Arqueología y el Libro de Mormón

Arqueología y el Libro de Mormón

Desde la fundación del movimiento de los Santos de los Últimos Días, varios escritores mormones han intentado usar la arqueología para apoyar sus puntos de vista sobre los orígenes del Libro de Mormón.

Todos los grupos incluidos en dicho movimiento religioso consideran el Libro de Mormón como un texto sagrado inspirado. Así mismo, los estudiosos que adhieren al mismo aceptan la idea de que la gente descrita en el Libro de Mormón vivió en algún lugar del actual EE. UU. La mayoría de los estudiosos mormones más importantes han coincidido en este punto desde la publicación del Libro de Mormón.[1]

La mayoría de los mormones consideran el libro como histórico, aunque reconocen que el propósito del libro no puede haber sido el de reseñar la historia del pueblo descrito allí.[2] Si bien los estudiosos han observado que hay información histórica dispersa por todo el libro, las autoridades de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) subraya que el Libro de Mormón es, ante todo, una obra religiosa.[3]

Contenido

Investigación arqueológica en la América precolombina y el «Libro de Mormón»

Una gran cantidad de datos se han acumulado a lo largo de más de dos siglos de investigación arqueológica en el continente americano. Mientras la arqueología en América no está tan desarrollada como en el Viejo Mundo, se han establecido puntos de vista sobre las civilizaciones precolombinas, sus tecnologías y movimientos así como su historia. Esto incluye las civilizaciones mesoamericanas como los olmecas, mayas y zapotecas, que florecieron aproximadamente durante el periodo de tiempo que el Libro de Mormón indica que ocurrieron.

Algunos investigadores mormones actuales sugieren que los jareditas podrían haber sido los olmecas y que parte de los mayas habrían sido nefitas y lamanitas. Otros indican que las civilizaciones del Libro de Mormón son los pueblos de los túmulos de América del Norte. El Libro de Mormón está clasificado como literatura del género «constructor de túmulos» del siglo XIX.

Los hallazgos arqueológicos decimonónicos de túmulos que aparecen mencionados en el Libro de Mormón no son intepretados por la principal academia como pruebas de la historicidad o divinidad del Libro de Mormón. Esta evidencia se ve por los principales investigadores como una mera corriente que apoya la evidencia arqueológica apoyada en la Biblia. Investigadores bíblicos y no religiosos generalmente están de acuerdo en los asentamientos bíblicos (incluyendo la geografía) mientras que no concuerdan en cuanto a su historicidad.

Declaraciones organizativas en relación con el Libro de Mormón

Instituto Smithsonian

El Instituto Smithsonian emitió una declaración oficial en 1996 y otra en 1998 que consideraba el Libro de Mormón como "un documento religioso y no una guía científica", y que "no encontró ninguna evidencia arqueológica para apoyar las pretensiones [del libro]". A principios de los 80, circularon informes en la cultura mormona que indicaban que el Libro de Mormón estaba siendo utilizado como guía para la investigación arqueológica.

National Geographic Society

La National Geographic Society (sociedad geográfica nacional de Estados Unidos), en una carta de 1998 al Institute for Religious Research (instituto para la investigación religiosa) afirmó que «Arqueólogos y otros académicos han probado durante largo tiempo que el pasado del hemisferio y la sociedad no conoce ningún hallazgo que apoye al Libro de Mormón».[4]

Creencias culturales de los Santos de los Últimos Días sobre la arqueología del «Libro de Mormón»

Opiniones tradicionales sobre la población del Nuevo Mundo

Muchos miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días creen que los israelitas viajaron a América. Según Dankenbring, se han encontrado utensilios hebreos de fecha precolombina por todo el continente, como placas con los Diez Mandamientos.[5] También existen similitudes sorprendentes entre el idioma y la cultura de algunos pueblos nativos de América con los de los antiguos hebreos.[5] Eso probaría la influencia judía en América.[5]

En los inicios de la Iglesia, sus seguidores creían que los tres grupos mencionados en el Libro de Mormón poblaron ellos solos en breve tiempo América del Norte y del Sur, por entonces vacía.[6]

La opinión de los estudiosos mormones sobre la población del Nuevo Mundo

Los mormones hace tiempo que adoptaron una visión más crítica sobre la creencia de que no había presencia de pueblo alguno en el Nuevo Mundo en el momento de la llegada de Lehi.

  • En 1927, Janne Sjodahl declaró que «los estudiantes del Libro de Mormón deberían quedar advertidos del error de suponer que todos los indios americanos son descendientes de Lehi, Mulek y sus compañeros».[7] Sjodahl también sugirió que la población jaredita pudo no haber sido destruida del todo.
  • En 1938, una guía de estudio del Libro de Mormón editada por la iglesia señalaba que «el Libro de Mormón trata solo de la historia y expansión de tres pequeñas colonias que llegaron a América y no niega ni refuta la posibilidad de que hubiera otras inmigraciones de las que sus escritores serían probablemente desconocedores».[8]
  • A partir de 1952, el escritor mormón Hugh Nibley sostuvo incansablemente que era equivocada la creencia de que no había otros pueblos presentes en el Nuevo Mundo en el momento de la llegada de Lehi.
  • En 1980, Hugh Nibley, al referirse a las pruebas arqueológicas, afirmó que la idea de un Nuevo Mundo vacío representaba una «lectura simplista» del Libro de Mormón.[9]
  • Este modelo geográfico y de población se publicó formalmente en la revista oficial de la iglesia editar] Influencia de los artistas de los mormones sobre la percepción popular

    Los artistas mormones han influenciado la percepción popular de lo que muestra exactamente el Libro de Mormón. Algunas ediciones del Libro de Mormón incluyen una serie de dibujos del artista mormón Arnold Frieburg que se hicieron con la idea de ilustrar determinados sucesos de la narración.[10] Los nefitas aparecen como individuos musculosos vestidos con corazas de estilo romano y llevan grandes espadas de acero tradicionales. En una escena en la que se muestra a Mormón y al capitán Moroni observando la batalla final, Moroni aparece con un casco metálico provisto de grandes cuernos y una cresta. En otra escena distinta, el capitán Moroni aparece con un casco con cresta y una coraza metálica y está rodeado de guerreros que sostienen grandes espadas de metal.

    En un retrato de Helamán guiando a sus dos mil guerreros, Helamán se muestra a horcajadas de un enorme caballo que, a su vez, lleva un casco con cresta. Y sin embargo, en el Libro de Mormón no aparece que los caballos fueran animales que se utilizaran para cabalgar o para entrar en batalla.

    Esfuerzos de los mormones para establecer la arqueología del Libro de Mormón

    Primeras tentativas

    Muchos mormones han tratado de analizar el texto del Libro de Mormón para utilizarlo como una guía para hallar sitios arqueológicos. Aunque algunas de estas primeras tentativas se hacían con una sincera intención, al final llevaron a una mayor confusión sobre el tema debido a los dudosos estudios. Algunos han fundamentado sus conclusiones en datos arqueológicos que se consideran fraudulentos[11] Esto ha supuesto que en los últimos años muchos expertos mormones se hayan mostrado muy cautelosos respecto al trabajo de otros investigadores de los mormones sobre el tema. John Sorenson dice que «los propios estudiosos de los SUD [mormones, ‘santos de los últimos días’] han atacado a los aficionados inexpertos».

    Postura moderna

    Los investigadores mormones han propuesto algunos sitios que ellos consideran candidaturas probables para los lugares arqueológicos de Oriente Medio que se mencionan en el Libro de Mormón. Por el contrario, el Libro de Mormón no ofrece datos igualmente claros para lugares arqueológicos en América, lo que hace más complicada la investigación en el hemisferio occidental. Tras la confusión creada con las primeras tentativas de establecer una arqueología del Nuevo Mundo, las mayoría de los expertos mormones han adoptado ahora una postura distinta. Se trata de analizar los hallazgos arqueológicos para después encontrar paralelismos con la información del Libro de Mormón. Si bien los expertos mormones no han encontrado una prueba indisputable de la historicidad del libro, sí que han reunido una gran cantidad de lo que ellos creen que es material que apoya los escritos del libro.

    Además de la búsqueda de pruebas físicas positivas, algunos expertos mormones, como John L. Sorenson, están acumulando un importante número de estudios que tratan de aplicar la técnica de «cuerpo y sangre» a las culturas del Libro de Mormón. Este método se vale de lo que los autores llaman «conocimiento contextual» para establecer el entorno histórico. El objetivo es determinar los lugares y las épocas en que sucedieron los acontecimientos del Libro de Mormón.[12]

    A partir de mediados de los años 1950 la Universidad Brigham Young, de propiedad de la Iglesia, ha venido patrocinando (bajo la enseña de la Fundación Arqueológica del Nuevo Mundo o NWAF en inglés) un gran número de excavaciones arqueológicas en Mesoamérica, centrándose sobre todo en el periodo mesoamericano conocido como preclásico (antes de ca. 200 a. C.).[13] Los resultados de ésta y otras investigaciones, aunque han sacado a la luz datos arqueológicos de importancia, no han conseguido una aceptación general por parte de arqueólogos del Libro de Mormón no pertenecientes a los mormones.[14] Sin embargo, sí que han logrado un mayor respeto hacia las labores arqueológicas de los mormones en este campo.[15]

    Estudios genéticos

    El Libro de Mormón cuenta que el pueblo de Jared, formado por varias familias de la Torre de Babel, que emigraron a América desde el Viejo Mundo antes de la época de Abraham un grupo que incuía a la familia de Lehi (la familia de Ismael, Zoram y posiblemente otros que emigraron a América desde Jerusalén hacia el 600 a. C.; y otro grupo (el pueblo de Mulek) que emigró desde Jerusalén a América ocho años después. El Libro de Mormón no hace ninguna afirmación abierta con respecto la migración o a la no migración de otros grupos a América, aunque un párrafo introductorio agregado al libro, con el que comenzaba con la edición 1981, identificó a los lamanitas como los «antepasados principales de los indios americanos».[16]

    Muchos son los que han examinado los datos genéticos existentes para determinar su relación con la gente descrita en el Libro de Mormón. Se han desarrollado varios estudios en los cuales se examinaba ADN de indígenas americanos modernos a fin de determinar los orígenes de los americanos nativos. Algunos autores han publicado trabajos en los que postulan que los actuales estudios de antropología genética basada en el ADN no sostienen el Libro de Mormón.[17] [18] Otros investigadores advierten del peligro de utilizar la genética para tratar de probar o rechazar la historicidad del Libro de Mormón diciendo que no existen genes originales y que sería improbable rastrear el ADN israelita aunque lo tuviéramos.[19] [20]

    Apologética y arqueología

    El diccionario Webster define la «apologética» como un ‘discurso argumentativo sistemático en defensa’ de una postura. Numerosos investigadores creyentes en el Libro de Mormón han desviado su atención a finales del siglo XX desde la apologética a los estudios. Este cambio ha dado como fruto generalmente mejores investigaciones entre los creyentes al centrarse los investigadores más en las respuestas reales que en las polémicas argumentativas, aunque irónicamente este cambio ha proporcionado materiales mejores a los propios apologetas. De hecho, una reciente publicación evangélica se lamentaba de la falta de investigación seria que se correspondiese con la «sofisticación y la erudición» de los estudios apologéticos de los mormones.[21] Para los investigadores del Libro de Mormón la arqueología y el Libro de Mormón ya no se sostienen solamente en el debate de la apología contra el escepticismo, sino que se apoya más bien en un interés por investigar seriamente el propio Libro de Mormón.

    He aquí algunas de las razones específicas por las que muchos apologetas mormones no dan demasiada importancia a la apologética basada en la arqueología:

    1. La Iglesia de los Santos de los Últimos Días no aconseja la conversión por medio del razonamiento sino la conversión por medio de la fe y la revelación personal.
    2. Aunque se han establecido ciertos consensos, los estudios del Libro de Mormón aún están en su inicio.
    3. Tanto investigadores de los mormones como investigadores ajenos suelen cometer errores de concepto por los siguientes motivos:
      • Casi toda la investigación arqueológica moderna de mesoamérica data del periodo posterior a la narración del Libro de Mormón. El Libro de Mormón narra sobre todo la vida de los nefitas y su idioma, religión y cultura que se fueron deteriorando con el tiempo.
      • Algunas interpretaciones del texto del Libro de Mormón sugieren que puede haber habido otros pueblos y culturas en las mismas tierras en el mismo periodo (si bien el libro se centra en los pueblos provenientes del Antiguo Mundo), seguramente grandes poblaciones y numerosas culturas distintas.[22]
      • El Libro de Mormón dice que los lamanitas persiguieron y destruyeron a los nefitas que quedaban, así como los restos de su civilización y cultura.
    4. No existen referencias geográficas que se puedan relacionar con otras referencias del Libro de Mormón tras la época de Cristo que puedan ser identificadas bien por su descripción o por su relación con otros sitios. Las que aparecen antes de las «grandes destrucciones» que tuvieron lugar en el Libro de Mormón tras la muerte de Jesús no ofrecen suficiente detalle para permitir su identificación.

    Estado de la investigación arqueológica

    Recientemente se descubrió la primera evidencia arqueológica del Libro de Mormón. El Libro de Mormón describe la ciudad de Nahom en 1 Néfi 16:34. Como la arqueología del Oriente Medio es mucho más avanzada que la arqueología de la Mesoamérica, es lógico que el primero vestigio arqueológico del Libro de Mormón se encuentra en el Viejo Mundo. La descripción del viaje de Leí en el desierto de Arabia, dado en el Libro de Mormón, fue suficiente para identificar a la región donde debe estar la ciudad Nahom. Cuando miraron, encontraron las ruinas de una antigua ciudad con el mismo nombre. El Libro de Mormón afirma que Ismael fue enterrado en Nahom (1 Néfi 16:34). Curiosamente, hay muchas tumbas encontradas entre las ruinas.

    Durante más de doscientos años de investigación arqueológica americana se han acumulado un gran número de datos. Aunque la exhaustividad de estas investigaciones se resiente en comparación con la arqueología del Viejo Mundo, sí que se ha logrado una introspectiva considerable respecto a las civilizaciones precolombinas y sus tecnologías, sus movimientos y su historia. Entre ellas están las civilizaciones mesoamericanas originarias, como la maya, la olmeca y la zapoteca (preclásicas), las cuales tuvieron su esplendor aproximadamente durante el periodo en el que se estima que ocurrieron los hechos del Libro de Mormón.

    El Libro de Mormón describe tres civilizaciones densamente pobladas, semialfabetizadas y tecnológicamente avanzadas.[23]

    El documento describe principalmente a los nefitas y los lamanitas que estuvieron en el continente americano desde el 600 a. C. hasta el 400. También describe el ascenso y la caída de la nación jaredita, que existió en América desde la época de la Torre de Babel (que muchos eruditos estrictos de la Biblia datan entre el 3100 a. C. y el 2200 a. C.) hasta el 400 a. C. Algunos discuten que los datos y los instrumentos de estos pueblos no parecen estar relacionados con la descripción que ofrece el Libro de Mormón sobre las antiguas civilizaciones[24] Otros ven aquí una muestra de pruebas que en su opinión corroboran el relato del Libro de Mormón. No obstante, muchos consideran que la arqueología de Norte y Sudamérica aún sigue siendo un campo de estudio en desarrollo.[25]

    Estimaciones de la población

    Aunque el libro no afirma explícitamente que estas tres civilizaciones fueran las únicas que poblaron las antiguas Américas, la mayoría de los estudiosos mormones han interpretado que algunas partes del texto indican la presencia de otros grupos de personas con las que tuvieron contacto y cuyos orígenes no aparecen definidos.[22] Aunque el libro no ofrece estadísticas completas sobre la población, existen pistas sobre el número de personas de la civilización nefita en distintos momentos de su historia. Cuatro siglos después de la llegada del grupo de Lehi, la pequeña colonia nefita de Zeniff es atacada por los lamanitas en una batalla en la que supuestamente murieron tres mil cuarenta y tres lamanitas. (cfr. Libro de Mormón, Moses 9:18). En el 87 a. C. se dice que en una batalla murieron más de diecinueve mil nefitas y lamanitas. En uno de los momentos que se describen de la historia, algunos estudiosos mormones calculan que la población descrita en el Libro de Mormón oscilaba entre 0,3 y 1,5 millones de personas.[26] Por ejemplo, el Libro de Mormón asegura explícitamente que en una sola batalla junto al monte Cumorah se asesinó a unos 130.000 soldados de uno de los bandos. Se estima que hacia el 385 el número de soldados nefitas muertos era casi de un cuarto de millón.[27] La civilización jaredita era probablemente mucho mayor: la guerra final que destruyó a la civilización jaredita mató al menos a dos millones de soldados (cfr. El Libro de Mormón, Ether 15:2).

    El uso y la disputa de las evidencias arqueológicas existentes

    El Libro de Mormón afirma que existían pueblos precolombinos que eran blancos, cultos, que conocían antiguas lenguas del Viejo Mundo y tenían sistemas de escritura derivados del Viejo Mundo (p.ej. 1 Nefi 13:23 y ss.). Fundieron y fabricaron armas de hierro, acero y latón (p.ej. Ether 7:9; 10:23). Tenían caballos y ganado domesticados, carros (p.ej. Alma 18:9). La población se extendía por «toda la tierra». La civilización descrita en estos pasajes y en muchos otros del Libro de Mormón deberían ofrecer ciertos tipos de descubrimientos en los anales arqueológicos precolombinos.[28] Algunos consideran que la falta de evidencia sobre las civilizaciones del Libro de Mormón constituye un problema para el propio libro. Los escritores mormones arguyen que se está formando un creciente corpus de pruebas sobre la autenticidad del libro. Estas pruebas, sin embargo, no son aceptadas por la mayoría de arqueólogos.[29]

    Si nos basamos en las estimaciones de población del Libro de Mormón, las civilizaciones descritas tendrían aproximadamente el tamaño de algunas otras civilizaciones arqueológicamente prominentes: la egipcia, la griega, la romana y la maya, que también estaba en su apogeo en la época de las civilizaciones del Libro de Mormón. De estas culturas han quedado numerosas muestras en forma de ruinas, tumbas, templos, pirámides, carreteras, arcos y muros, frescos, estatuas, jarrones, monedas, etc.

    Los escépticos plantean que si hubieran existido en el Nuevo Mundo unas civilizaciones a tan gran escala y de tan larga vida como las que se mencionan en el Libro de Mormón, entonces deberían de aparecer pruebas físicas irrefutables de sus restos en los anales de la arqueología americana.

    Evidencias en el «Libro de Mormón»

    • No se hace mención a variaciones climáticas, tales como nieve, frío u otro elemento atmosférico; por tanto se asume que el clima era benigno, tropical en el mejor de los casos.
    • Nefi y otros mencionan que existían dos grandes aguas y una estrecha tierra y su locación es un estrecho sector que dividía en dos la locación, la tierra de desolación hacia el norte que se extendía y la tierra hacia el sur. El único sector que se asemeja a estas locaciones está justo al norte de la península de Yucatán.
    • Se menciona al País de la Abundancia. Muchas culturas (entre ellas la olmeca reconocía entre sus locaciones a la Tierra de la Abundancia.
    • El Libro de Mormón arroja evidencias de que ya existían otros asentamientos en la llamada Tierra Prometida.
    • En el Libro de Mormón se mencionan ríos que tenían nombres como Sidón, y parajes hermosos y paradisíacos como el paraje de Mormón.
    • El Libro de Mormón se refiere a ciudades de cemento que aparecen de cuando en cuando, las ciudades mayas son de cemento arcilloso.
    • La escritura usada por estos pueblos y que se registraba en planchas era el egipcio reformado. No se han hallado restos de esta escritura.
    • Se hace mención a espadas, cascos y otros elementos protectores, tales como petos y escudos. Los mayas usaba unas espadas de madera con obsidiana incrustada.
    • Se hace mención a caballos, pero se observa que tanto los Nefitas como Lamanitas no los usaban domésticamente. Los europeos trajeron los caballos a América recién durante la conquista.

    Conclusiones preliminares

    • Se le ha dado poca importancia a realizar estudios arqueológicos que prueben la veracidad del Libro de Mormón. Ya que las expediciones arqueologicas serias buscan evidencias sobre una determinada cultura, en este caso no servirian para dar la razon o desmentir un texto fruto de una «revelación mística».
    • Supuestamente, la única ciudad encontrada hasta el momento es la ciudad de Nahom. Lo que se tiene en la actualidad es un altar ubicado en un templo (Bar'an), en Márib en las inmediaciones de Yemen, con una inscripción «NHM». Dado que en las lenguas semíticas las vocales no suelen escribirse, por lo que la pronunciación depende del contexto, los estudiosos mormones creen que NHM equivale a NaHoM, ciudad de que habla el Libro de Mormón.
    • No se ha encontrado ninguna inscripción egipcia, la cual pudiera corresponderse con los caracteres de ´´egipcio reformado``de Joseph Smith. En tiempos de Smith recién comenzaba el descifrado los jeroglíficos y Smith desconocía esos datos, de hecho cuando se le propuso traducir un texto egipcio antiguo fue incapaz de hacerlo.[30] En las escasas copias del texto del Libro en su grafía original, los caracteres no presentan semejanzas con las escrituras usuales en Egipto; jeroglífica, hierática o demótica.
    • Las pirámides edificadas a lo largo de América, podrían ser un indicio de influencias egipcias. Sin embargo esta tesis, que es sustentada también por algunos escritores, no tiene en cuenta las profundas diferencias entre las pirámides egipcias y las mesoamericanas, su distancia en el tiempo y la presencia de construcciones piramidales en otros lugares del mundo (por ejemplo la Pirámide de Xi'An en China). La pirámide es una estructura sumamente estable y fue utilizada por casi todas las culturas antiguas, que fueran de origen egipcio no es más que un lugar común ya desmentido por la investigación.
    • No se han encontrado copias antiguas del Libro del Mormón o inscripciones relacionadas. Si bien según los mormones el libro fue revelado y luego «llevado al cielo» (a diferencia de los libros de la Biblia), lo cierto es que no existe ningún testimonio epigráfico de las supuestas culturas nefitas o lamanitas.
    • No se ha encontrado, tampoco, ninguna mención histórica de las personas que se citan, excepto aquellas que ya eran conocidas por los textos bíblicos.

    Los estudiosos mormones responden que las pruebas de estas civilizaciones ya se han hallado y que lo que ocurre es que la principal corriente de la comunidad de arqueólogos no desea aceptarlas. Los escritores mormones señalan la existencia de patrones de asentamientos que parecen corresponderse con los que indica el Libro de Mormón, tanto en el lugar como en el tiempo.[31] La arqueología científica rechaza estas imputaciones ya que no es su tarea confirmar, o negar, textos religiosos;[32] ésta consiste en describir e interpretar las sociedades a través de sus restos materiales, desde ese punto de vista ningún hallazgo arqueológico coincide con los datos culturales del Libro.[33]

    El desafío de determinar una localización geográfica del Nuevo Mundo

    No existen grupos que investiguen de primera mano la arqueología del Libro de Mormón aparte de la comunidad académica mormona. No se ha producido hasta el momento un hallazgo arqueológico aceptado por la comunidad arqueológica no mormona como prueba irrefutable de que el Libro de Mormón tiene una conexión histórica con los americanos nativos.


    Véase también

    Notas

    1. Para un informe general sobre las principales teorías y su evolución véase a summary en el sitio web de la BYU.
    2. Faust, 1983
    3. Faust, 1983
      Es importante saber qué no es el Libro de Mormón. No es en general una historia, si bien mucho de su contenido sí es histórico... George Q. Canon decía que «el Libro de Mormón no es un manual de geografía. No fue escrito para enseñar datos geográficos. Lo que explica sobre la situación de distintas tierras y ciudades... supone por lo general una observación casual relacionada con las partes doctrinales e históricas de la obra». (Juvenile Instructor, enero de 1890, pág. 18). Y entonces, ¿qué es el Libro de Mormón? Pues es una prueba confirmatoria del nacimiento, la vida y la crucifixión de Jesús y de su obra como mesías y redentor. Nephi escribe sobre el Libro de Mormón: «Todos los extremos de la Tierra, escuchad estas palabras y creed en Cristo; y si no creéis en estas palabras, creed en Cristo; y si creéis en Cristo, creeréis en estas palabras, porque son las palabras de Cristo» (2 Ne. 33:10).
      James E. Faust, The keystone of our religion.
    4. IRR.org.
    5. a b c William F. Dankenbring: Pruebas de la existencia de antiguos utensilios hebreos en América.
    6. Esta postura ya solo la mantienen unos cuantos en la actualidad. Muchos de los lectores del Libro de Mormón aceptan que América ya estaba poblada por pueblos anteriores, pero en cambio piensan que estos nuevos grupos habrían ejercido una «gran influencia» sobre el estilo de vida y la cultura de los pueblos americanos.
    7. James M. Sjodahl: An introduction to the study of the Book of Mormon. Salt Lake City: Deseret News Press, 1927.
    8. William BERRETT, Milton HUNTER, et al.: A guide to the study of the “Book of Mormon” (pág. 48). Salt Lake City: Department of Education of the Church of Jesus Christ of Latter-day Saints, 1938.}}
    9. Hugh W. Nibley: The «Book of Mormon» and the ruins: the main issues. Provo (Utah): Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, 1980.
    10. Podemos encontrar una descripción y unas muestras de estos dibujos en The “Book of Mormon” paintings of Arnold Friberg. Meridian Magazine, sin año.
    11. Brant Gardner: Too good to be true: questionable archaeology and the “Book of Mormon”. The Foundation for Apologetic Information and Research, sin año.
    12. Smith, 1997, p. 259-260
    13. New World Archaeological Foundation, online collections at BYU.
    14. Citing the lack of specific New World geographic locations to search, Michael D. Coe, a prominent mesoamerican archaeologist and professor emeritus of anthropology at Yale University, writes: «As far as I know there is not one professionally trained archaeologist, who is not a mormon, who sees any scientific justification for believing [the historicity of The Book of Mormon], and I would like to state that there are quite a few Mormon archaeologists who join this group» (Michael D. Coe, en la revista Dialogue: A Journal of Mormon Thought, 1973).
    15. Michael COE: «Mormons and archaeology: an outside view» (pág. 41-46), en la revista Dialogue: A Journal of Mormon Thought, 1973. Michael Coe notes, «There can be no question that the BYU sponsored New World Archaeological Foundation's program has been an unqualified success. Its twenty years of excavations and exploration in Chiapas have put that state on the archaeological map and have established one of the longest and best archaeological sequences for any part of the New World. Credit for this goes to the foresight of [Thomas Stewart] Ferguson and the original directors, but especially to the first-class [LDS] archaeologists who have carried out the program. First and foremost among them, I would name Gareth W. Lowe, who has been field director for a number of years and who has established himself as the outstanding expert in the field of Formative Mesoamerica. And full praise must be given to the generosity and wisdom of the [LDS] Church leadership in providing financial backing for the foundation. 'Mormon archaeology' is no longer something that brings chuckles in Gentile circles».
    16. Véase la introducción al Libro de Mormón.
    17. Uno de los que más han afrontado el reto de comparar el ADN con el Libro de Mormón es el Dr. Thomas W. Murphy.
    18. Southerton, 2004
    19. Los genetistas han observdo la dificultad de utilizar la genética en este campo por una serie de razones. Algunas de estas razones son la falta de conocimiento sobre la descendencia de Sariah (o de otros del grupo de Lehi), que no tenemos acceso al ADN de aquel periodo (Israel del 600 a. C.) o que desconocemos qué otros grupos se habrían mezclado con éstos (o en qué proporción lo habrían hecho). Para mayor información véase Whiting, Michael F (2003). «DNA and the Book of Mormon: A Phylogenetic Perspective». Journal of Book of Mormon Studies (Maxwell Institute) 12 (1):  pp. 24-35. http://farms.byu.edu/display.php?table=jbms&id=311%20Michael%20F.%20Whiting. 
    20. Para el problema de la ausencia del gen israelita para establecer comparaciones y la imposibilidad de realizar pruebas de ADN para relacionar algunos grupos véase Butler, John M (2006). «Addressing Questions surrounding the Book of Mormon and DNA Research». FARMS Review (Maxwell Institute) 18 (1):  pp. 101-108. http://www.farmsresearch.com/display.php?table=review&id=601. .
    21. «Mormon scholarship, apologetics, and evangelical neglect: losing the battle and not knowing it?», artículo en la revista Trinity Journal, 1998.
    22. a b Sorenson, 1992
    23. Véase por ejemplo Jarom 1:8 donde se describe una maquinaria avanzada, Mosiah 8:5 y Mosiah 25:5 donde se habla de la semi-alfabetización de los nefitas] y Helaman 3:8 and 16 que describe la enorme población de las tribus lehitas. Referencias parecidas se pueden encontrar en relación con los jareditas, para las cuales remitimos a las civilizaciones del Libro de Esther [1]
    24. Krakauer, Jon (2003). Under the Banner of Heaven. Doubleday. pp. 68. ISBN 0-385-50951-0. 
    25. Wirth, Diane E (1990). «Are the Mormon Scriptures Reliable?». FARMS Review (Provo, Utah: Maxwell Institute) 2 (1):  pp. 209-13. http://maxwellinstitute.byu.edu/display.php?table=review&id=47.  «José Smith señaló que la verdad surgirá de la tierra y yo espero que veamos en el futuro cosas que harán creer al “Tomás incrédulo” que el Libro de Mormón es ciertamente un documento histórico y tangible. La arqueología mesoamericana se encuentra en su niñez si se la compara con las numerosas excavaciones de los yacimientos egipcios. Cualquier arqueólogo mesoamericano admitiría que aún tenemos mucho que aprender, sobre todo en relación con los años que abarcan el periodo preclásico en el cual se sitúa la mayor parte de la historia del Libro de Mormón».
    26. Smith, 1997, p. 280
    27. Givens, 2002, p. 139
    28. Southerton, 2004, p. 156
    29. Coe, Michael D (Summer 1973). «Mormons and Archaeology: An Outside View». Dialogue: A Journal of Mormon Thought. 
    30. El caso del Libro de Abraham. Véase:http://www.irr.org/mit/espanol/libro-abraham-res.html Una versión mormona del mismo tema: http://barriomiramar.blogia.com/2010/080402-los-facsimiles-del-libro-de-abraham-figura-por-figura-roberto-vinett.php
    31. Sorenson, 1985, pp. 96-137
    32. Por ejemplo, y ante falsas alegaciones, véase la carta del Instituto Smithsoniano acerca de la arqueología y el Libro del Mormón: http://www.rickross.com/reference/mormon/mormon16.html
    33. La National Geographic Society también ha sido consultada al respecto, en este sitio puede leerse (en inglés) una copia de su respuesta.

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