavo en el exilio a la vez que respaldaban a los partisanos en Yugoslavia.[33] Tres días después Churchill indicó al rey Pedro su convencimiento del colaboracionismo de Mihailović y su deseo de que fuese retirado del Gobierno yugoslavo.[33]

En la primavera de 1944 los británicos trataron de que Tito reconociese al monarca y que este, por su parte, destituyese a Purić.[34] El rey, alarmado, trató de volver a llamar en su ayuda a los políticos, pero estos no lograron ponerse de acuerdo para formar un nuevo gobierno por las diferencias entre los Radicales y los Demócratas.[34] Churchill sugirió que se nombrase primer ministro al antiguo ban de Croacia y miembro del HSS, Ivan Šubašić, que viajó de Estados Unidos a Gran Bretaña para consultas con el monarca.[34] A pesar de que Šubašić no había tomado posesión y no había decisión ninguna para nombrarle por parte del rey, Churchill decidió comunicar el nombramiento a Tito y a la Cámara de los Comunes, forzando al monarca a cumplir sus deseos.[34] Purić era relevado una semana después del anuncio de Churchill.[34]

El gobierno de Šubašić

Josip Broz Tito, izquierda, principal comandante partisano, logró arrinconar al gobierno real en el exilio gracias a su control del país al final de la guerra. A su derecha se encuentra Koča Popović, uno de sus más destacados generales, en el cuartel general partisano en Drvar.

Šubašić tomó posesión como único miembro de un nuevo gobierno real el 1 de junio de 1944.[34] Dispuesto a negociar con Tito,[35] se le había nombrado con este objetivo, teniendo en cuenta su posición destacada en el HSS, su lealtad a la dinastía, su moderación en comparación con otros políticos croatas y su anterior experiencia en mediar en situaciones complicadas.[35]

Diez días después de su nombramiento voló al Adriático para reunirse en una isla con Tito y tratar de crear un gobierno de coalición.[35] Tito se mostró dispuesto a no tratar el tema de la forma de Estado hasta después de la guerra y Šubašić reconoció que la administración de los partisanos era la única admitida en territorio yugoslavo.[35] El ejército partisano sería el único reconocido como ejército oficial yugoslavo.[35] Šubašić prometió además formar un gabinete de figuras progresistas que no se hubiesen opuesto a la formación de Tito y dedicarse a recabar apoyo para este en el extranjero.[35] El acuerdo se firmó el 16 de junio de 1944, sin que Šubašić hubiese consultado a nadie, ni siquiera al rey.[35] En la práctica el acuerdo constituía una capitulación total ante Tito a cambio de meras concesiones de forma de este.[35]

Tito, izquierda, junto a Churchill en Londres en 1947. Churchill forzó al rey a llegar a un acuerdo con Tito que, en la práctica, supuso el fin de la monarquía y el gobierno en el exilio.

A su vuelta Šubašić formó un gabinete de 5 ministros, incluyendo dos sugeridos por el propio Tito.[35] Mihajlović perdió su tradicional ministerio de defensa.[35] Negándose a reconocer al nuevo gobierno, siguió, sin embargo, proclamando su fidelidad al rey.[35]

En agosto la administración fue purgada de aquellos hostiles a los partisanos.[35] El 29 de agosto de 1944 se le retiraba el cargo de jefe del Estado Mayor a Mihajlović.[35] El 12 de septiembre de 1944 el rey solicitaba por radio el apoyo de la población para Tito.[35]

Desde finales del verano de 1944 la política británica hacia Yugoslavia sufrió un cambio relativo: ante la desilusión de Churchill con Tito en su entrevista de agosto los británicos trataron de mantener una cierta influencia en la situación de posguerra, bien a través de acuerdos sobre zonas de influencia con los soviéticos bien buscando la formación de un Gobierno de coalición que contuviese políticos filobritánicos.[36] Los EEUU, que había apoyado militar pero no políticamente a Tito, mantuvieron su respaldo al gobierno en el exilio a la vez que sostenían militarmente a Tito.[36] La intervención estadounidense en la política yugoslava fue siempre secundaria, y sólo aumentó a finales de 1944 por insistencia de los británicos.[36]

Šubašić se reunió con Tito en Belgrado, rubricando un nuevo acuerdo el 1 de noviembre de 1944.[37] El rey no regresaría al país hasta la celebración de un plebiscito sobre el mantenimiento de la monarquía delegaría sus poderes en una junta de regencia que se nombraría mediante un acuerdo con Tito.[37] Se crearía un nuevo gobierno a partir del de Šubašić y del comité controlado por Tito.[37]

A su regreso a Londres el rey se negó al principio a admitir el acuerdo y despidió a Šubašić el 23 de enero de 1945.[37] Ante la presión británica, hubo de llamarle nuevamente seis días más tarde y aceptar la regencia.[37]

Dos semanas más tarde Šubašić y sus ministros partieron hacia Belgrado.[37] El 7 de marzo de 1945 se formó el nuevo gobierno de coalición en el que Tito controlaba 25 de las 28 carteras ministeriales y desaparecía el gobierno monárquico en el exilio.[37]

Referencias

  1. a b c d e Pavlowitch (1981), p. 90
  2. a b c d Pavlowitch (1984), p. 532
  3. a b c d e Pavlowitch (1981), p. 91
  4. a b c Pavlowitch (1984), p. 539
  5. a b c Roberts (1973), p. 17
  6. a b c d Pavlowitch (1981), p. 92
  7. a b Pavlowitch (1981), p. 89
  8. a b c d e f Pavlowitch (1981), p. 93
  9. a b c d e Pavlowitch (1981), p. 104
  10. Pavlowitch (1984), p. 540
  11. a b c d e Pavlowitch (1981), p. 95
  12. a b c Roberts (1973), p. 53
  13. Pavlowitch (1981), p. 94
  14. Pavlowitch (1981), p. 96
  15. a b c d e f Pavlowitch (1981), p. 97
  16. a b c Pavlowitch (1981), p. 101
  17. Pavlowitch (1981), p. 98
  18. a b Pavlowitch (1981), p. 99
  19. Pavlowitch (1984), p. 542
  20. Pavlowitch (1984), p. 538
  21. a b c Pavlowitch (1984), p. 536
  22. Pavlowitch (1981), p. 107
  23. a b c Pavlowitch (1981), p. 108
  24. a b Pavlowitch (1984), p. 544
  25. Pavlowitch (1978), p. 423
  26. a b c d e Pavlowitch (1981), p. 109
  27. a b c d Pavlowitch (1978), p. 424
  28. a b c d e Pavlowitch (1981), p. 110
  29. a b c d e f Pavlowitch (1981), p. 111
  30. a b c d e f Pavlowitch (1981), p. 112
  31. a b c d Roberts (1973), p. 207
  32. a b Roberts (1973), p. 138
  33. a b Roberts (1973), p. 178
  34. a b c d e f Pavlowitch (1981), p. 113
  35. a b c d e f g h i j k l m n Pavlowitch (1981), p. 114
  36. a b c Roberts (1973), p. 294
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Bibliografía


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